Élite del balonmano

Iker Romero: «Alemania es como la NBA del balonmano, están los mejores»

En la pequeña localidad de Bietigheim todavía siguen de fiesta. Este pequeño municipio de apenas 40.000 habitantes, se ubica en el estado de Baden-Wurtemberg, al suroeste de Alemania. «Es una vida cómoda y tranquila. Como en Vitoria, pero aún más familiar», comenta Iker Romero, el artífice de que el modesto club Bietigheim que milita en la segunda división del balonmano germano, haya logrado su tercer ascenso a la Bundesliga en una década. «En los dos anteriores no se consiguió la permanencia, pero esta ya veremos, ya veremos», vaticina con ilusión el vitoriano.

El pasado fin de semana, su club ratificó la segunda plaza en la liga, y por tanto, el desembarco en la mejor liga del mundo. «Esto es como la NBA del balonmano. La primera y segunda liga están entre las tres o cuatro mejores del mundo. Aquí están los mejores jugadores y los mejores equipos», explica con conocimiento de causa. No en vano, sus últimos años de su exitosa carrera profesional como jugador, más de 18 como profesional, fueron en el Füchse Berlín en el que se retiró en el año 2015. Sin duda, el mejor lugar para una transición al banquillo, que estaba también en su ADN.

Tras ejercer de ayudante con Carlos Ortega en el Hannover-Burgdorf entre los años 2017 y 2021, le llegó su oportunidad como primer entrenador en el Bietigheim, donde el trabajo y una marca muy personal han dado sus réditos. «El salto a la Bundesliga es enorme. Ha sido un año muy duro, tres años de mucho trabajo. Estoy con una felicidad enorme de haberlo conseguido. No tengo casi palabras. Yo he intentado vender mi producto, la ilusión y trabajar lo mejor posible, pero hay muy poco del Iker Romero jugador. Ahora soy Iker Romero entrenador y además creo que es importante saberlo y diferenciar una etapa de otra», subraya a EL CORREO desde tierras alemanas.

A sus 43 años, este salto a la Bundesliga le llega con todos los honores. En su día fue considerado el mejor jugador del mundo en su puesto de lateral, con múltiples títulos en su palmarés con los clubes en los que militó; Valladolid, León, Ciudad Real, Barcelona y su etapa en el Füsche berlinés. Sus logros con la selección española también deslumbran, como el Mundial de Túnez en 2005 o el bronce de 2008 en los Juegos Olímpicos de Pekín. Semejante experiencia la ha sabido trasladar a sus pupilos. «Como entrenador, intento aprender cada día, he tenido grandes maestros. La única cosa que sí me ha venido bien como jugador es que conozco cómo funciona un vestuario y lo que los jugadores necesitan. Ese es el único plus que he podido sacar como antiguo jugador», confiesa.

Este milagro deportivo se sustenta en la modestia y en un ajustado presupuesto. Su plantilla sólo tiene tres jugadores extranjeros, el portero egipcio Mohamed Aly, el franco-alemán Paco Barthe y Juan Muñoz de la Peña, central de la selección española campeona del mundo junior en 2017. Todo ha sido una adaptación con los recursos justos y la pericia de combinar, «un balonmano muy físico con la mejor táctica española», explica. A falta de dos jornadas, el título de la Segunda División parece complicado. No le quita el sueño. «Hemos logrado un hito enorme. Aspirar al título es complicado. el primero nos saca tres puntos y tiene un mejor calendario», apunta.

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