«Un documental entretiene y aporta más que una película»

–El amor es el tema central de miles de canciones, poesías, películas,... pero resulta imposible dar una definición única.

–Es un sentimiento que todos hemos experimentado de una forma u otra a lo largo de nuestra vida. Con esta documedia, porque es un documental pero con muchas dosis de humor, buscamos un acercamiento al término desde un punto de vista artístico pero también científico con la Terapia Focalizada en Emociones (TFE), una técnica con un éxito muy elevado en la resolución de conflictos de pareja.

–Hay muchas personas que creen que hay que ha llegado la hora de acabar con el ideal de amor romántico que vende el cine.

–Puede ser, pero de la necesidad de apego y de sentirse querido nunca nos vamos a poder desprender porque es una necesidad básica como comer o dormir. En la infancia la suele cubrir la familia, y en la edad adulta, habitualmente la pareja.

–Los que no tienen pareja, ¿pueden sentirse identificados con la película?

–Claro, porque en algún momento de su vida habrán tenido y pueden aprender cosas que les hagan pensar porqué no han funcionado. Y los que nunca hayan tenido pareja, quizá también entienden los motivos.

–¿Cómo surge la idea de un documental tan complejo, que condensa horas y horas de terapia?

–Es una idea pionera en España, si no me equivoco. Tengo la suerte de que mi socia además es mi pareja y hace años participamos de un taller que se llamaba 'Abrázame fuerte' y en el que pudimos comprobar lo beneficios de esta técnica. Ahora se ha presentado la oportunidad de acompañar el proceso con parejas reales y nos pareció muy interesante.

–¿Por qué el documental, en este país, sigue siendo considerado el hermano pequeño del cine?

–Porque hay perjuicio por parte de las salas y la industria, aunque las cifras de espectadores de mis anteriores trabajos superan las de muchísimas películas. Personalmente reivindico el documental con mayúsculas y no me creo menos cineasta cuando hago un documental que cuando dirijo una película. Los documentales también pueden divertir, hacer reír y llorar, como un largometraje, pero además te aportan una visión sobre la vida y un viaje emocional más potente que la simple ficción.

–La decisión de autoproducirse, ¿es intencionada u obligada?

–Me da mucha más libertad porque no dependo de que nadie me marque plazos ni línea editorial. Esa es la ventaja, aunque también es cierto que la contrapartida es disponer de menos medios económicos.

–Tener dos premios Goya, ¿abre puertas?

–Al día siguiente de ganar el premio tienes que levantarte otra vez a currar. Este año, sin ir más lejos, me han negado fondos para tres proyectos. La clave pasa por mantener la humildad y no olvidar nunca que el cine es un oficio de pasión.

–¿Apostar por la cultura es también hacerlo por salas pequeñas como la de Miranda?

–Sin duda. No podemos pretender que todo el mundo vaya a Madrid a ver nuestros estrenos y en España hay mucho porcentaje de población que no vive en grandes capitales. También tenemos que defender el derecho de acceso a la cultura de toda esa gente.