CVNE, la apuesta por el arte y la fusión con el vino
La bodega acoge, por primera vez en España, la exposición 'A lo largo del día' del artista Jaume Plensa, uno de los escultores más relevantes de la actualidad. Hasta el 11 de enero de 2026
R. R. Solano
Viernes, 13 de junio 2025, 17:52
Cruce de caminos en la hacienda de Bodegas CVNE, en pleno corazón del Barrio de la Estación de Haro. A refugio de la luz, en la nave que se abre en canal a las visitas parecen encontrarse la cadencia de Horacio Guarany, el compositor argentino de cuyo nacimiento se cumplió un siglo hace apenas un mes, y la reformulación espiritual de Jaume Plensa, que exprime entre las sombras su capacidad de creación con un juego de perfiles, brillos y sonidos.
Al primero no le cabía la más mínima duda. «Si el vino viene, viene la vida». El segundo retoma esa estrecha vinculación vital entre lo líquido y lo esencial, aquello que conecta cuerpo y alma, reduciendo a un espacio diáfano todo lo que pasa, en términos de sensaciones, 'A lo largo del día'.
El vino, el que fluye a cada paso y por todos los rincones de la firma jarrera, es la base del encuentro que sugiere a media voz el escultor catalán para reforzar con su propuesta, más mística que plástica, el contenido de tan inesperado continente: un pasillo enmarcado por veinticuatro 'gongs' que se alinean en perfecta formación para hacer vibrar cada una de las palabras que encierran en su estructura de metal y formato nipón.
Al aldabonazo, interpreta Plensa en la exposición que permanecerá hasta enero del próximo año, resuenan para estrellarse contra la pátina del infinito dejando que se traduzcan en clave musical cada uno de los conceptos que expresan en términos anglosajones: sleep, enjoy, desire, peace, dream, smell, feel, dance, taste, breathe, think, fly, read, walk, learn, play, teach, hear, laugh, eat, work (dormir, disfrutar, desear, paz, soñar, oler, sentir, bailar, saborear, respirar, pensar, volar, leer, caminar, aprender, jugar, enseñar, oír, reír, comer, trabajar).
Y a los juegos de luz y sombra, al aroma del vino bueno que se adormece para resucitar después de un tiempo para alumbrar la vida, al repaso por los procesos de la bodega, se suma ese estallido plácido que hace aflorar un mar de sensaciones, estrechamente vinculadas al ánimo de quien revienta su maza contra el centro neurálgico del instrumento.
A fin de cuentas. Todas las leyes físicas se resumen en una secuencia. Como la gravedad que se desprende desde el abrazo de la botella hacia la copa para manifestarse.
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