Imaz asegura que «el denostado diésel fue lo que nos salvó durante el apagón»
El consejero delegado de Repsol advierte de la «emergencia industrial» europea y urge a poner el foco en la competitividad
Mikel Madinabeitia
Sábado, 17 de mayo 2025, 00:12
Josu Jon Imaz realizó ayer un exhaustivo análisis de los desafíos y el rumbo que la sociedad y la economía están afrontando en los últimos ... tiempos. Y lo hizo centrando el núcleo de su discurso en la política energética y la manera en la que, a su juicio, se debe seguir avanzando en la descarbonización. «Las energías renovables son necesarias, pero el diésel fue el que nos salvó el día del apagón», manifestó durante su intervención en el XVIII Foro Empresarial de Gipuzkoa.
Imaz dibujó un presente con claroscuros, no eludió ningún debate, advirtió de la «emergencia industrial» europea y urgió a poner el foco en la competitividad para que las empresas salgan indemnes de los numerosos retos del siglo XXI. En su intervención, el consejero delegado de Repsol abordó con especial énfasis el papel del diésel y las energías renovables en el contexto de la seguridad energética. Recordó el episodio del apagón del 28 de abril y destacó que lo que salvó la situación fue precisamente el combustible que con frecuencia es objeto de crítica: «Lo que salvó a este país fue el diésel. El denostado diésel», subrayó. Y es que en numerosos ámbitos esenciales como los centros de salud pudieron seguir funcionando gracias a los equipos electrógenos alimentados con gasoil.
Imaz defendió como una responsabilidad moral de su compañía continuar produciendo combustibles fósiles, petróleo y gas, mientras dure la transición energética. También argumentó que estos recursos son fundamentales para garantizar que «los productos lleguen a los supermercados todas las mañanas», así como para abastecer de energía a las industrias, hogares y medios de transporte. Además, criticó que Europa prohiba los motores de combustión a partir de 2035, una decisión que ha sido «profundamente errónea». Con todo, cree que Europa rectificará, pero «el problema es que cada año que pase sin tomarla estamos provocando un daño irreparable en el sector de la automoción sin beneficios reales en la reducción de emisiones». En este sentido, recalcó que su opción personal es un coche diésel «porque es el que más autonomía me permite».
Con todo, Imaz consideró esenciales las energías renovables, pero insistió en que deben formar parte de una estrategia más amplia y equilibrada, donde se conjuguen sostenibilidad, seguridad y coste. Además, sugirió que para lograrlo es fundamental avanzar con neutralidad tecnológica y sentido práctico. «Las renovables son un bien, necesarias, son una ventaja competitiva», resumió como idea principal antes de deslizar otras reflexiones con un tono más crítico. Especialmente irritado se le vio cuando censuró el desequilibrio que observa en las políticas actuales, centradas exclusivamente en lo ecológico: «Tenemos que ser agnósticos con las tecnologías. Debemos utilizar todas las que sirvan para reducir emisiones sin sesgos ideológicos».
«Menos ideología»
Concluyó su intervención energética con una reflexión clara sobre el enfoque actual. «La transición es un viaje. No es un punto de llegada». Y añadió uno de sus pensamientos más extendidos, una idea que en público se le ha escuchado en más de una ocasión: «Necesitamos más tecnología y menos ideología».
Por último, reivindicó el papel del empresario en el bienestar y en la evolución de Euskadi y solicitó que se deje de «ponerlo en la diana», ya que gracias al emprendimiento privado y a esas empresas de industria se genera el empleo de calidad y las oportunidades en el País Vasco. También quiso poner sobre la mesa el «daño económico» provocado por la banda terrorista ETA. «Miles de personas se fueron por la extorsión y esos negocios se marcharon», explicó. «Es una herida mal cerrada. Hay una herencia asociada al odio social que ETA generó al emprendimiento». Por ello, apeló por no repetir esa situación de amenazas del pasado y centrarse en seguir promoviendo una industria competitiva que genere el entorno ideal para retener el talento y crear empleo de calidad para la gente joven. «El empleo lo crean las empresas y las empresas las crean los empresarios», apostilló.
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