Fallece José Luis Luzuriaga, alma del histórico restaurante Casa Felipe
Heredó el negocio familiar, emblema de la cocina alavesa tradicional, y trabajó junto a sus primos y hermanos hasta que cerraron en el año 2014
Vitoria se queda huérfana de un hostelero con pasión. Ha fallecido a los 75 años José Luis Luzuriaga Gómez, el entrañable dueño del histórico restaurante familiar Casa Felipe de la capital alavesa, tras una larga enfermedad.
Fue en junio de 1958 cuando el matrimonio formado por Felipe Luzuriaga y Delicias Gómez, junto a su hermana, Engracia, fundaron el Casa Felipe en el Resbaladero. Sus sobrinos se hicieron cargo del restaurante cuando ellos se jubilaron, y fue entonces cuando José Luis cogió las riendas de una casa de comidas que se convirtió en un emblema de la cocina alavesa tradicional. Como sus hermanos y primos, se empleó duro desde bien joven tras la barra y sirviendo mesas desde los 14 años. Fue un referente para miles de vitorianos en sus rondas de poteo por el Casco Viejo. Porque en el Felipe, con esa barra servida a seis manos, uno se sentía como en casa.
Transcurridas tres décadas, en 1988, en busca de instalaciones más grandes, la familia se 'mudó' al número 28 en la confluencia de Fueros con Manuel Iradier. Entre las exquisiteces de su carta no faltaban la merluza con chipirones o los famosos pimientos rellenos de esta casa, que conquistaron los paladares de varias generaciones de alaveses.
En el año 2014 llegaba el momento de decir adiós y la familia Luzuariaga cerraba el local, escenario tradicional de 'La Cirila' cada Nochevieja y cada 4 de agosto. «Nos llega la hora de jubilarnos», reconocía en ese momento José Luis. «Estamos muy a gusto y nos da mucha pena, pero las circunstancias son las que son. Han sido 56 maravillosos años juntos, trabajando en equipo, y queremos transmitir nuestro más sincero agradecimiento a los clientes. Muchísimas gracias a todos», confesaba en declaraciones a EL CORREO.
Quienes conocían al veterano hostelero le definen principalmente como «un hombre bueno», siempre agradable y sin perder esa sonrisa bondadosa mientras servía el enésimo plato de jamón. Vitoria ha despedido la tarde de este viernes a uno de sus tasqueros más queridos en la iglesia de San Miguel.
