

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
La ciudad austríaca de Salzburgo, cuna del compositor Wolfgang Amadeus Mozart y sede de uno de los festivales internacionales de música más prestigiosos del mundo, ... se está viendo sacudida por un escándalo de presunto nepotismo o por lo menos de demostración del poder del dinero, protagonizado por otro Wolfgang. Nada menos que el multimillonario Wolfgang Porsche, nieto del fundador del consorcio que lleva ese nombre y mayor accionista, no solo de la conocida marca de automóviles deportivos, sino incluso de todo el grupo Volkswagen.
El deseo de Porsche, de 82 años, de perforar en exclusiva y para uso particular el Kapuzinerberg, el monte de los capuchinos a cuyo pie se encuentra la idílica ciudad alpina, tiene dividido al consistorio local y encendida a la población de Salzburgo por lo que es visto como un capricho del jefe del legendario clan familiar. Wolfgang Porsche pretende hacer un túnel en el monte de 500 metros de largo para acceder bajo tierra a su palacio en una de sus laderas, parking particular subterráneo y ascensor privado incluidos.
Los planes para tan polémico proyecto surgieron después de que el magnate adquiriera en 2020 por 8,4 millones de euros el llamado Palacete de Paschinger, una enorme propiedad del siglo XVII y estilo barroco, a la que solo se llega por una sinuosa, empinada y estrecha carretera en la ladera del Kapuzineberg. Un camino que además está habitualmente lleno de turistas que usan y colapsan esa vía para acceder al cercano monumento a Mozart. Todo un engorro para alguien que va sobrado de dinero e influencias.
Los cierto es que el Porsche Holding tiene muchos empleados en la localidad y su entorno y Wolfgang Porsche es uno de los mayores patrocinadores del Festival de Salzburgo. Como mecenas y ciudadano apreciado ha cosechado entre tanto todas las honras y honores y, entre otros, ostenta el título de «senador honorífico» de la universidad local. Sus detractores sospechan que hizo uso de todas esas influencias para conseguir que el ayuntamiento le concediera el permiso para la construcción del túnel.
El documento fue firmado en abril de 2024 por el entonces alcalde de la ciudad, el conservador Harald Preuner, sin consultar al resto del consistorio o a cualquier otro gremio local y en plena transición política, tras perder las elecciones municipales y poco antes de que su sucesor asumiera el cargo. Hasta los enemigos declarados del túnel reconocen que ese texto es legal. Un peritaje encargado tras surgir el escándalo ha confirmado incluso que la tarifa municipal de 40.000 euros por el permiso para el túnel es la correcta.
El gobierno municipal que ha heredado la polémica está dividido. Formado por socialdemócratas, comunistas y verdes, los primeros quieren evitar conflictos con el más importante patrón local, mientras sus aliados han puesto en marcha recursos para tratar de revocar el permiso o ver la manera de impedir que el proyecto de perforación del emblemático monte tenga lugar. El derecho juega a favor del multimillonario. También porque en Austria existe el llamado «derecho de sótano», que permite a los propietarios de un terreno perforar hacia abajo tanto como quieran. Como si les da por llegar al núcleo del planeta.
Aunque una buena parte del Kapuzinerberg es ahora propiedad de Wolfgang Porsche, habrá que ver si su terreno da de sí para cubrir los 500 metros de túnel hasta alcanzar bajo tierra su palacete. El proyecto contempla perforar el acceso partiendo del aparcamiento municipal subterráneo que existe ya al pie del monte de los capuchinos. Un túnel cuesta arriba que salvaría una altura de 50 metros hasta alcanzar una caverna artificial bajo el palacio, que sería igualmente excavada para hacer las funciones de garaje y desde la que partiría un ascensor directo al edificio.
El escándalo surgió el pasado febrero cuando los verdes sacaron a la luz el hasta entonces desconocido permiso municipal para Porsche. Para el actual alcalde de Salzburgo, el socialdemócrata Bernhard Auinger, la situación es engorrosa, toda vez que la ha heredado. «Lo correcto habría sido informar en su momento a la opinión pública», ha comentado Auinger, quien considera que son otros quienes deben dilucidar si la construcción «es moralmente justificable».
Una duda que podría aplicársele a él mismo, por lo menos acerca de su necesaria imparcialidad debido a su cargo político. Antes de convertirse en político municipal, Auinger trabajó 27 años para el consorcio de la familia Porsche, por último como presidente del comité de empresa del Porsche Holding. Reconoce que fue un «miembro orgulloso» de la plantilla de la empresa, pero asegura que nunca tuvo relación personal con la familia. Wolfgang Porsche, mientras tanto, observa un absoluto mutismo en todo este asunto.
El jefe del clan familiar espera poder mudarse al Palacete de Paschinger este mismo verano tras dedicar los últimos años a su renovación y modernización total. No se había invertido ni un euro en el edificio desde que lo habitara en el periodo de entreguerras el escritor austríaco Stefan Zweig. Tras sufrir el acoso del régimen fascista austríaco, el literato de origen judío abandonó en 1934 su país natal, a donde ya nunca regresaría. Desesperado por su vida en el exilio, Zweig se suicidó en 1942 en la localidad brasileña de Petrópolis con una sobredosis de barbitúricos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.