El patrón que navega por las cumbres

Aventura, supervivencia, pero también otras propuestas mucho más accesibles y cercanas son algunos de los planes de Lurbide, iniciativa que acaba de poner en marcha recientemente Uribarren «para los que buscan algo diferente o simplemente realizar rutas por Euskadi», adelanta el elantxobetarra. Y es que, después de trabajar un tiempo para otras firmas, ha decidido que ha llegado el momento de ejercer en solitario, de intentar volar alto, «aunque los comienzos siempre son difíciles», reconoce.

«En la trainera diriges a remeros que tienes que conseguir que confíen en ti y en la montaña debes llevar a buen puerto a los integrantes del trekking. Hay que ser un poco psicólogo en ambos casos. Son tareas que se asemejan bastante», recalca en relación a su nueva ocupación laboral. La idea de convertirse en guía profesional le rondaba por la cabeza desde hace tiempo. «Después de dos temporadas intensas en 2010 y 2013 en Urdaibai» decidió tomarse un descanso para limpiar la mente y comenzó a tener más contacto con la montaña fruto de su afición por la escalada.

El gusanillo fue a más y tanto sus amigos más cercanos como varios guías que conoció durante ese tiempo desconectado del mundo arraunlari le dieron el empujón que necesitaba para apuntarse a Kirolene, el centro público de enseñanzas deportivas de Durango para obtener el título de guía profesional. Y en 2018 decidió dar el paso. Fue algo así como un salto al vacío sin red pero lo tenía meridianamente claro. Necesitaba un cambio de rumbo en su vida e incluso dejó el trabajo en la empresa maderera donde llevaba doce años para centrarse plenamente en los estudios. Todo un golpe de timón.

«De hecho, las dos últimas campañas que remé en Deusto y Kaiku lo hice con la condición de que la prioridad era obtener el título y Korta me animó y ayudó bastante en este sentido», reconoce Uribarren en referencia al técnico de la 'Bizkaitarra'. Las prácticas para lograr el certificado oficial también fueron de altura. Su bautismo fue nada más y nada menos que en el Himalaya y con unos maestros de ceremonias de campanillas. Acompañó al campo base del Manaslu a la expedición de Alex Txikon, Simone Moro e Iñaki Álvarez en su intento de hollar por primera vez en invierno la 'Montaña de los espíritus'.

«Txikon me dio la oportunidad de tener contacto con el Himalaya y estoy muy agradecido porque aprendí un montón», resalta Uribarren. Y desde entonces el vínculo con la cordillera asiática se ha hecho irrompible. De hecho, el expatrón elantxobetarra acaba de regresar hace unos días de un viaje solidario a Nepal de la mano de la Fundación SOS Himalaya donde ha guiado a un grupo de 29 personas, la expedición más grande que ha pasado por el valle del Makalu. Sus integrantes han tenido la oportunidad de conocer los distintos proyectos de la ONG navarra.

La iniciativa ha permitido también repartir diverso material recogido a través de donativos. «Una escuela vizcaína nos dio ropa, el Lemona de fútbol y gente particular material deportivo para colegios», apunta Uribarren. No es la primera vez que el elantxobetarra colabora con el proyecto humanitario puesto en marcha en memoria del desaparecido Iñaki Ochoa de Olza.

La estancia de Lur Uribarren en Euskadi será breve. Apenas unos veinte días para recargar pilas en familia antes de regresar a Nepal -Ama Dablam- el 5 de enero donde tiene otro proyecto entre manos, así como tambien una persona «especial» esperando con los brazos abiertos. Su nombre es Lakpa Sherpa, el niño que apadrinó hace algún tiempo. «Es un crío que ha tenido problemas familiares, como otros muchos en la zona», apunta Uribarren.

En abril también ha programado, «junto al gran alpinista Félix Criado», otro trekking al campo base del Everest «que será inolvidable» y para el que ya han abierto la inscripción. Lur se ha olvidado del mar y se ha decantado por la tierra, como dicta su nombre, y en concreto por la montaña.