Del 'gracias amigo' al 'España es un problema'
Reagan apoyó a Felipe González por pilotar la permanencia de España en la OTAN y Trump declara la guerra a Pedro Sánchez por ajustar la aportación a la Alianza
El pasado martes, Donald Trump arremetió contra Pedro Sánchez desde el 'Air Force One', el avión presidencial que le trasladaba a Europa para la cumbre ... de la OTAN en La Haya, con un rotundo y tajante «España es un problema» por la negativa del Gobierno socialista a contribuir con un 5% del PIB en el gasto de Defensa. Nada que ver con la cordialidad que establecieron Ronald Reagan y Felipe González hace 42 años, cuando los socialistas llegaron al poder con una mayoría aplastante y con España recién ingresada en la OTAN, aunque no en su estructura militar.
«España es un problema, la OTAN está teniendo un problema con ellos, y eso es muy injusto para el resto de los socios», había declarado el inquilino de la Casa Blanca, lo que dejaba al presidente español en una delicada situación frente al grupo liderado por Estados Unidos, Alemania y Francia. «España es de los que menos gastan» en el presupuesto militar de la Alianza Atlántica, había reprochado Trump, muy enojado.
Horas después, fiel a su estilo, amenazó a España con una guerra comercial (más aranceles) como represalia: «Es terrible. Vamos a hacer que paguen el doble. Tendrán que pagarnos en comercio, porque no voy a permitir que esto suceda», percutió. El ambiente era muy distinto al que se vivió hace tres años en Madrid, anfitriona de la cumbre de la Alianza, con motivo del cuarenta aniversario del ingreso en la organización.
España se convirtió en el decimosexto miembro de la OTAN el 30 de mayo de 1982, con Leopoldo Calvo Sotelo como presidente, líder de la Unión de Centro Democrático (UCD), que había firmado la adhesión el 10 de diciembre de 1981, tras haberse sumado al Tratado de Washington. La iniciativa contó con el rechazo del PSOE, entonces en la oposición, que hizo campaña contra los bloques militares con el slogan 'OTAN, de entrada no'. Los socialistas se comprometieron a convocar un referéndum sobre la permanencia de España en cuanto llegaran a La Moncloa.
Primero no; luego sí
Cinco meses después (el 28 de octubre), ganaron las elecciones con mayoría absoluta. En un primer momento se mantuvo a remojo la permanencia, mientras se suspendían las conversaciones sobre la integración militar propiamente dicha. Siete meses después de convertirse en presidente, en junio de 1983, Felipe González viajó a la Casa Blanca, donde fue recibido por un Ronald Reagan a la expectativa sobre los pasos de la izquierda española. González debió tranquilizar a Reagan, porque éste, en una comparecencia conjunta le cedió el micrófono con un sonoro y significativo «gracias, amigo».
El presidente norteamericano visitó España en mayo de 1985, cuando el PSOE había comenzado una ciaboga sobre su posición anti atlantista. Las fotografías de aquel momento muestran a ambos mandatarios muy sonrientes y en buena sintonía. Al año siguiente, Felipe González convocó el referéndum sobre la presencia de España en la OTAN, esta vez haciendo campaña en favor del 'sí', lo que le generó críticas muy duras, incluso en su propio partido.
Hace 42 años, el 'amigo americano' ayudó en la lucha contra ETA; ahora amenaza con represalias económicas
La consulta se celebró el 12 de marzo de 1986 y venció el 'sí' con el 56,85% de votos favorables, frente al 'no', que fue respaldado con un 43,15%. El referéndum no ganó en el País Vasco, donde fue rechazado por el 64% de los votantes, ni en Navarra, Cataluña y Canarias. Ronald Reagan se apresuró a felicitar a González con un tributo a su «liderazgo y esfuerzo», destacando «el buen juicio y la sensatez del pueblo español». Todo lo contrario de la actitud de Trump y su equipo ahora, que han replicado 'urbi et orbi' (a Estados Unidos y al mundo), la debilidad política del presidente español, acorralado por una endiablada agenda judicial. Los periódicos norteamericanos pusieron en valor entonces las imágenes de la Familia Real acudiendo a votar, como un apoyo de la Corona a la participación para mitigar la abstención que se temía.
Facturas políticas
La apuesta de Felipe González por permanecer en la OTAN, aunque con algunas condiciones, no le pasó factura política, puesto que volvió a ganar las siguientes elecciones generales, adelantadas cinco meses para aprovechar el tirón atlantista. Revalidó su mayoría absoluta, aunque perdió 18 escaños y se dejó en el camino un millón de votos. El triunfo mejoró su imagen en la esfera internacional y le ayudó a fortalecer la política exterior de su Gobierno.
Si Trump ha declarado ahora la guerra a Sánchez con represalias comerciales, para que le pase factura ante los ciudadanos-votantes españoles, hace 42 años le sirvió a González para que 'el amigo americano' redoblase su apoyo a España, por ejemplo, en la lucha contra ETA. Nueve meses después de la consulta, la CIA colaboró con la Policía española en la denominada 'Operación Sokoa', un golpe letal contra la logística de la banda terrorista gracias a los sofisticados medios de la inteligencia norteamericana.
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