Cita gastronómica a los pies del Anboto

Izorne Luengo, gerente del restaurante Akebaso, e Íñigo Fuertes, excelente cocinero, llevan trabajando juntos desde noviembre de 2005, cuando Fernando Canales, estrella Michelin, se hizo cargo del caserío del siglo XVII ubicado en Atxondo a los pies del Anboto. El Akebaso está construido en piedra y la madera de su interior le confiere un aspecto de ensueño para la celebración de todo tipo de eventos como bodas, comuniones, comidas familiares y con amigos. En su exterior dispone de un amplísimo espacio con vegetación: jardines, manantiales y bosques, una hermosa terraza, una zona de juegos para los más pequeños y una huerta que trabajan para autoabastecerse en la medida de lo posible. En su interior albergan dos comedores con capacidad para 200 comensales.

Izorne Luengo es una de esas jefes de sala que ya no quedan, atenta y profesional. Estudió secretariado y comercio internacional y comenzó en la hostelería en el año 2000 en el restaurante Gilda de Madrid, que dirigía Canales. Ha trabajado en el Refor de Amurrio, el Meaztegi Golf, donde aprendió mucho de lo que sabe junto a Mari Carmen González, que forma parte de las mejores páginas de la hostelería vasca. Al frente de la cocina está el algorteño Íñigo Fuertes, magnífico cocinero y apasionado del submarinismo y la pesca; muchos de los pescados que sirven en el restaurante los ha pescado él mismo en alguna de sus aventuras marinas. Íñigo estudió en la Escuela de Hostelería de Leioa antes de trabajar en el Etxanobe, Zuria, Meaztegi de la Arboleda y Tamarises.

En el restaurante Akebaso ofrecen diferentes menús y carta y se come magníficamente. El festín puede comenzar con unas cremosas croquetas de txistorra que recuerdan a las que hacía Salva en La Terraza de Algorta. También alcachofas a la brasa con perlas de trufa o tataki de salmón, cortado en lonchas muy finas marinado en remolacha y vodka, con huevas de trucha, puré de guacamole y sal de aceituna negra. O ensalada de pulpo a la brasa, patata rota con arbequina y alioli de miel, donde el pulpo tiene el punto perfecto. Para continuar, mollejas de cordero fritas, con el punto crujiente adecuado, acompañadas de boletus confitados o caracoles en una gustosa vizcaína con jamón, chorizo y huevo cocido.

Entre los pescados, según mercado, encontramos besugo, cogote de merluza o rodaballo, marcados a la plancha y terminados al horno. Y kokotxas de merluza en su pilpil o bacalao brasa, pilpil o vizcaína. Los carnívoros disfrutarán con el rabo deshuesado, dulce de manzana y chips de boniato o chuletón de ganado mayor, Y de postre, tostada casera de pan brioche con naranja y helado de quesos y cítricos o la tarta de queso, de sabor potente, cremosa y fluida. Cuenta con una amplia carta de excelentes vinos.

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