«No me imagino mi vida sin el Zuzenak»
Martín Pérez capitanea a al equipo vitoriano en un nuevo curso en Primera que arranca mañana en Valencia con la permanencia como meta
Jon Casanova
Sábado, 8 de noviembre 2025, 00:36
El Fundación Vital Zuzenak arranca mañana un nuevo curso en una Primera División cada vez más competitiva y profesionalizada. El debut será en Valencia ante ... el UPV IN-ADIV, un conjunto que dispone en sus filas de jugadores de talla internacional. El estreno en Ariznabarra se hará esperar hasta el próximo día 15 contra el UCAM Murcia. Martín Pérez (Escoriaza, 1997) es capitán del equipo vitoriano, lleva la mitad de su vida vinculado al club y ya se siente «un alavés más». Apasionado del deporte, nació con espina bífida. Su profesor de Educación Física le habló un día del Zuzenak y decidió probar animado por sus padres. Catorce años más tarde es el referente de un club que mantiene su apuesta por el talento local.
Martín lidera un plantel en el que se integró siendo un niño. Lo suyo fue «una terapia de choque» ya que no había segundo equipo en el que foguearse. «Sin saber casi nada me estaba enfrentando a algunos que llevaban jugando 15 años», rememora el guipuzcoano. De aquel tiempo de formación rescata el recuerdo de unos compañeros que «ayudaron a ser el jugador que soy» y el debut el División de Honor, la máxima categoría nacional. La élite no tenía piedad con aquel Zuzenak, que perdía «casi todos los partidos de cerca de 80 puntos», una dinámica que no hacía mella en la unión del equipo. Ya asentado en el primer equipo, el vínculo de Martín Pérez con el club vitoriano va más allá de ganar partidos y anotar canastas.
El conjunto alavés es el más joven de una segunda categoría cada vez más profesionalizada
«Hoy en día es una gran parte de mi vida», afirma. La rutina de entrenamientos es de tres días a la semana, pero el capitán también trabaja en la sede del Zuzenak como recepcionista, ayuda en labores de administración y se responsabiliza de las redes sociales del club a las que aplica los conocimientos adquiridos tras estudiar Comunicación Audiovisual. Su implicación es total. «Incluso cuando no estoy en horario de trabajo estoy pensando en cosas que puedo hacer», confiesa. Su presente es inconcebible sin sus múltiples cometidos en la entidad vitoriana. «No me imagino mi vida sin el Zuzenak. Me aporta mucho, tanto emocionalmente como físicamente», revela. Ahora, le toca capitanear el equipo insignia del club, aunque le atrae la labor de entrenador. «Cuando deje de ser jugador, seguiré ligado al club de alguna manera», avanza.
El deporte adaptado ha evolucionado enormemente desde que Martín debutara en el Zuzenak. Es un crecimiento que hace que «poco a poco tenga más reconocimiento, aunque todavía queda mucho por hacer, sobre todo en el tema de patrocinadores», apostilla el jugador del Zuzenak. Cunde el amateurismo, aunque la Superliga Fundación Once –antigua División de Honor– se ha convertido en una liga profesional en lo que comenzó como una actividad lúdica en favor de la inclusión. «Casi todos los jugadores en la máxima categoría viven de ello y se está monetizando», algo que «puede acabar explotando». En la propia competición del Zuzenak ya hay jugadores profesionales que «hace que competir contra ellos se haga difícil».
Mentalidad competitiva
El Zuzenak arranca la campaña como el equipo más joven de la categoría. Martín marca como objetivo principal la permanencia y también hacer piña para «pasarlo bien, disfrutar y estar todos en buena dinámica, que seguro que ayuda para conseguir victorias». Eso sí, no se renuncia a la competitividad. «Hay que tener compromiso y mentalidad de que estamos compitiendo y es algo que llevamos todos dentro», relata Martín.
La meta de la salvación pasa por convertir la cancha de Ariznabarra en una fortaleza. El Zuzenak se apoya en el valor fiable de una afición que la pasada temporada fue reconocida como la mejor de la categoría. Para quienes quieran probar por vez primera, Martín dibuja un espectáculo «que suele enganchar, con muchos choques y rapidez. Muy bonito de ver». Si toca animar, nada como sumarse a la peña 'Sillas Bravas', un clásico bullicioso de la grada de Ariznabarra, que cuenta las horas volver a acoger a su equipo.
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