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Manu Alvarez
Bilbao
Lunes, 18 de noviembre 2024
Los empresarios vizcaínos no han dudado en mostrarse decepcionados con la propuesta de reforma fiscal que han anticipado las diputaciones forales vascas y de la ... que por el momento tan solo se conocen algunas líneas generales y pequeños detalles. Los máximos responsables de la organización empresarial vizcaína Cebek han presentado este lunes las conclusiones de una encuesta de coyuntura realizada el pasado mes de octubre, en la que por primera vez el aumento de la presión fiscal aparece en segundo lugar entre las preocupaciones de los empresarios del territorio. La primera es la que tiene que ver con la «gestión de personas», epígrafe que incluye el aumento de costes salariales y la dificultad de encontrar los perfiles profesionales que se necesitan.
La presidenta de la patronal vizcaína, Carolina Pérez Toledo, reconoció que se han recogido algunas reclamaciones empresariales, en concreto la incentivación de las inversiones en descarbonización, pero otras se han quedado en el tintero -como la eliminación del Impuesto de Patrimonio-, al tiempo que trasmiten su decepción por el escaso alcance de otras.
Entre estas últimas figuran las deducciones en el Impuesto de Sociedades para los planes de pensiones de empleo, que incluyan aportaciones tanto de trabajadores como de empresas. La propuesta de reforma recoge una deducción del 10% y un máximo del 25% si se cumplen varias condiciones, porcentajes que hacen que la constitución de este tipo de planes de ahorro para la jubilación se conviertan en realidad en un aumento de costes laborales. «Nos parece escasa la deducción y creemos que debería haberse optado por algo más ambicioso», ha apuntado Francisco Javier Azpiazu, secretario general de CEBEK. En la organización empresarial subyace ya la idea de que la iniciativa está condenada al fracaso a corto y medio plazo.
«En los últimos años la presión fiscal ha crecido más que el PIB. En la actualidad la presión fiscal sobre las empresas representa el 12,2% del PIB, frente a la media del 10,2 europea», ha insistido Azpiazu. Y es que los empresarios ven con preocupación el aumento de los costes salariales que se han generado en las últimas reformas de la Seguridad Social -las aportaciones empresariales tienen una consideración asimilada a la de los impuestos-, con las aportaciones para la denominada «solidaridad intergeneracional» y también con el aumento de las cotizaciones de los salarios más altos. «No deberíamos perder la oportunidad de utilizar el Concierto Económico», ha apuntado la presidenta de Cebek, quien ha hecho referencia también a los «momentos complicados» que atraviesan algunos sectores, como es el caso de la industria de automoción.
Mientras tanto, la encuesta realizada entre 340 empresas vizcaínas refleja una cierta apatía en el colectivo, ya que la idea generalizada es que no se va a producir una recuperación significativa de la demanda. Las previsiones que llegan desde los países de Europa que son los principales clientes de la industria vasca han teñido de pesimismo las estimaciones de medio plazo. Así, más de la mitad de las empresas encuestadas rechazan la idea de que vayamos a experimentar un crecimiento significativo, al tiempo que la apuesta con más adeptos es la de seguir en un estado de estabilidad. Esa impresión se reproduce además en todas las consecuencias, de ahí que no haya grandes previsiones de aumento de plantillas.
La organización empresarial vizcaína Cebek ha criticado con dureza el objetivo del Gobierno de Pedro Sánchez de rebajar por decreto la jornada laboral máxima desde las actuales 40 horas que marca el Estatuto de los trabajadores hasta 37,5. La vicepresidenta segunda y responsable del Ministerio de trabajo, Yolanda Díaz, ha insistido estos días en que esta jornada será legal antes de que finalice 2025.
Según el secretario general de la patronal vizcaína, Francisco Javier Azpiazu, se estima que 334.000 empleados por cuenta ajena en Euskadi estarían afectados por esta medida, pero tanto él como la presidenta de Cebek, Carolina Pérez Toledo, no han dudado en calificarlo como «una injerencia de parte de lo que tradicionalmente ha sido una materia sometida a la negociación colectiva». Así, han recordado que a lo largo de los últimos años un buen número de convenios han recogido pactos para la reducción de la jornada, si bien el 60% de los vigentes están por encima de las 37,5 horas semanales. «Necesitamos entornos legales fiables y predecibles», ha reclamado Pérez de Toledo.
Por otra parte, Cebek ha sondeado a las empresas en torno a la propuesta que realizó la exvicelehendakari Idoia Mendia, en torno a la puesta en marcha de una jornada laboral de cuatro días semanales sin reducción de salario. Casi el 90% de las empresas han contestado que éste no es un tema que les parezca prioritario en estos momentos, lo que reafirma la postura que defendió la patronal vasca Confebask, que se ha negado a introducir este asunto como uno de los temas a tratar con los sindicatos en la mesa de diálogo social. Pérez de Toledo ha aclarado que esta iniciativa no ha surgido en las conversaciones que han mantenido los representantes empresariales con el actual responsable del Departamento de Empleo, el vicelehendakari Mikel Torres.
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