Melissa Etheridge: Poderoso canto a la nostalgia
La estadounidense lo confió todo a los 'hits' de su época dorada, los 80 y 90, y triunfó en su regreso a España después de treinta años
La estadounidense Melissa Etheridge (Leavenworth, Kansas, 1961) echaba tanto de menos España como los azkeneros habían sentido -y lamentado- su ausencia todo este tiempo. «Thirty ... years, long time» (treinta años, demasiado tiempo), pronunció la cantante más o menos en la mitad de su espectáculo en Vitoria. Antes, justo después de presentarse con 'Must Be Crazy For Me' (1993) ya había soltado un «Te amo, España» y en otro momento dijo que el ambiente era «beautiful, wonderful» y mandó besos al público, al que también le agradeció de forma generosa su presencia con tres púas y dos baquetas.
De ellas, una armónica, platillos y una buena colección de guitarras (porque no es lo mismo tocar una balada que lucirse en un 'riff'), se valió este jueves para demostrar que está más en forma que nunca, pese a que su repertorio fue, directamente, un canto a la nostalgia.
Etheridge fue un icono del rock en los 80 y 90 y sus canciones no se salieron en ningún momento del carril de esas décadas. Y, si alguien tuvo el amago de echar en falta canciones de última generación como 'I'm Not Broken' o 'Burning Woman', la artista les convenció con su sobrada energía de que lo que necesitaban era lo que ella les estaba ofreciendo. Ni más ni menos.

«Esta canción encanta en América. Espero que la disfrutéis aquí también», se confío antes de tocar los primeros acordes de 'Come To My Window' (1993); la que fuera casi la única balada.
Tras esa excepción, los decibelios fueron subiendo tanto que prácticamente con su último tema 'Like The Way I Do' (segundo más escuchado en Spotify, con 46 millones de reproduccciones; de 1988) prácticamente acabó desgañitada y dejando un eco musical más próximo al metal que a ese folk-blues-pop al que nos tiene acostumbrados.
Sensualidad
«Se nota que se lo pasa bien. Eso mola», se escuchaba a los espectadores de las primeras filas. Entre ellos, algún idealista incluso llegó a ondear en varias ocasiones una bandera de Estados Unidos con una imagen de Springsteen porque soñaba con volver a ver al 'Boss' y a su alumna aventajada juntos, aprovechando el paso del norteamericano por San Sebastián (toca mañana en Anoeta). No pasó.
La ausencia, en cualquier caso, quedó de sobra compensada. Sus armas fueron 'Bring Me Some Water' (1988) o 'I Want To Come Over' (1995), con la que Etheridge explotó su lado más amoroso y sensual al cantar con su bronca voz eso de 'I just need to touch you once more/It's a need I can't explain'. No vuelvas a tardar treinta años más, Melissa.
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