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Un hombre llora junto al cuerpo de un familiar que murió en los ataques israelíes contra Deir al-Balah en Gaza. E.P.

Gaza aguarda el fin de la guerra: «No podemos más, necesitamos descansar»

La población del enclave desconfía de la nueva situación y recuerda que «muchas veces hemos escuchado que el final estaba cerca»

Mikel Ayestaran

Enviado especial. Jerusalén

Sábado, 4 de octubre 2025

Los gazatíes despertaron el sábado tras una larga noche que arrancó con la respuesta de Hamás a la propuesta de Donald Trump para poner fin ... a la guerra en la Franja que el presidente estadounidense acogió como una muestra de que los islamistas «están preparados para la paz». El inquilino de la Casa Blanca pidió a Israel que detuviera los bombardeos y, pasadas unas horas, el primer ministro hebreo, Benjamín Netanyahu, ordenó a su ejército cesar las operaciones de ataque en el enclave para implementar la primera fase del plan de veinte puntos promovido desde Washington. Algunos salieron a las calles a celebrarlo, otros no se lo podían creer, sobre todo porque la explosiones, aunque de menor intensidad que los días anteriores, no dejaron de retumbar en el cielo.

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Adel Dojan, estudiante universitario de 22 años, aseguraba que «el acuerdo es injusto, pero necesitamos un descanso». «La gente no tiene dónde caerse muerta, la situación nos obliga a aceptar cualquier cosa. No podemos más. Confiamos en que las negociaciones que se abren ahora sirvan para mejorar nuestras condiciones de vida. Hemos sufrido todos, nos ha tocado a todos perder familiares, casas, negocios… no podemos más», describía. El joven explicaba a través del teléfono que, pese a la orden de Netanyahu para parar la ofensiva, no así los ataques defensivos, «durante la mañana las cosas no han cambiado, seguimos escuchando explosiones».

Quienes huyeron de Ciudad de Gaza en las últimas semanas empujados por los bombardeos soñaron por un instante con desandar el camino tras leer las palabras del primer ministro israelí, hasta que el ejército informó de que «las tropas siguen rodeando» el mayor núcleo urbano del enclave y de que volver allí «es muy peligroso». «Por su seguridad, eviten regresar al norte o acercarse a zonas donde las tropas estén operando en cualquier parte de la Franja, incluso en el Sur», advirtió. La vuelta al Norte sigue estando cerrada para los civiles.

Un plan «envenenado»

Issam Tawil, mecánico de coches de 41 años de Ciudad de Gaza, forma parte del gran grupo de desconfiados con la nueva situación. «La gente está como borracha, no se cree que esto se pueda aplicar porque sabe que los extremistas israelíes están en contra y entiende que Hamás no va a tragar este veneno que encierra la propuesta de Trump. Yo no me creo nada hasta que realmente esté cerrado y se aplique», exponía.

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Éxodo

Quienes dejaron Ciudad de Gaza se plantearon volver tras conocer la respuesta de Hamás, pero el ejército informó de que seguía en la zona y era «peligroso»

En la misma línea se expresaba Tasnim Hawagri, ama de casa de 39 años que reside en el campo de refugiados de Al Nuseirat, quien repetía que «todo me da ya igual». «Todavía no sé ni las personas que han muerto de mi familia porque estamos divididos entre Norte y Sur y la comunicación es muy mala. Mi casa fue destruida. No creo nada en la palabra de los políticos de las dos partes. Hemos escuchado muchas veces que estamos cerca del final y ya hemos perdido confianza en propuestas y planes», lamentaba.

Salem Abbas, pescador del campo de refugiados de Al Shati, reconocía que «no entiendo nada de política, nunca me ha interesado. Lo que quiero es que pare la guerra de una vez, nada más. Lo he perdido todo, han muerto tres miembros de mi familia, me han destrozado la casa y el barco, que era de donde daba de comer a los míos. Estoy bien fastidiado, por eso pido que esto pare y podamos respirar de nuevo».

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Futuro desolador

La falta de confianza en la organización islamista y en el primer ministro de Israel también la compartía Musbah Ahmed, costurera de 50 años que vive en el barrio de Skeikh Radwan, en Ciudad de Gaza. La mujer, enfadada, acusaba a todos de ser «unos mentirosos». «Netanyahu y los de Hamás», agregaba. «En realidad, ninguno acepta el acuerdo y cada uno quiere echar la culpa al otro del fracaso. No podemos confiar en ellos y sé que lo que me depara el futuro es morir bajo las bombas o morir de hambre», señalaba.

Después de casi dos años de guerra y más de 67.000 muertos, Hamás e Israel volverán a sentarse en la mesa de negociación para acercar posturas con la hoja de ruta propuesta por Trump como guía. Queda un largo camino por delante, pero el primer paso depende del alto el fuego y la liberación de los rehenes. El desarme de la milicia, el control político de Gaza y la retirada hebrea son cuestiones que se abordarán en ese diálogo, pero lo primero es que callen las bombas y regresen los cautivos.

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