San Isidro busca cofrades

Los tiempos cambian, vertiginosamente además, y van dejándose muchas cosas por el camino. Ya no somos, ni mucho menos, los de hace tan solo algunas décadas. Hemos cambiado, en general, en todos los ámbitos. También culturalmente. Hay muchas más diferencias entre nuestros abuelos y nosotros, que entre ellos y sus antepasados de 300 años atrás. No es nuevo, –todo muta–, pero sí acelerado, fruto, sobre todo, de la invasión tecnológica.

Las devociones no son una excepción. Ha pasado antes: en febrero afloró un crucero, durante unas obras, perteneciente a la ermita de San Sebastián, desaparecida igual que la devoción al mismo. Ahora hay problemas con San Isidro. La cofradía tiene serias dificultades para renovarse. A lo mejor no es falta de devoción –la misa estaba llena de fieles el día de su festividad–, sino de compromiso. Sea como sea, el 15 de mayo le tocaba al prior Florentino Rodríguez ceder el testigo, pero no había nadie para recogerlo. Se buscan cofrades. Parece ser que en el púlpito catedralicio se dijo que, si para la romería de Las Abejas (30 de mayo) no sale nadie, a la cofradía le podría pasar la segunda parte de lo de «renovarse o morir».

El doctor en Historia, Francisco Javier Díez Morrás, cuenta que la festividad del patrón de los labradores se ha mantenido gracias a su inclusión en el programa de las fiestas patronales, que se alargaron en su día hasta San Isidro. No han corrido la misma suerte otras, como las de San Roque, San Sebastián, San Crispín, San Simón y San Judas.

Fiesta desde 1820

Resulta curioso que, en tierra de agricultores como esta, la fiesta de San Isidro no sea demasiado antigua, ya que se remonta al año 1820. «Ese año –explica Díez Morrás–, el gremio de labradores pidió por primera vez licencia al cabildo de la catedral para celebrar el 15 de mayo una misa solemne en el altar mayor, con sermón y procesión por las naves del templo. El cabildo accedió, pero sin que sirviese de precedente y obligando al gremio a buscar un capitular que celebrase la misa, sacerdotes para diaconarla, encargarse de la capilla de música y de lo demás necesario. Estos datos permiten pensar que contaban con una imagen de San Isidro, posiblemente la actual».

Añade el historiador que, según la documentación, la primera cofradía de San Isidro pudo fundarse en 1896-1897. «Además, desde ese momento la festividad pasó a ser una celebración de toda la ciudad», al llevarse a cabo lo que llamaron una «procesión pública», por las calles. Esta aparece mencionada en la documentación en 1899. En 1920 desaparecen las peticiones al Cabildo para hacer misa, lo que da a entender que la festividad ya estaba arraigada en la ciudad.