Ángeles de fuego
Son las 5.00 AM, Los Ángeles. Escribo, borracho de una ciudad embriagadora. Donde todo es atractivo y amenazante. Una ciudad inabarcable, cicatrizada con autopistas ... de 8 carriles en cada sentido, sin sentido alguno. Como si todos fueran a ninguna parte. Como si tan solo estuvieran 'yendo'.
Veo tierra quemada. Una catástrofe que despertó a una ciudad insomne. Un infortunio por una (mala) suerte de carambolas. Hubo recortes municipales a los bomberos, que precisamente se encargan de hacer que haya agua en las bocas de incendios y de retirar la maleza acumulada en las colinas angelinas. Maleza que fue la mecha perfecta para una tormenta de fuego. Y ahora, la ciudad llora porque el cielo no llorase lo suficiente. Y espera una reconstrucción que llegará lentamente porque quienes podrían 'arreglarlo' todo… temen salir de casa y que alguien los deporte.
Pero aquí también puedes entrar en el coche de 'Cazafantasmas', sentarte en el sofá de 'Central Perk', ver el reloj que recibió un rayo en 'Regreso al futuro', tener una reunión en la torre Nakatomi de 'La jungla de cristal' (en realidad es el edificio Fox) o hablar de negocios en una sala con vistas a un 'Parque Jurásico'.
Una ciudad que lo tiene todo y parece no tener nada. Que vive como si no hubiera un mañana, porque hoy es suficiente. En la que a veces hay más cartón piedra fuera que dentro de los estudios de cine. Ciudad que sobreactúa, donde podrás representar el papel de tu vida. Una ciudad en la que los ángeles aún se afanan por ahuyentar los demonios que la asaltan cada noche. Una ciudad que celebra unos de los mejores atardeceres del mundo. Una ciudad que o haces tuya… o te odiará para siempre. Yo he decidido quererla.
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