

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Elena Burés
Miércoles, 24 de enero 2024, 07:49
Un linchamiento mediático que afectó a sus hábitos y a su salud. La periodista Mariló Montero relató ayer en la Audiencia de Barcelona las consecuencias de la persecución que vivió en 2014, con reporteros haciendo guardias ante su casa las 24 horas y publicaciones constantes que especulaban sobre su vida privada, extremo sobre el que, tras 35 años de profesión, nunca se ha pronunciado, ni comercializado. Esa situación, indicó ante el tribunal, la llevó a dejar de presentar el magazine matinal de TVE, marcharse de España y tratar así de recuperarse. En el banquillo del juicio que arrancó ayer se sientan dos 'paparazzi', Diego Arrabal y Gustavo González, por un presunto delito de revelación de secretos al tratar de comercializar fotos de ella en topless, durante unas vacaciones en Bora Bora.
Nadie sabía cuál era su destino, pero aún así, varios fotógrafos captaron imágenes de Montero, en una playa privada del hotel donde se alojaba. Gracias a su representante, las imágenes no llegaron a publicarse, motivo por el que la Fiscalía no acusa en este procedimiento, al considerar que no se ha cometido delito. En cualquier caso, Montero reclama seis años de cárcel para cada uno de los procesados por los daños morales causados y, si bien estos paparazzi ya fueron condenados por la vía civil a indemnizarla con 340.000 euros, en esta causa plantea una reparación de otros 265.000 euros.
Montero remarcó que, aunque las fotos no vieron la luz, «pasaron de redacción en redacción, de mano en mano. Me las describieron con tanta precisión, que fue realmente humillante. Con esas fotografías me violaron dos veces: el día que me hicieron las fotografías y cuando las vio todo el mundo»».
Además, añadió que, tras paralizar las imágenes, sufrió más acoso mediático. Esta vez sobre su contenido: «Era como si se hubieran mostrado en primera plana». También «amenazas constantes». «Decían que se iban a publicar». La consecuencia fue que su estado de salud, ya entonces en tratamiento por ansiedad y estrés, empeorase. Se marchó a EE.UU. para «acabar con la persecución». «Renuncié a todo, tuve que dejar mi país, huir». Por esta razón, Montero reprochó la «normalización» del acoso y los seguimientos a personas con relevancia pública. «Es algo enfermizo, tiene que terminar», exigió.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Siete años de un Renzo Piano enredado
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Los cuatro jóvenes que fallecieron en el Puerto de Lunada celebraban un cumpleaños
S. Sánchez/ L. Villa/ A. Bringas/ A. Verano
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.