Si tuviera que describir la misión central de BME en cinco palabras éstas serían «estar cerca de las empresas». Esto implica ofrecer mercados financieros seguros, sólidos, transparentes y líquidos, como sólo podemos hacer los mercados regulados. También, por supuesto, escuchar las necesidades de las compañías y estar a su lado en todas sus fases de crecimiento, ya que las puertas de la Bolsa están abiertas a las compañías pequeñas y medianas.
Hace unas semanas tuve la suerte de participar en Finanza, el punto de encuentro financiero organizado por Elkargi e impulsado por El Diario Vasco y El Correo, donde pude escuchar las reflexiones de un buen número de empresarios y emprendedores sobre la posibilidad de acceder a los mercados financieros como vía para diversificar sus fuentes de financiación. Fue muy ilustrativo e ilusionante, ya que aprecié en esas charlas una realidad cada vez más palpable: la creciente apertura de las pymes a la Bolsa. Uno de los puntos en común de las distintas intervenciones de aquel encuentro fue la necesidad de ganar tamaño para fortalecer el tejido empresarial. Por ejemplo, escuché el dato de que el 60% del empleo en Gipuzkoa está en empresas de menos de 50 empleados. Sin duda, los mercados financieros son el lugar idóneo para impulsar ese necesario crecimiento.
Hace sólo unos años, los mercados no eran ni siquiera una opción que se plantearan las empresas de menor tamaño. Hoy, aunque todavía queda mucho camino por recorrer, cada vez está más en su radar, en parte, gracias al constante crecimiento de BME Growth y del MARF. En la actualidad hay una veintena de cotizadas vascas, entre el mercado principal y BME Growth, y las empresas vascas emisoras en el MARF son el 18% de este mercado. Euskadi cuenta además con una base industrial sólida, ya que este sector representa el 24,2% del PIB nacional. Es la comunidad que destina el mayor porcentaje de su riqueza a la inversión en I+D, el 2,03%, y también es un gran polo de innovación y promoción del talento. Es decir, lo tiene todo para ser aún más protagonista en los mercados financieros.
Por qué es importante cotizar
Convertirse en una empresa cotizada marca la diferencia. Unirse a BME Growth, la Bolsa de las pymes, ofrece visibilidad y reputación, lo que también contribuye a atraer talento. Las compañías de BME Growth pueden financiar su crecimiento gracias al acceso a inversores especializados en pequeñas y medianas empresas. Desde 2018, el número de inversores institucionales activos en este mercado de BME se ha multiplicado por 2,5.
Además, los inversores internacionales prefieren las compañías cotizadas a las que no lo son. Así lo demuestran los datos de las Cuentas Financieras a cierre de 2021 del Banco de España, que indican que los inversores internacionales poseen algo más del 50% de las acciones españolas cotizadas y apenas el 24% de las acciones y otras participaciones en el capital de empresas no cotizadas en Bolsa. Es decir, menos de la mitad.
Dar el paso de salir al mercado no siempre es sencillo para las empresas, en especial cuando son compañías familiares de larga tradición. Es importante que sepan que cotizar no implica perder el control de la compañía, ya que cuando un inversor confía en una empresa lo hace porque está satisfecho con la labor de sus gestores. Para combatir prejuicios y perder el miedo, desde hace unos años ofrecemos en BME la opción de unirse al Entorno Pre Mercado. Es un programa formativo, algo así como un banco de pruebas en el que las empresas pueden prepararse para dar el salto a los mercados financieros. Ya son cinco las compañías que se han unido a BME Growth procedentes del Entorno Pre Mercado, donde ahora contamos con 21 empresas y 24 partners.
En definitiva, en BME seguimos trabajando para estar cerca de las empresas y para que éstas sientan cerca a los mercados financieros. Es algo crucial, ya que les puede dar el impulso definitivo para marcar la diferencia.
