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Mireya López
Jantour | Restaurantes

La vieja mercería renace como bar de barrio

Una inquieta hostelera rescata una antigua tienda de costuras en la esquina de Sanfran y Arechaga para convertirla en vermutería y despacho de gildas

Domingo, 21 de septiembre 2025, 19:21

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Durante décadas fue un lugar de encuentro para las mujeres del barrio de La Palanca. Entraban a comprar un ovillo de lana, un carrete de hilo o un dedal, pero se quedaban un ratito a compartir confidencias. Porque, además de mercería, la tienda de Mari era un espacio seguro y discreto para las conversaciones femeninas. La persiana de aquel comercio histórico bajó hace unos años, pero ahora una mujer del barrio la ha vuelto a levantar. Hoy, la vieja mercería vuelve a ser un espacio de encuentro, esta vez en torno a unas gildas y una copa de vermú.

La inquieta hostelera detrás del proyecto se llama Yoli Gibaja aunque, desde que se puso tras la barra de la antigua mercería, la gente ha empezado a llamarla Mari. Ella se lo toma con humor mientras despacha la siguiente ronda de marianitos preparados. Llevaba años fogueándose en bares de Miribilla, antes de reunir las fuerzas para emprender el que es su primer proyecto propio.

G. Elejabeitia

El oficio le corre por las venas: su padre era Martín Gibaja, gran embajador de la cocina mexicana en Bilbao y ella y sus hermanos se han pasado la juventud currando como camareros en los restaurantes por los que él iba pasando. Esa experiencia se nota desde que uno cruza la puerta, en la sonrisa y la buena disposición que muestra Yoli, incluso en los picos más intensos de trabajo.

Gildas y otras banderillas

La reforma del local es obra del estudio de Raquel Lázaro, que al transformar aquel refugio femenino en un espacio luminoso y abierto a la calle, ha tenido la delicadeza de mantener el cartel original. Ese encuentro entre San Francisco, Aretxaga y Marzana se está convirtiendo poco a poco en una suerte de Ledesma alternativa, gracias a un puñado de bares y restaurantes haciendo las cosas razonablemente bien.

G. E.

Yoli no ha querido complicarse demasiado la vida: un bar de poteo, con el vermú como protagonista y una barra de banderillas para pasar el trago. En un planteamiento tan sencillo, la clave está en escoger bien los ingredientes: ella rastrea conserveras locales en busca de buenas anchoas y bonito, el pulpo lo compra en una pescadería de Rekalde, el pan es de Labeko...

Para los vinos sigue la misma máxima con una carta concisa, más hecha para contentar al poteador frecuente que para epatar a los 'winelovers'. El vermú preparado de la casa lleva una combinación de dulzores y ginebras sobre una base de Martini y nada de naranja, pero Yoli se resiste a dar más detalles de esta receta secreta. El otro secreto para ganarse el cariño de los vecinos en unas pocas semanas es su manera de hacer barrio al rescatar un espacio del recuerdo y devolverlo al presente, con alegría y vermú.

G. E.

Con arte

Hasta hace unos meses, las persianas de la antigua tienda de costura de Mari lucían los rostros de algunas de las mujeres del barrio, una intervención de la artista Ainhoa Resano. Al reformar el local se han tenido que cambiar las persianas, pero Yoli Gibaja quería que el trabajo de Resano para reivindicar la memoria de las mujeres de La Palanca siguiera teniendo visibilidad en el local, por eso lo ha decorado con imágenes de mujeres de los 60 y 70 intervenidas con lanas rescatadas de la mercería.

La Mari de Sanfran

  • Dirección: Arechaga, 8. Bilbao.

  • Intagram: @lamaridesanfran

  • Precios: Caña: 2,90 €. Vermú preparado: 3 €. Banderillas: 2,20 - 2,50 €. Sobao con anchoa: 2,20 €.

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