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«Hace mucho tiempo que no venía y han pasado muchas cosas», avisaba Paula Echevarría nada más llegar a 'El Hormiguero'. Hacía varios años que no pisaba el plató y habló de los tatuajes que se ha hecho desde entonces. «Tengo ocho pequeñitos. Y hay una leyenda que dice que te va mal si llevas tatuajes pares, así que tendré que hacerme otro», comentaba entre risas. La actriz e influencer acudía a Pablo Motos para presentar la nueva colección de una marca de ropa. Y recordaba su etapa como dependienta en Londres. «Tenía un poder de convicción que flipas, se fiaban de mi a tope. Yo les daba ideas. La gente necesita ver las posibilidades que le puede sacar a la prenda. Veo una chaqueta y veo 150 posibilidades para ponérsela y combinarla. La ropa tiene muchas vidas y hay que saber usarla con el paso de los años», aleccionaba. Pero la verdadera emoción llegaba cuando le enviaban una foto de aquel establecimiento en el que ella trabajó hace ya unos cuantos años. «Me caían lágrimas de la emoción. Yo estuve viviendo un año allí, en el pleistoceno. Y bajaba en el metro e iba andando hasta mi tienda. Y pasaba siempre por una tienda», comentaba. Y resulta que ese lugar lleva su imagen ahora. «Cuando yo vi ese escaparate de Oxford Street empapelado con mi cara fue muy fuerte. Ni en el sueño más loco de aquella chavala de Asturias se imaginaba que eso podía pasar», confesaba.
«¿Cómo ibas de pasta?», preguntaba Motos aludiendo a aquella etapa de juventud de su invitada. «Justísima. Comía horrible», aseguraba. Y detallaba sus almuerzos. «Comía panini de queso con no sé qué, hamburguesas...», enumeraba. Pero tuvo que parar. «Es que no es solo engordar, hay que estar sana. Y llegó un momento en que el cuerpo me dio un toque, me dio un cólico biliar. Comía mucha grasa, muchísima. Ahora como mejor, ya tengo conciencia», explicaba. Paula se cuida, pero con los embarazos cambia. «Cuando estaba embarazada de mi hijo engordé 33 kilos. ¡Si es que tenía el sobaco gordo, muy heavy! Estaba desparramada, pero también te digo una cosa, nunca jamás me acomplejé, no me sentía fea, me daba igual», declaraba. Y para ejemplificar aquello, contaba una anécdota. «Coincidí con José María Cano cuando estaba a punto de parir. Paloma Cuevas organizó una comida. Y apareció él. Se sentó a mi lado y me saludó correcto, pero tampoco muy allá. Y nos conocemos bastante. Después de un rato de oírme hablar, me mira y me dice: Paula… Y le dije que sí, que era yo. Me dijo que estaba pensando: 'Qué gordita tan guapa tengo aquí al lado'. No me había reconocido», evocaba entre risas.
Echevarría es una friki del control. «Tengo tres agendas, alguna es un batiburrillo, pero mi desorden es mi orden. Parece que mi mundo no está tan ordenado, pero lo está», argumentaba divertida. Actualmente es una de la influencer más seguida. «No soy consciente de hasta dónde puede llegar lo que cuelgo en las redes. Si lo fuera, igual no colgaba nada, pero me alegro de no ser tan consciente y hacer lo que me da la gana. Ahora hago las cosas por mí y para mí, y sin pensar. Hago lo que Paula espera de Paula, no lo que los demás esperan de Paula», zanjaba.
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