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El tamaño sí importa en el espárrago

Resulta ideal para las dietas de adelgazamiento por su gran contenido en fibra y sus propiedades diuréticas que eliminan toxinas

Jesús Lens

Viernes, 31 de mayo 2024, 18:09

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La historia del espárrago blanco es relativamente reciente, que bajo tierra no empezó a criarse hasta el siglo XIX. Su primo lejano, el verde, sí cuenta con mucha más historia, que ya aparece representado por los egipcios en los famosos 'cómics' a los que eran tan aficionados. Su origen más lejano viene del creciente fértil mesopotámico y sus grandes valedores fueron los romanos, que los expandieron por todos sus dominios. Un hipotético viaje español, conectaría Bagdad, donde era muy popular, con Córdoba.

En el caso del espárrago blanco, que está de plena temporada, el tamaño sí importa. Los ejemplares de tamaño medio y los más gruesos son idóneos para comer 'al natural', apenas cocidos en agua con un poquito de sal, su chorrito de aceite de oliva y, para mitigar su amargor, una pizca de azúcar. Una cocción que conviene ajustar al tamaño, entre 10 y 20 minutos, una vez pelados y previamente lavados. Siempre es mejor que queden al dente, no demasiado blandos. Y servirlos rápido que, fríos, tienden a lo insípido. El espárrago blanco es el que no ve la luz y crece bajo tierra, por lo que no le da tiempo a adquirir su proverbial tono verde. Al venir de la tierra, y aunque suele llegar bastante limpio a los anaqueles de las tiendas, conviene lavarlo bien antes de manipularlo.

Pocas calorías

Hay que leer bien la etiqueta si deseamos comer espárragos de próximidad. Son muchas las marcas que embotan espárragos procedentes de China o de Perú. No significa que los que llegan de otras tierras sean malos, siemplemente tienen menos sabor.

Una de las grandes propiedades del espárrago, además de apenas presentar grasa —0,1 gr por cada 100 gr— y aportar muy pocas calorías —apenas 18 kcal— es su gran contenido en fibra, junto a las propiedades diuréticas, que ayudan a eliminar toxinas del organismo. Todo ello combinado convierte a esta modalidad de espárrago albino, igual que ocurre con su primo el verde, en alimento especialmente indicado para regímenes de adelgazamiento y operaciones playeras variadas.

Se recomiendan para las mujeres embarazadas y contribuyen a proteger el corazón, el cerebro y el sistema nervioso. Además, tiene muchos antioxidantes y es rico en vitaminas, aunque más los verdes que los blancos. Y parte de ellas se pierden en la cocción. Quedémonos, pues, con la parte diurética y con lo sabrosos que son.

Cocidos, cremas y salsas

Sencillamente cocidos, los espárragos blancos son un espectáculo. Conviene tener especial cuidado con las yemas al manipularlos, que son muy sensibles. A la hora de llevarlos a casa, si tienen la punta cerrada, mejor. También es recomendable prepararlos lo más rápido posible. Si hay que guardarlos, conviene envolverlos en un paño húmedo, en la nevera, que no reciban mucha luz: su 'albinismo' también se deja sentir en esto. A la plancha, cuatro minutos una vez cocidos, y con una buena vinagreta, salen estupendos. Y en forma de crema, con cebolla y puerro.

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