¿Qué valores enseña David el Gnomo o Los Pitufos?
Hay un puñado de enseñanzas que aprender de las antiguas producciones infantiles, más allá de 'Heidi' o 'Érase una vez el cuerpo humano'
sergio llamas
Lunes, 1 de junio 2020, 21:41
Antes de que una esponja marina y una cerdita picasiana fueran las estrellas de la televisión infantil, los niños que merendaban pan con chocolate y estudiaban una cosa llamada EGB tenían sus propios ídolos de dos dimensiones. Aquellas series de dibujos antediluvianas ayudaron a formar a muchas generaciones de niños, no sólo en los aspectos educativos más obvios como 'Érase una vez el cuerpo humano' o Muzzy, una criatura verde que enseñaba idiomas. También ofrecían enseñanzas para la vida gracias a protagonistas atemporales como 'Heidi'.
Los dibujos de la tarde ayudaron a los más pequeños a descubrir los clásicos de la literatura convirtiendo a Phileas Fog en un león aficionado a los trajes caros para 'La Vuelta al Mundo en 80 días', o al mosquetero D'Artagnan en un simpático sabueso. Además incidieron en la importancia de respetar el medio a través de aventuras como las de una abeja un poco traviesa llamada Maya, e invitaron a llorar a moco tendido con las historias de un niño emancipado antes de tiempo que viajaba con un mono llamado Amedio, quizás el primer Pokemon de la historia. Para demostrar el valor de aquellas obras, rescatamos cinco series de todos los tiempos que merece la pena seguir viendo hoy en día.
-
David el Gnomo
David el Gnomo no sólo era siete veces más fuerte que tú y tenía un zorro llamado Swift que dejaba al coche fantástico a la altura del betún. Además era anciano y sabio, un tipo de personaje normalmente relegado a papeles secundarios como el abuelo de Heidi o el carpintero Geppeto, pero que en esta serie de 1985 sabía encandilar a los más jóvenes.
Muchos no saben que aquellos enanitos que frotaban las narices cuando querían darse un beso habían nacido en un libro. Concretamente en 'El secreto de los gnomos', del escritor Will Huygen, ilustrado por Rien Poortvliet. De su pluma y sus pinceles nacieron los gorros puntiagudos, las casas subterráneas debajo de un árbol (aunque probablemente Tolkien tendría algo que decir sobre esto), y los troles poco amigos de la higiene Pot, Pat, Poopey y Holley, que no podían soportar la luz directa del sol (de nuevo Tolkien hubiera carraspeado sonoramente).
Televisón Española emitía la serie encabezada por una canción inolvidable de María Rosario Ovelar y Javier Losada, que interpretó con una voz que todavía hace llorar Jorge E. Gómez. A cualquiera que se acerque a la serie hoy en día le pasará como al protagonista, que «siempre está de buen humor».
-
Los pitufos
Si somos capaces de perdonar el crimen contra la humanidad que supuso en 1995 el lanzamiento de un disco llamado 'Los Pitufos Makineros', estos simpáticos personajes azules se ganarán un hueco en el corazón de cualquiera. Aunque ha habido adaptaciones cinematográficas recientes (la primera película se remonta a 1965 titulada 'Les Aventures des Schtroumpfs', que fue como les apodó su creador el dibujante belga Pierre Culliford 'Peyo'), lo aconsejable es acudir a los dibujos que Hanna-Barbera produjo entre los años 1981 y 1990.
Hay cosas de la sociedad pitufa que todavía cuesta comprender, como por qué sólo uno de ellos ha llegado a anciano o los problemas que debe tener pitufina todos los días de su vida para encontrar un baño de señoras, pero a cambio la serie nos regaló dos de los mejores villanos de la historia: el alquimista Gargamel y su gato Azrael.
Los Pitufos trata de ser sobre todo entretenida, de una forma que divierta a los chavales como lo hacen algunas series modernas de la talla de 'Bob Esponja', pero también pone en valor constantemente la importancia del trabajo en equipo y el concepto de que en la sociedad todos son diferentes y necesarios al mismo tiempo.
-
Los Trotamúsicos
Una década antes de que a alguien se le ocurriera la idea de Operación Triunfo, Televisión Española lanzo una serie con 26 episodios basada en un cuento de los hermanos Grimm en la que un gallo, un burro, un perro y un gato deciden probar suerte en el mundo del 'show business'. Ellos son Koky, a la guitarra eléctrica; Tonto, sobre la batería; Lupo, el trompetista; y Burlón, que tocaba el saxo y el sarcasmo a partes iguales. Los Trotamúsicos no pasará a la historia de la música, pero supieron conectar con los chavales lo suficiente como para que sus escasos episodios se repusieran continuamente durante toda una década.
Aunque menos hilada que otras series, y con un carisma comparable al de los infames Frutis que también nacieron en 1989 y que conservan el mérito de ser la única ficción conocida protagonizada por un higo chumbo, una piña andaluza y un plátano de Canarias, los Trotamúsicos ahondaron en los valores de proteger al bosque y combatir el crimen. Mientras hacían todo eso pusieron de relieve la importancia de la amistad y el poder de la música.
-
Calimero
Las series de dibujos de antaño no tenían miedo de hacer soltar alguna lágrimilla al público infantil, y Calimero era a su manera el rey del drama. Su frases más populares probablemente sean 'Es una injusticia' y 'Nadie me quiere', y además de los restos del huevo calado en la cabeza era habitual verle con una lágrima colgándole del ojo. Pero si algo tenían aquellas series antiguas era su capacidad de impartir alegría. Una de las canciones que se utilizaron como cierre de la serie repetía con un coro de voces infantiles: «Hoy va a ser un día feliz».
Aunque Calimero es conocido por la serie de animación japonesa de los años 80, sus creadores fueron los italianos Ignazio Colnaghi Nino Pagot y Toni Pagot, que lo idearon para un anuncio televisivo de detergente en 1961. En aquellos spots su plumaje negro recuperaba el amarillo original cuando era lavado, por lo que técnicamente en televisión siempre le vimos cubierto de mugre. La que sí lucía un magnífico plumaje amarillo era su compañera Priscila, que hacía gala de un sentido común mucho más desarrollado, salvo por el hecho de que estaba perdidamente enamorada de aquel pequeño polluelo depresivo.
Si por algo vale la pena recuperar Calimero no es solo como una forma de visibilizar la tristeza y reivindicar su importancia, algo que Pixar haría con más acierto muchos años después en la magnífica 'Inside Out'. El valor del personaje reside en su capacidad para sobreponerse a las injusticias y la enseñanza moral de defender lo que uno cree justo.
-
El Coyote y el Correcaminos
Hay muchos nombres que se quedan en el tintero. Series que despiertan la nostalgia como 'El Inspector Gadget', 'Dragones y Mazmorras', 'Los Snorkles' o 'La Pantera Rosa'. Pero para terminar por todo lo alto es justo reivindicar al Coyote y el Correcaminos. La serie de dibujos la creó la Warner en 1949, si buen aunque muy remoto, su origen también es literario. Al parecer el artista, Chuck Jones, se inspiró en un pasaje de la obra de Mark Twain 'Pasando fatigas'. En él se habla de un coyote tan hambriento que podría perseguir a un correcaminos.
La serie ha recurrido a todo tipo de inventos de la corporación ACME, pero no ha necesitado una sola línea de guión para arrancar carcajadas a millones de personas a lo largo de los años. La naturaleza real del correcaminos sigue siendo un enigma para la mayoría de los telespectadores, y seguro que su color azul ha confundido también a muchos ornitólogos expertos. Pero lo cierto es que sí que existe un ave apodada así en la frontera entre México y Estados Unidos que puede correr a más de 30 kilómetros por hora. Lo de los yunques y los cartuchos de dinamita quizás sea más difícil de explicar.
La serie no necesita demasiadas justificaciones para un revisionado. La producción original finalizó en 1963, aunque los personajes han seguido protagonizando historias a lo largo de las décadas. Puede que aparentemente no haya muchos valores que extraer de una ficción en la que la gravedad te concede unos segundos de gracia para que puedas sacar un cartel antes de precipitarte al vacío, pero la lección que nos ha enseñado el coyote es hoy más importante que nunca: la rendición no es una opción.