Cuando el rigor crea valor

Hacer pronósticos es una labor que se intensifica en tiempos de presupuestos. Las empresas demandan a los especialistas, traducido a dígitos, opinión y expectativas, para así fijar las variables financieras exógenas del negocio. Este año más, pero la tradición impone preguntar por tipos de cambio, tipos de interés y precios de materias primas. En su defecto, bien sea por no tener acceso a especialistas o por simple desconfianza sobre la opinión que estos manifiestan, las empresas utilizan en su presupuestación lo que el mercado cotiza en ese momento. Si son temerosos de errar, es posible que hasta generen un «colchón».

Es un hecho que las variables financieras determinadas por externalidades no reciben la atención con la que se presupuestan otras partidas. Lo lamento, pero no se debe a la creencia ciega de que el mercado recoge toda la información disponible. Tendríamos entonces legiones completas de creyentes en la eficiencia de los mercados. ¿Para qué aventurar lo que puede ocurrir si ya los agentes del mercado traducen en precios toda la información disponible? Y si ocurre algo que no esperan, entonces ¿de qué me vale lo que me digan? ¿o es qué hay alguien que está en el secreto y «solo» se trata de dar con él? Después de todo lo que hemos sido testigos, todavía hay quien así piensa.

El escepticismo sobre el vaticino aumenta. Cuanto más se equivocan los especialistas, tanto más se refuerza la idea de su escasa utilidad. Y algo a lo que se asocia con tan pobre valor, en poco se utiliza para adoptar decisiones. En la inmensa mayoría no desencadena nada. Si cualquier año ya es complejo, ¿qué podemos decir de 2023? Sería más fácil rellenar unas cuartillas bajo el título de 'Qué no va a pasar en 2023'. Incluso así, habría que empeñarse en exagerar mucho para no correr el riesgo de acercarse a los hechos.

Entonces, ¿por qué las grandes organizaciones invierten importantes recursos en estimar las variables exógenas y después actúan en consecuencia? La respuesta es simple: porque les va mejor así. Basta seguir los cinco pasos de cualquier procedimiento científico: observar, preguntar, formular hipótesis, realizar una previsión consistente y poner a prueba la predicción. Así, repetido una vez tras otra, resulta que en realidad no fallamos tanto. Al revés, son muchas más las veces que aseguramos el resultado. Contribuimos así a dar solidez a nuestra estructura financiera y a mejorar la competitividad de nuestro negocio como se recordaba en el reciente ciclo Finanza organizado por Elkargi.

Conceder valor a las variables exógenas del presupuesto facilita mucho su consecución. Es lo que los expertos en gestión de negocio denominan rigor. El rigor crea valor, y aquello a lo que se concede valor, se utiliza. Pruebe a preguntarse si una vez fijadas sus variables exógenas, actúa en consistencia para asegurarlas. Si no lo hace, pregúntese el por qué. Es muy probable que se deba a que no puso rigor. Inténtelo de nuevo, observe, pregúntese, establezca su hipótesis y lance su propuesta. Actúe en consecuencia y después evalúe. Concédase margen de error extra si es la primera vez, y no se preocupe, mejorará con el tiempo. Si se aprovisiona en dólares, ¿no va a comprar dólares? Y si factura en dólares ¿no va a vender? ¿Acaso confiaría a la suerte del equipo de ventas su facturación de 2023? ¿Por qué entonces no asegura razonablemente su margen?

Permítame proponerle respuestas: lo hace por desconfianza, que erróneamente proyecta en otros. Revíselo, nadie conoce mejor su negocio que usted. Puede que lo haga por ambición, pero entonces el mal es más difícil y de urgente solución. De aquí proceden lo errores de consecuencias más graves. Cabe que responda «¡es que con estos precios…!». Revise entonces otras partes del negocio. El nuevo año ya está aquí, tan lleno de incertidumbre como cualquier otro, aunque puedo estar de acuerdo en que más. Pues más a favor de aplicar lo básico del método científico. Si hasta este mismo instante, después de fijar sus referencias exógenas no ha decidido nada, preocúpese, está en alguna de las anteriores categorías. Casi seguro, le saldrá mal. Entonces, solo me quedará desearle suerte.