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Planta termosolar de Abengoa en Sanlúcar la Mayor (Sevilla). Reuters
Los otros empleados de la banca

Los otros empleados de la banca

El futuro de 27.000 trabajadores de Abengoa, Nueva Pescanova y Duro Felguera depende del Santander

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Sábado, 20 de enero 2018

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La banca, a consecuencia de los estragos de la crisis, terminó siendo accionista de un número estimable de empresas y aún continúa hasta asegurar que, a la vez que sean viables, pueda salir recuperando la mayor parte del crédito. Pasó en el negocio del 'ladrillo' con Metrovacesa –controlada por Santander (71%) y BBVA (29%)–, que prevé retornar a la Bolsa en este primer trimestre tras casi un lustro fuera.

La lista de compañías, no obstante, abarca otros sectores aunque hay casos con una línea común: el Santander es su socio de referencia, sobre todo tras asumir desde junio las participaciones del Popular. Pasó en la inmobiliaria citada, aunque su viabilidad ya está garantizada.

Tampoco se esperan sobresaltos, al menos a corto plazo, en otros dos casos. De Nueva Pescanova la entidad que preside Ana Botín se desligó en 2014 tras colocar su deuda (70 millones a un fondo británico) pero a través del Popular ha recuperado el 9,2%, la cuarta mayor participación en la compañía. Su voluntad sería venderla, aunque ahora la expectativa de revalorización tiene mayores visos de cumplirse. Además, su presidente, Jacobo González-Robatto, llegó auspiciado por el banco que dirigía Ángel Ron.

El objetivo de los principales socios –Banco Sabadell (23,8%) y CaixaBank ( 15,3%), seguidos de HSBC (12%) y ahora el Santander– es llegar a 1.500 millones de euros de facturación anual en el horizonte de 2020, un 50% más de lo que vendía a principios de 2016, e invertir 125 millones. Una tercera parte irán a renovar la flota –42,5 millones para construir siete buques– de un grupo con una plantilla estimada en 12.000 personas, 1.100 en España.

Aunque se firmó un convenio de cinco años ( 2016-2020), no hay acuerdo sobre los ascensos de las nuevas incorporaciones. Y los antiguos dueños, que tras la reconversión de gran parte de una deuda que llegó a superar los 3.600 millones vieron reducida su participación al 1,6%, están batallando ahora con las entidades ante los tribunales.

En Abengoa, también salvada por ahora tras reestructurar su deuda en marzo, el horizonte se antoja más problemático. De primeras, el ajuste laboral no ha terminado y la compañía acaba de poner en marcha la última fase de su plan de reestructuración, que supondrá la salida de la plantilla de otras 150 personas.

Ahora cuenta con un promedio de 13.000 empleados –por su negocio de ingeniería varía según los proyectos–, de los que 3.000 están en España. La facturación parece recuperarse poco a poco –acaba de firmar un contrato por 37,5 millones de euros para un proyecto de transmisión eléctrica en Argentina–, aunque para aliviar el pasivo –al cierre del tercer trimestre de 2017 su patrimonio neto era negativo, alcanzando los 1.902 millones– ha tenido que ir traspasando distintos activos.

Una de las colocaciones más importantes fue la del 25% de su filial estadounidense Atlántica Yield por unos 521 millones de euros. La operación, anunciada a principios de noviembre, fue un balón de oxígeno para el grupo –hay una opción de compra por el 16,5% que todavía mantiene–, presionado por las reclamaciones de los bonistas contrarios al plan de reflotamiento por considerar que su quita es excesiva.

Riesgo de concurso

El Santander ha liderado las conversaciones entre la banca y la empresa –no en vano es ahora el primer accionista con el 6,9%, tras asumir la parte que tenía el Popular y pese a vender otra participación similar en abril–, aunando voluntades para la continuidad de la empresa. Abengoa logró reestructurar la parte financiera de una deuda que llegó a superar los 9.000 millones, pero aún debe algo más de 2.000 millones en la parte comercial y son esas reclamaciones las que podían terminar abocándola al concurso de acreedores, que sería uno de los mayores.

En Isolux, donde el banco llegó a tener un 9,6% en virtud de su deuda, no se pudo evitar y en julio quebró con un pasivo de 4.294 millones. Con un ERE en marcha para toda su plantilla de 575 empleados, los administradores concursales estudian si una parte podría subrogarse troceando la compañía de ingeniería o ésta termina cerrando.

Ese es el escenario que quiere evitar Duro Felguera, que tiene al Santander como principal acreedor financiero con 165 millones (el 61% de lo que debe a los bancos) y a Hacienda como segundo, con otros 122 millones. La devaluación de sus contratos ha hecho que el equipo de Botín rechace por ahora un rescate directo –que costaría 500 millones y reduciría en un 20% una plantilla de 2.000 personas–, mientras se buscan inversores. Entre los candidatos, la corporación china Cscec.

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