Verdeliss se lleva el oro, pero no sube al podio en la maratón del Congo: «Me rindo, fue un error»
La influencer habla de su experiencia agridulce en África
Verdeliss se ha enfrentado a la «situación más bizarra» que ha vivido en las 43 maratones que acumula en su palmarés. Así lo ha contado la corredora de Azpeitia a su vuelta de la maratón de Kinshasa, en la República Democrática del Congo. «Primer puesto, pero no subí al podium», señala en su último post de Instagram.
Tal y como explica, ella fue la primera en llegar a la meta, pero la mujer que llegó segunda y «a la que tengo el recuerdo perfecto de adelantar», reclamó el oro. «Como justificante, enseña una foto suya debajo del arco a esa hora, arco que pasamos en varias ocasiones, pues el circuito se repetía en bucle», relata la creadora de contenido. A simple vista, parece un dato más. Pero el pistoletazo de salida se retrasó casi una hora, lo que querría decir que la corredora habría completado la maratón en poco más de dos horas. «Eso significa pulverizar el récord del mundo, nenis», aclara Verdeliss.
Aquí empieza el lío. La organización dio por válida la reclamación de la deportista, a quién otorgó el primer puesto y un cheque de 2.000 dólares. «Me vais a permitir presuponer que la repartición del dinero estaba apalabrada», confiesa la influencer en sus redes y aclara que ella desconocía que hubiera un premio en metálico. «No pierdo nada, cuando nada esperaba. Y muy probablemente, hubiese renunciado al dinero… Mi conciencia no quedaría tranquila, sabiendo la necesidad de un país como el Congo», añade la navarra.
«Así que bueno, cuando he visto este 'trampeo' y que me metían en la pelea, me he pirado. Corro por pasármelo bien, por disfrutar y sobretodo con ética. Paso de malos ratos, no voy a defenderme», puntualiza y asegura que lo que se trae en la maleta son los 42 kilómetros y «la ilusión de correr en el corazón de África».
«He estado en países delicados por el tema de la pobreza: Ghana, Camboya... pero en el Congo, me sabe mal decirlo, hay mucha corrupción. En cada paso que he dado, ha habido un intento de soborno», lamenta. «Creía que me había informado lo suficiente, me hice la valiente y venir aquí sola no fue una buena decisión. Igual mañana me siento más positiva, pero hasta última hora antes de coger el avión he desbordado. Me rindo. Fue un error», señala.
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