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Una mujer fotografía a dos amigas frente a la fachada de la catedral de León. Carlos S. Campillo

León, la ciudad de los mil bares

La urbe de la primorosa catedral y los frescos de San Isidoro bate récords de tascas por habitante. Y ponen tapas gratis

Elena Sierra

Lunes, 30 de abril 2018, 15:52

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Desde primeros de año León, la capital, presume de título. Y no tenía pocos, al menos extraoficialmente: ya era conocida por la catedral y la luz de las vidrieras, por la Capilla Sixtina del románico que son los frescos de la colegiata de San Isidoro, y en su día, con la apertura del Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, el MUSAC, hasta se convirtió en capital del arte contemporáneo. Tenía fama, desde siempre, por sus tapas, esa ración de productos de la tierra -normalmente embutidos, patatas, sopas de ajo y demás cositas clásicas y sabrosonas-, que se ponen sobre la barra de forma gratuita cada vez que el cliente pide una consumición.

Y durante todo 2018, esa dedicación en cuerpo y alma a la comida se vende bajo el paraguas de Capital Española de Gastronomía 2018 con el lema 'León, manjar de reyes', con una agenda de actos, talleres y concursos que se puede consultar en la web turismocastillayleon.com. Así que parece un buen momento para volver al Barrio Húmedo, aunque no solo. Porque hay en León, dicen, cinco locales por cada mil habitantes (la media española es de 2,8 por cada mil). Esta tasa increíble tiene hasta su coplilla: «Hay en León tabernas tantas/ que su número me espanta». Es decir, que es imposible que estén todos en las callecitas de la parte vieja por muy grande que ésta sea.

El punto neurálgico es la plaza de San Martín, la confluencia de muchas calles estrechas y sembradas de bares, y el turista se suele quedar en ella, pero existen otros muchos puntos que merece la pena patear. La plaza del Grano, sin ir más lejos. O de Santa María del Camino, que es como se llama la iglesia que hay allí. Más de una vez los vecinos han tenido que decirle al Ayuntamiento que ese empedrado antiguo no se toca, por muy molesto que resulte para los pies de ahora, porque le da carácter al lugar que no se puede conseguir de ninguna otra manera. Amplia, con soportales en alguno de los lados y con una vinoteca-restaurante, El Grifo, en la que la carta de 'bebibles' no desmerece el entorno. Un paseo posterior permite ver trozos de la muralla y hasta subirse a ella.

Dónde ir

  • El Chorco Hay que salir del Barrio Húmedo, pasar San Isidoro, el parador y el MUSAC para llegar a Eras de Revuelta, donde se encuentra El Chorco. El nombre es el de una tapa clásica en el bar: un rollito de jamón york relleno de queso y rebozado. En la barra, para elegir, las patatas fritas y una gran variedad de tostas, entre las que destacan la de morcilla leonesa y la de queso con cecina.

  • Jamón, Jamón Estarán ya loncheando embutido como posesos los de este bar pequeñito en el que cada bebida se acompaña de la tapa más completa de la zona, y de calidad, que nadie se equivoque. Chorizo, jamón, cecina, salchichón y queso. Más o menos esa suele ser la combinación que se sirve en un platillo se pida lo que se pida. Los productos están a la venta en el mismo local.

  • Racimo de Oro En el corazón del Barrio Húmedo, el de las tapas, se puede comer sentado, de cuchara, en un edificio del siglo XVI que hunde sus pilares en el XII -ahí está la bodega-. Si se quiere catar el cocido típico (garbanzos, verduras, morcilla y chorizo), el lechazo al horno con patatitas, la cecina y el bacalao al ajoarriero, este es un buen sitio.

  • El Rincón del Gaucho A esta gente no le hace falta modernizar ni la tasca ni la oferta de tapas para ponerse de bote en bote. Con cada consumición, se puede elegir entre el potecito de sopas de ajo, la gaviota o, para entendernos, una corteza de cerdo rellena de ensaladilla rusa y un platillo de patatas con picadillo. Para quien no se llene, el picadillo, la morcilla o el mixto de ambos puede pedirse por raciones.

Fuera del casco antiguo, por la zona de la Avenida de Ordoño II, el ensanche del siglo XIX, han plantado un local posmoderno de estética industrial, el Tribeca Snack Bar (Pasaje de Burgo Nuevo), que quiere trasladar a la ciudad el ambiente neoyorquino. La comida muta aquí: de la cocina de siempre a los nachos, las patatas con bacon y queso y las hamburguesas de todo tipo. Por probar, se prueba, que para algo se hace el viaje.

Lujo patrimonial

De vuelta a la ciudad real, se debe pasar por el Museo de León, en la Plaza de Santo Domingo, 8. Un euro cuesta adentrarse en la historia y en el que es el museo más antiguo de la provincia, ya que fue fundado en 1869 a partir de la desamortización decimonónica y del origen de la arqueología local. La sede actual es un edificio de la década de los años 20 del siglo pasado que tiene su aquel y recorrerlo descubre el patrimonio leonés desde distintas perspectivas, además de rescatar del olvido a tribus de las que quedan, como legado, tan solo vasijas y lápidas (es lo que ocurre con los vadinienses, un pueblo curioso que dejó lo mejor de sí en los epitafios).

Cómo llegar

  • León A 300 kilómetros de Vitoria y 350 de Bilbao.

  • Webs www.aytoleon.es y turismocastillayleon.com.

Cerca están la Casa Botines, diseñada por Gaudí, y San Isidoro, que hay que visitar al menos una vez en la vida; la catedral de Santa María y sus alucinantes vidrieras se encuentra un poco más allá. La iglesia y el parador de San Marcos, más lejos, entran en el mismo listado de imprescindibles, como el palacio del Conde Luna, en el centro histórico. Por los caminos, todas las iglesitas con historia y todos los bares de tapas que se quieran.

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