Una expedición solidaria, ecológica y tecnológica
Sus años de experiencia ochomilista en países como Nepal y Pakistán han formado en Alex Txikon una conciencia social y ecológica que ahora desarrolla en sus viajes
A sus 38 años, Alex Txikon ha pasado la mitad de su vida viajando por todo el mundo en busca de montañas. Principalmente a Nepal y Pakistán, los dos países donde se asientan las 14 cumbres más altas del planeta, pero también en Sudamérica, África, Oceania… Este periplo vital - «la cumbre es el camino», recuerda siempre que puede- ha desarrollado en el alpinista vizcaíno una fuerte conciencia humanitaria y ecológica que está empeñado en desarrollar en sus expediciones.
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La del Manaslu es un claro ejemplo, reflejado ya en el propio oficial del proyecto: Manaslu-EKI 2021. Hace referencia a la Fundación EKI, con quien Txikon lleva años colaborando. Se trata de una entidad que centra todos sus esfuerzos en suministrar fuentes de energía eléctrica autónoma (principalmente solar fotovoltaica) a centros educativos, de salud, y de interés social en países en vías de desarrollo.
Como ya se hizo el año pasado en la expedición al Everest, de la mano de Fundación EKI se entregarán medio centenar de bombillas solares. Esta vez Txikon y su equipo las repartirán entre las familias de la región del Makalu, recientemente afectada por un seísmo. «Una bombilla cambia radicalmente la vida una familia. Nosotros no nos damos cuenta ni lo valoramos porque lo tenemos incorporado a nuestra vida como algo normal, con un simple clic, pero para estos pueblos tener luz por la noche significa un cambio radical, como que, por ejemplo, los niños y niñas puedan hacer los deberes y aprender a leer y escribir o simplemente jugar…»
En esta línea, el compromiso de Txikon y de todo el equipo es aprovechar la energía limpia del sol para la electricidad del campo base, evitando así el uso de generadores que funcionen con combustible fósil, y tratando de buscar el menor impacto posible en el medioambiente. «En un campamento base hoy en día se utilizan muchos dispositivos que necesitan energía: baterías, teléfonos, radios, ordenadores, estaciones meteorológicas, drones… pues bien, esta vez no vamos a emplear ni un litro de combustible», explica Alex Txikon. «La verdad es que es todo un reto para nosotros, pero creo que necesario y posible. El año pasado en el Everest lo demostramos al estar más de 50 días en el Campo Base sin echar mano del queroseno en ningún momento», recuerda.
Esta energía limpia la proporcionarán dos instalaciones de placas solares, la del año pasado del Everest y una nueva; ambas proporcionadas por Fundación EKI. Una vez concluida la expedición, una de ellas la donarán a algún centro escolar de la zona. «Tenemos que aportar nuestro granito de arena a la población local, que no cuentan, ni mucho menos, con las comodidades que nosotros tenemos. Y, por supuesto, cuidar el medioambiente» indica Txikon.
Sin botellas de agua
La utilización del agua será otra de las aportaciones más novedosas de esta expedición. Con la ayuda de Aquadat, una 'startup' que ayuda a gestionar el agua de manera más sostenible (económica, social y medioambientalmente), Txikon y el equipo filtrarán toda el agua resultante de la fusión del hielo y la nieve antes de su consumo para hidratarse de manera segura. Para ello se servirán de filtros de agua de 0,1 micrones que eliminan los organismos nocivos como bacterias 99,999% y protozoos como giardia y criptosporidium 99,9%, superando las normas EPA, sin utilizar productos químicos u otros dispositivos.
«Ningún miembro de la expedición consumirá agua embotellada. Según los cálculos que hemos hecho junto a Aquadat, partiendo de consumo medio de cuatro litros de agua diarios, a lo largo de la expedición calculamos que vamos a dejar de utilizar unas 4.000 botellas de litro. Si todas las expediciones a Everest hicieran lo mismo se evitaría la generación de 125 toneladas de plástico al año en su campo base» explica Txikon. Además, a lo largo de la expedición se harán batidas en torno al campo base, uno de los más sucios de los ochomiles, según quienes lo conocen, para la recogida de residuos, que se bajarán al finalizar la misma.
Adicionalmente, Aquadat realizará análisis calidad de aguas de manera remota vía satélite, lo que complementado con la sonda multiparamétrica que lleva la expedición, permitirá analizar la calidad del agua de Katmandú y del parque natural del Manaslu. También se recogerán muestras para analizar en laboratorio los contaminantes emergentes (compuestos químicos fruto de la actividad humana, que han sido hasta el momento ignorados, y que son potencialmente nocivos para la salud humana y el medio ambiente; y microplásticos, que ya se han descubierto incluso en la cima del Everest. Todos estos datos son fundamentales no ya para Nepal, sino para todo el planeta si se tiene en cuenta que se estima que la cordillera del Himalaya es la fuente natural de agua para el 25% de la población mundial.
Por último, en el campo base se llevarán a cabo labores de filtrado y tratamiento de aceites alimentarios y orina con el objetivo de minimizar la huella de la expedición en su entorno. «Nuestra mera presencia ya es un elemento contaminador en el Himalaya. La misma orina es un ejemplo, se filtra en el glaciar y en algún momento puede llegar a ser ingerida. Nuesta obligación es que nuestro paso repercuta lo menos posible en esos hábitats casi vírgenes», añade el alpinista.
Línea social
La expedición Manaslu EKI tendrá, además, una marcada línea social, ya que junto a los Supermercados BM y la empresa de distribución de medicamentos Cofares, a través de su Fundación Cofares, llevarán más de doscientos kilos de productos nutricionales infantiles y más de cien kilos de material médico que repartirán entre la población local en un proyecto coordinado con la fundación SOS Himalaya, con la colaboración de Mail Boxes.
Por último, se mantendrá la acción que lleva desarrollando en los últimos meses Alex Txikon, 'Encuentros de Altura'. Desde el inicio de la pandemia, y de la mano de CaixaBank y Fundación la Caixa, el alpinista viene realizando semanalmente charlas digitales con residencias de mayores que se encuentran confinadas. En el Manaslu, Txikon mantendrá este proyecto y periódicamente enviarán vídeos desde el Manaslu a estas personas mayores en donde les contará cómo trascurre la expedición. «Es algo que me llena muchísimo y me encanta», destaca Txikon.