
Txikon abre el Mendietxe Museo, un «delicioso paseo» por la historia de la montaña
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«Todas las piezas han escrito su propia historia en la montaña aunque algunas son realmente históricas», asegura el montañero de LemoaR. Melero
Martes, 5 de noviembre 2024, 07:26
No hay ninguna pieza que sobresalga sobre otras. Todas ellas tienen un valor incalculable». Alex Txikon (Lemoa, 1981) habla a corazón abierto de lo que supone el Museo Mendietxe, lo que le ha costado -a él y un grupo de amigos y colaboradores- y lo ... que quiere que sea. Resulta un paseo maravilloso, una caminata deliciosa, una travesía primorosa por parte de los grandes hitos del montañismo. Del Nanga Parbat al club Lagun Onak de Azpeitia de montañismo; desde el peligroso K-2 -la montaña sagrada para los pakistaníes- al pico Fitz Roy en los Andes. Da igual ser un experto montañero o un simple curioso. Lo que se expone en Mendietxe Museoa atrapa a cualquiera por la historia que lleva detrás.
Posiblemente sea la mejor colección de Europa que versa sobre el montañismo. Miles de piezas, artículos, objetos que llevan «una historia implícita cada uno de ellos», como dice Txikon. «Es que no me puedo quedar con ninguna, todas ellas han escrito su propia historia en la montaña aunque algunas son realmente históricas. Piezas inigualables».
La exposición se enclava en el antiguo convento de las Esclavas del Sagrado Corazón de Azpeitia, una edificación del siglo XIX que ha sido remodelada por completo para poder adaptarla a las necesidades que requiere un proyecto museístico. «En dos días han salido 26 furgonetas con cosas que había en el convento», relata Mikel, representante de la familia Soraluce Elorza, dueños del inmueble.
La amistad forjada con Txikon, al que ha acompañado en varias de sus expediciones, junto a otros agentes que han querido colaborar con la asociación sin ánimo de lucro Mendiaren Etxea, desemboca en este museo. Cuenta con tres espacios, uno que alberga la colección histórica, otro de la trayectoria profesional de Alex Txikon con sus objetos personales y otros que ha recogido en sus expediciones y viajes, y un último con fauna del mundo, ideal para la visita de los más pequeños, obra del taxidermista Ramón Garoz.
Así, el visitante que llegue a Mendietxe Museoa podrá viajar en el tiempo a través de una colección que incluye esquíes, cascos, gafas, crampones, bastones, botas, raquetas, arneses, más de 250 piolets entre los que destaca uno que perteneció a François Simon, más de 100 mazas de escalada y otros objetos de diferentes épocas del alpinismo.
«Hemos trabajado con coleccionistas privados y repasado todas las webs y contactos privados en busca de elementos que hemos considerado que podían ayudarnos a crear una de las colecciones más especiales que hay a nivel estatal», explica el montañero lemoarra. Y ciertamente hay objetos de un valor incalculable. «Me atrevería a decir que los esquíes, piolets y mazas de escalada más antiguos de España están aquí junto a tres trineos: uno de caballos, otro de perros y un último que data de 1777 que era usado por la nobleza».
Repasar los artículos que hay muestra lo que se puede encontrar el visitante a este museo como por ejemplo tiendas de campaña que fueron utilizadas por Reinhold Messner -la primera persona en escalar las cumbres de los 14 ochomiles-, una telecabina de la primera estación de esquí de España, un telesilla del Terminillo que fue inaugurado por Mussolini o el primer traje del ejército alemán de montaña que data de 1914.
También elementos en papel de alto valor como una postal original firmada por Mallory e Irvine o una página de un suplemento a color del periódico Times con las firmas de Edmund Hillary y Tenzing Norgay.
Obviamente, hay un emotivo recuerdo también a todos aquellos que dejaron su vida en la montaña, como la mochila que portaba Beñat Arrue, fallecido tras hollar el Pumori (7.671 metros) junto con otros cuatro compañeros de cordada y que se expone en el museo Mendietxea. El recuerdo para el club Lagun Onak de Azpeitia está latente y la intención de todo esto es que «perdure», en palabras de Mikel Soraluce. «Que exista todo esto cuando no estemos nosotros aquí».
La intención de Alex Txikon y los responsables de Mendietxea Museoa es que pueda abrirse al público, aunque no hay todavía una fecha prevista. «Lo hemos hecho todo esto con el corazón y a base de mucha esfuerzo, pero necesitamos ahora ayuda de entidades privadas e instituciones para que se pueda abrir al público a diario», desea el montañero vizcaíno al hablar de su proyecto más emotivo.
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