Sibo, la dolencia intestinal de moda
Esta alteración del intestino delgado por 'invasión de bacterias' se suma a la legión de intolerancias y procesos inflamatorios crónicos
José Enrique Campillo
Médico, catedrático de Fisiología y experto en Nutrición y Alimentación
Miércoles, 3 de septiembre 2025, 21:39
Nuestros intestinos pueden albergar numerosos 'bichos' de diferentes formas y tamaños. Algunos de ellos son beneficiosos para nuestra salud, como las bacterias que constituyen nuestra flora intestinal o microbioma. Otros pueden ser perjudiciales y producirnos infecciones o parasitosis intestinales. En general, los microorganismos beneficiosos suelen estar alojados en la parte final del intestino, en el intestino grueso o colon. Allí se encargan de digerir parte de los alimentos que no se han podido digerir en los tramos anteriores de nuestro intestino, fundamentalmente, la fibra vegetal.
En el estómago y en el intestino delgado hay pocas bacterias y cuando abundan nos ocasionan problemas de salud. Por ejemplo, si en el estómago crecen unas bacterias que se llaman helicobacter pilori nos ocasionan ardores, gastritis e incluso úlcera de estómago.
El intestino delgado es la parte del aparato digestivo en la que se digieren y absorben la mayor parte de los alimentos que ingerimos. Cuando abundan las bacterias en el intestino delgado se desencadena un problema intestinal que se conoce con el nombre de Sibo. Estas iniciales en español significan «Sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado». Es una alteración que se suma a la legión de intolerancias y procesos inflamatorios crónicos que afectan a tantas personas en la actualidad.
Síntomas
Esta proliferación excesiva de bacterias en el intestino delgado puede deberse a diversas causas como operaciones intestinales o procesos inflamatorios como la enfermedad de Crohn y otras causas.
Los síntomas son característicos: sensación de hinchazón del vientre, diarrea o estreñimiento, dolores y gases y mal absorción de nutrientes que puede ocasionar deficiencias nutricionales. El diagnóstico es sencillo, se le da a beber una solución de lactulosa y se mide la composición de los gases que eructa (metano, hidrógeno).
Prescripción
Normalmente el médico prescribirá un tratamiento mediante antibióticos que eliminen ese exceso de bacterias en el intestino delgado. Pero es necesario acompañarlos de una dieta baja en Fodmaps. Esta es una dieta antiinflamatoria intestinal que consiste en evitar aquellos alimentos fermentables (F), como los oligosacaridos (O) que abundan en cebolla, ajo, puerro, espárragos, alcachofas, lentejas, garbanzos, plátanos muy maduros, nueces y trigo. También hay que evitar los disacáridos (D), como el azúcar y la lactosa y bebidas y alimentos que las contengan, como los lácteos y la miel. También los monosacáridos (M) que abundan en algunas frutas muy dulces. Y finalmente evitar los polialcoholes (A) que abundan en algunas frutas y vegetales, pero sobre todo son componentes de numerosos edulcorantes artificiales. Son alimentos anti Fodmaps, por ejemplo, chía, quinoa, avena, kiwi, cítricos, piña, fresas, plátano verde, vegetales de huerta como tomate, berenjena, lechuga, calabacín, pepino y zanahoria. Son muy beneficiosos el orégano, la canela y la menta. Y en algunas ocasiones se recomiendan probióticos como chucrut y yogures naturales.
Evidentemente hay que suprimir durante el tratamiento toda comida ultraprocesada y bebidas carbónicas azucaradas. Aquellos que padezcan Sibo deben ser diagnosticados y tratados por el especialista. No obstante, las dietas bajas en Fodmaps son útiles cuando transitoriamente padecemos un malestar intestinal con hinchazón, gases y dolor, por ejemplo, a causa de unos días en los que hemos tenido una alimentación poco saludable o inhabitual (viajes, estancias en el pueblo familiar).