El Gordo del Niño llega a Bilbao a través del camping de Haro

El Gordo del Niño, que se vendió íntegramente en la administración de lotería de Muro del Carmen, en Logroño, deja un buen puñado de euros en Haro, a donde llegó de la mano de Adela Barriocanal. Durante años al frente del Cesto, uno de esos bares de casta que atendía en la Calle Lope de Vega, junto al hospital de Siervas de Jesús, se apuntó al número 41665 que ha venido compartiendo desde entonces con un grupo de amigos, incluso al hacerse cargo del bar del camping de Haro hace apenas tres años.

Pues bien. La constancia se ha convertido en su mejor aliada, porque por la localidad jarrera, también por Anguciana y hasta Bilbao, rulan «unos trece o catorce décimos» del primer premio que vienen a suponer entre 2,6 y 2,8 millones de euros, que no está nada mal. Sobre todo, destaca desbordada de alegría Adela, porque «ha tocado a gente de Haro, a la que le va a venir bien este pellizo. ¿Alegrón?», se pregunta a sí misma al cuestionarle cuál es el estado de ánimo que le genero tener noticia de lo que estaba pasando a través de Vega, otra de sus amigas y también afortunada en este día de Reyes. «No. Es un superalegrón».

Curioso. En Benidorm, punto de escala hacia Punta Cana, donde iba a disfrutar de unas merecidas vacaciones con su esposo, Moisés Álava, disfrutaba de un viaje en submarino a la hora del sorteo, y le apuntó a su cónyuge que este año, por primera vez, no oirían la cantinela de los niños de San Ildefonso. «Van a cantar nuestro número cuando estemos en el submarino», sumergidos en el Mediterráneo, vaticinó Moisés.

Lo clavó.

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