Una opa asumible para el banco vasco pese a los obstáculos políticos
La decisión del Consejo de Ministros de endurecer las condiciones impuestas por Competencia impidiendo la fusión durante tres años es algo que ya se temía en la cúpula del banco vasco
El Gobierno ha dado este martes luz verde a la opa de BBVA sobre el Banco Sabadell endureciendo las condiciones que en su día estableció ... la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, que tras un año de análisis (¡un año!) acordó por unanimidad dar luz verde a la opa más política de las últimas décadas. Las conclusiones no gustaron nada a Moncloa, como evidenció el hecho de que el presidente, Pedro Sánchez, tuviera que sacarse de la chistera una inédita consulta pública que escandalizó al eje Bruselas-Fráncfort-Washington-Londres, es decir, a Bruselas, el BCE, el FMI y la City. Por cierto, ¿alguien sabe algo de esa consulta? Todo para justificar la decisión que estaba tomada de antemano por el enorme rechazo que la operación ha generado en Cataluña. Y es que todos los partidos, y todos son todos, han rechazado de plano una opa de la que el independentismo, socio vital de Sánchez para seguir en Moncloa, ha hecho 'casus belli'.
Así que el Consejo de Ministros, finalmente, ha apostado por un 'sí, pero no' de manual esgrimiendo el manido «interés general», como se ha esmerado en reiterar el titular de Economía, Carlos Cuerpo. Es decir, dan luz verde a la opa sin aprobar condiciones insalvables para no buscarse más problemas de los que arrastran con las instituciones internacionales, pero hacen un considerable guiño a Cataluña prohibiendo la fusión durante tres años. Durante este periodo, BBVA y el Sabadell deberán operar de forma independiente en el hipotético caso de que los accionistas de la entidad catalana decidan aceptar la oferta de compra.
De hecho, hace ya mucho tiempo que la cúpula del banco vasco presidido por Carlos Torres había asumido que el escenario central era que la opa siguiera adelante pero que el Gobierno vetase la fusión por presiones políticas. Incluso en este escenario, los números le siguen saliendo. Así que salvo sorpresa y dado que las condiciones impuestas por Economía son teóricamente asumibles, lo más probable es que BBVA no oculte su malestar por la decisión tomada arropado por Bruselas, el BCE y el FMI pero, a su vez, mantenga el guion previsto para que sean los accionistas del Sabadell quienes tengan la última palabra.
Al fin y al cabo son ellos los que deben decidir qué quieren hacer con su dinero. ¿Se imaginan que después de todo este espectáculo y el daño reputacional de la marca país resulta que los propietarios de la entidad catalana rechazan la opa y todo queda como ahora?
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