Un día de preparativos en Katmandú, en un invierno primaveral por ahora
La expedición de Álex Txikon al Manaslu continúa con su trabajo para afrontar la ascensión a la octava montaña más alta de la tierra
Mientras el temporal arrecia en Euskadi, la expedición al Manaslu disfruta en Katmandú de un invierno primaveral que permite a sus miembros incluso comer en el jardín del hotel. Aunque la ociosa imagen quizás pueda parecer un poco engañosa. El equipo empleó el día en realizar todas las comprobaciones del material, ver el estado de las tiendas -montaron y desmontaron a los largo del día una quincena de ellas- chequear el botiquín…
Alex Txikon aprovechó también para cerrar los ultimos trámites burocráticos y logísticos con su agencia local con la que viene trabajando en los últimos años, Seven Summit Treck. En los diez años de existencia de esta empresa, se ha convertido en la gran dominadora del mercado de expediciones. Cuenta con 350 sherpas en nómina y acapara más de la mitad de todas las expediciones que se organizan cada año a los ochomiles del Himalaya. Fue creada en 2010 por tres hermanos sherpas, verdaderos visionarios, Mingma y Dawa, cuya ambición personal ya demostraron cuando se convirtieron en 2011 y 2013 en los primeros sherpas en terminar los 14 ochomiles y Tashi, que sigue siendo la persona más joven en hollar el Everest sin oxígeno, cuando contaba con 19 años.
La visita a la agencia le sirvió también a Txikon para recabar más datos sobre el estado del Manaslu. Y las noticias son buenas. Este año está siendo muy escaso de precipitaciones y apenas hay nieve en sus laderas, al menos a día de hoy. Las temperaturas también están siendo hasta cinco o seis grados mas altas de lo normal. En este caso, el dato tiene una doble lectura. La positiva es que la vida en el campo base y el trabajo en la montaña será más cómodo para todos; y la negativa es que el 'calor' puede incrementar de forma notable el riesgo de avalanchas.
También ayer se produjo el encuentro de la expedición con el miembro que faltaba, Simone Moro, que por fin pudo viajar a Nepal tras los problemas que retrasaron un día su vuelo. Pese al cansancio del viaje, el italiano no se quiso perder la barbacoa organizada en el hotel por el resto de expedicionarios para recibirle
