El ciervo
Creía que el Supremo no se iba a atrever, pero en el fondo sospechaba que sí podía
Dos mujeres hablando en el bus: Tengo el congelador lleno de ciervo y jabalí. Pero a mí el ciervo no me gusta, dice una. ¿Y ... el jabalí? El jabalí, solo un poco. A mí, el jabalí, me gusta estofado. Pues a mí, lo que me pasa con el ciervo es que me da pena. Una vez leí un poema titulado los ojos del ciervo. Y cuando como ciervo, me acuerdo del poema. Y me imagino los ojos del animal mirándome con inocencia. Y se me bloquea el píloro. Quiero decir que se me bloquea el estómago. Que no puedo tragar. Y así es la vida: tienes el congelador lleno de ciervo y no te lo puedes comer. Quien dice ciervo, dice cualquier otra cosa. Te regalan un saco de apio, pero a ti no te gusta el apio. A ti te gusta el chocolate. Pero nadie te regala chocolate, ¿verdad que no? Te regalan higos. Y resulta que los higos te caen mal, Lutxo, le digo. Y me dice que a él no le ha caído mal lo del Supremo. Que se lo esperaba.
En fin, estamos ahí, un día más, en la terraza del Torino, hablando de todo un poco, y le digo: Pues yo creía que no se iban a atrever. Lo creía o quería creerlo, no sé. Pero me lo decía y me lo repetía a mí mismo una y otra vez. No se van a atrever, no pueden. Me lo repetía varias veces al día, en serio, ¿no es gracioso? Todos los días. Me decía: Es imposible. Trataba de convencerme a mí mismo con todo tipo de argumentos racionales. Lo está viendo todo el mundo, me decía. Sería muy grosero. Pero claro, el hecho mismo de insistirme yo tanto con ese pensamiento obviamente ansioso denotaba que, de un modo inconsciente, en el fondo del horno, sospechaba que sí. Que podían. Que claro que podían atreverse. Así que tampoco a mí me ha extrañado tanto el fallo, Lutxo. Todo esto tiene algo de cacería y tiene algo de farsa. Es a la vez teatro y violencia. Ya lo conocemos, es muy español.
Desde fuera, lo ven mejor. Pero en todas partes cuecen habas. Casualmente, estaba viendo una película americana de juicios y McConaughey, el abogado defensor, en un momento dado, dice: Todo dependerá de la composición del jurado. Una frase que se repite mucho. El mismo hecho, con otro jurado, tendría otra sentencia.
Es la historia del mundo. Hay épocas calmadas y otras menos. La arrogancia y la crueldad del poder suelen exhibirse con especial impudor en épocas de odio. Asumámoslo. No obstante y por consiguiente, lo que ya se ha visto, lo que ha sido descubierto, ya no puede ignorarse. Aunque se finja. Ese es el camino de la conciencia. Y la conciencia es común. El 'homo sapiens' como especie no puede oscurecer lo que ya es conciencia colectiva, Lutxo, le digo. Y me suelta: Esperemos que sea para bien.
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