Josh Homme, el gigante tatuado que surgió del desierto
El líder de Queens Of The Stone Age vuelve al ARF tras unos años difíciles en lo personal, a los que se refiere como el final de su «vieja vida»
Bastante difícil es dejar huella en la historia del rock con un grupo, pero hay algunos elegidos, como Josh Homme, que lo han logrado con ... dos. Antes de Queens Of The Stone Age, con quienes visitará por tercera vez el Azkena Rock Festival, estuvieron Kyuss, una banda fundacional en lo que se dio en llamar stoner rock, con un culto obsesivo al poder y la hipnosis de unos riffs de guitarra que parecían brotar del desierto californiano, el lugar de procedencia de la banda y del propio Josh. De hecho, en la mitología de Kyuss –y es uno de los grupos con los que más apropiadamente se puede emplear ese término– resultan centrales sus conciertos nocturnos en el interior del desierto, en mitad de la nada, alimentados con generadores y ante un público ansioso de escapar de la monotonía e incluso de la realidad.
Kyuss se separaron en 1995. En el Azkena tuvimos años más tarde a Kyuss Lives!, una reunión en la que faltaba el propio Josh, que tras la disolución se mudó a Seattle, tocó la guitarra con los Screaming Trees (donde trabó una estrecha amistad con el vocalista, Mark Lanegan) y se mudó unos meses a Ámsterdam, que habría de convertirse en el improbable lugar donde germinó el proyecto de Queens Of The Stone Age. La banda tomó forma en 1996, ya de vuelta en su ciudad de origen, Palm Desert, como un colectivo de amigos por el que pasaron el propio Lanegan y varios excompañeros de Kyuss. En estos casi treinta años, Josh Homme ha sido el único miembro fijo.
Referencias a amigos como Mark Lanegan o Taylor Hawkins se han sumado a sus tatuajes
Nuestro hombre, un gigante pelirrojo de metro noventa y cinco, tiene muy claros los principios que han regido siempre su actividad al frente de la banda. El primero es conseguir un sonido propio, identificable, distinto al de los demás: ha dicho en alguna ocasión que eso es «el mínimo» que se debe exigir a cualquier grupo de rock. Y el segundo criterio es mirar siempre adelante y no al pasado: «No quiero volver atrás, no puedo hacerlo, no soy nostálgico: para mí eso no es estar vivo». La primera consecuencia práctica de esto es que Queens Of The Stone Age (a quienes se suele llamar QOTSA para abreviar) no podían convertirse en una continuación de las expediciones entre desérticas y cósmicas de su banda anterior: «Kyuss estaba enfocado de una manera muy singular en una única idea. Y pensé que, con Queens, ¿por qué no podía ser un poco de todo, yuxtapuesto de forma extraña? –analizó en una entrevista con 'Ultimate Guitar'–. Algo que sea fuerte temáticamente, potencialmente fuerte en volumen, pero con lo que puedas bailar».
Ese deseo de explorar territorios nuevos le ha llevado a incorporar influencias poco comunes, que a menudo pasan desapercibidas para el oyente. Aunque, de pequeño, Homme quería tocar la batería, y todavía hoy se sigue definiendo como «un batería frustrado», sus padres no lo veían tan claro, así que empezó con la guitarra cuando tenía 9 años. Su profesor centraba las lecciones en la polka, ese baile que los emigrantes centroeuropeos llevaron a Estados Unidos, y aquellas clases nunca han llegado a borrarse de su memoria: él mismo ha explicado alguna vez que el corazón rítmico de 'No One Knows', quizá la canción más popular de QOTSA, está «sacado directamente del manual de instrucciones de la polka, como si estuvieses en una cervecería alemana». La vocación de distinguirse también le ha llevado a utilizar escalas muy personales y a preferir un equipo poco convencional: frente a la obsesión generalizada por los modelos clásicos de guitarra, él busca intrumentos desheredados, que pertenezcan a alguna rara marca japonesa o arrastren las secuelas del uso que les ha dado algún propietario anterior.
Considera que un sonido propio y reconocible es «el mínimo» que se debe exigir a cualquier banda
Y, ciertamente, QOTSA supieron dar con un sonido diferencial, muy reconocible, que combina la dureza y el guitarreo con un marcado espíritu juguetón, de ritmos y giros inesperados. «Son como versiones rock de música electrónica», ha llegado a decir el cantante y guitarrista. Hitos como los álbumes 'Songs For The Deaf' o 'Lullabies To Paralyze' los convirtieron en una de las bandas de rock más influyentes de este siglo, una circunstancia que a veces asombra al propio líder: «No creo que seamos una banda muy fácil a la primera escucha. Aunque nuestras canciones sean sencillas, a la vez tienen algo un poco complicado, así que en esas primeras escuchas... Siempre hay gente que me dice: 'Hasta la novena, no lo pillé'. Y yo respondo: 'Pero volviste nueve veces, gracias a Dios'».
Tatuajes, motos y armas
En lo personal, para perfilar a Josh Homme hay que hablar del amor y la muerte, y más aún en este último periodo de su vida. También de tatuajes (entre veinte y treinta), de motocicletas (unas cuantas) y de armas (hace algunos años tenía seis: «Soy del desierto y las armas siempre han estado ahí», aclaraba), pero sobre todo de amor, de desamor, de enfermedad y de muerte. En lo primero y lo segundo, hay que citar la figura de la australiana Brody Dalle, una personalidad salvaje que se hizo famosa al frente de la banda punk The Distillers. La pareja estuvo casada catorce años y la relación acabó muy mal, con acusaciones recíprocas de violencia, hasta que el año pasado la Justicia concedió la custodia de sus tres hijos a Josh. En cuanto a la muerte, el rasgo más llamativo es que el líder de QOTSA realmente estuvo en muerte clínica en 2010, después de contraer una infección de estafilococos y sufrir un ahogamiento en el quirófano, y los médicos lo recuperaron in extremis con el desfibrilador.
Noticia relacionada
Conoce la previsión del tiempo para los tres días del Azkena
El grandullón Josh, que el mes pasado cumplió los 51, también ha arrastrado problemas con el alcohol y las drogas y acaba de superar un cáncer sobre el que no ha brindado muchas explicaciones. Pero, además, hay que hablar de muertes ajenas, que le han dejado marcas perennes n el ánimo y en la piel, ya que entre sus tatuajes hay al menos tres que están dedicados a amigos perdidos recientemente por el camino: Mark Lanegan, Taylor Hawkins (batería de Foo Fighters) y el actor Rio Hackford, a quien Josh seguía enviando mensajes de texto meses después de su fallecimiento, como una manera de llenar el hueco que había dejado en su vida. El disco más reciente de QOTSA, 'In Times New Roman…', trata de reflejar de manera «cruda, vulnerable y honesta» estos últimos años tan difíciles del divorcio y las ausencias, a los que se ha referido como el final de su «vieja vida» y un nuevo comienzo. «Nunca había aprendido tanto tan rápido», ha dicho.
Ha explicado que el ritmo de 'No One Knows' está «sacado del manual de instrucciones de la polka»
Su otra experiencia traumática de la última década fue un suceso en el que, de hecho, no estuvo presente. Entre los muchos proyectos en los que se ha implicado Josh Homme –como The Desert Sessions, el supergrupo Them Crooked Vultures o sus incontables colaboraciones, con el disco 'Post Pop Depression' de Iggy Pop como hito destacado– hay uno que ocupa un lugar importante en su vida: se trata de Eagles Of Death Metal, la banda de nombre absurdo que fundó en 1998 con su amigo del alma Jesse Hughes y en la que se da el gusto de tocar la batería. «Para mí no es un proyecto paralelo. Yo estoy en dos grupos. Tengo esquizofrenia musical y esta es una de esas personalidades», ha puntualizado.
Tras el tormentoso divorcio de Brody Dalle, la Justicia le ha concedido la custodia de sus tres hijos
En noviembre de 2015, meses después de pasar por el ARF, los 'Eagles del death metal' (porque el bautismo se refiere a los míticos roqueros, no a las aves) estaban tocando en el Bataclan de París cuando irrumpieron los terroristas islámicos y mataron a noventa personas. Josh, que no suele participar en las giras de la banda, se enteró de lo que estaba ocurriendo por un mensaje que le enviaron desde la propia sala y pronto recibió la llamada de Jesse. Meses después, sí acompañó a los Eagles Of Death Metal en su retorno a París, compartió una velada con un grupo de supervivientes y dijo que le habría gustado reunirse con los padres de las víctimas: «Querría arrodillarme y decirles lo que necesitan –declaró al 'Guardian'–, pero no hay nada que se pueda decir, porque las palabras se quedan cortas. Y está bien que no haya palabras para eso, quizá no deba haberlas».
Cinco hitos sonoros de la Edad de Piedra
Este es uno de los muchos viajes posibles, en cinco escalas, por la discografía de las Reinas.
'Regular John' 'Queens Of The Stone Age' (1998)
Es la primera del primero, y el propio Josh Homme se ha referido a ella alguna vez como su favorita de entre todas las canciones que ha escrito. Desde luego, su maridaje de riffs serpenteantes y ritmo motórico brinda, ya desde el mismísimo principio, plena confianza en las posibilidades de la banda.
No One Knows' 'Songs For The Deaf' (2002)
Es la canción más conocida de QOTSA, un artefacto rítmicamente irresistible coescrito por Homme y Mark Lanegan y con Nick Oliveri y Dave Grohl a cargo de las bases. Es rock que se baila, el plan maestro del líder, pero redondeado con pasajes de bravura instrumental, un vídeo memorable y un final hispano a cargo del supuesto DJ Héctor Bonifacio Echeverría Cervantes de la Cruz Arroyo Rojas, para servirles.
'Little Sister' 'Lullabies To Paralyze' (2005)
Sirvió como carta de presentación del cuarto álbum: a golpe de cencerro (o de su equivalente moderno de plástico) e inspirado en el tema homónimo que hizo famoso Elvis Presley, un ardiente Josh quiere que la chica le abra la ventana y reafirma a QOTSA como uno de los grupos de rock que mejor han sabido reflejar la urgencia sexual.
'Make It With Chu' 'Era Vulgaris' (2007)
Y, si quedaba alguna duda, aquí está este himno de lujuria con el que Josh Homme expresó su pasión por Brody Dalle. Apareció primero en uno de los volúmenes de The Desert Sessions, con PJ Harvey a los coros, y saltó después al quinto álbum de nuestras Reinas, para convertirse en un hito de sus directos. Sí, quiere hacerlo contigo «a cualquier hora, en cualquier sitio, una y otra vez».
The Way You Used To' 'Villains' (2017)
Homme ha dicho que la esencia de QOTSA consiste en sacudirse «la vergüenza punk», y fichar como productor a Mark Ronson tras el bombazo de 'Uptown Funk' fue un paso audaz en ese sentido. 'The Way You Used To' funde riffs básicos, saturados, casi cincuenteros, con una avalancha rítmica que se escucha con los pies.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión