Rahm se da una gran vuelta de despedida en el US Open
El vizcaíno deja su sello en Los Ángeles con una espectacular tarjeta de 65 golpes en la última jornada que le refuerza para el futuro
Jon Rahm dejó su impronta en Los Ángeles Country Club y se dio una gran vuelta de despedida en la cuarta y decisiva jornada del ... Abierto de Estados Unidos, el tercer Grande de la temporada. Juego mayúsculo el que desplegó el vizcaíno en las calles y los greenes de un campo extraño y discontinuo al que le ha cogido la medida con el transcurrir de la semana hasta consumar su conquista. La fiabilidad y la consistencia que habían empezado a coger forma la víspera alcanzaron el domingo la máxima expresión y eso se notó, y de qué manera, en el resultado.
El de Barrika demostró una seguridad pasmosa y un convencimiento inquebrantable en la toma de decisiones a lo largo de todo el recorrido. No sólo hay que bordar el golf en los 'Majors' para moverse en los puestos cabeceros. También hay que saber leerlo, ser conservador cuando corresponde y ambicioso si el escenario invita a ello. Y en esta faceta hay muy pocos profesionales del circuito que puedan competir con el número dos del ranking mundial. Entiende los guiones como nadie y afloja o tensa la bolsa de palos para atinar en el desenlace.
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Una pena que en las rondas precedentes de este 'Major' de Beverly Hills, en especial las del jueves y el viernes, no aflorara esa seguridad y que el caprichoso y malévolo duende que rige este deporte le diera la espalda en los momentos determinantes, los que podían cambiar el panorama en un parpadeo para mirar hacia arriba. De no haber sido así Rahm seguro que hubiera estado en la pelea.
Los aficionados están con él y volvieron a demostrarlo en la ronda que resolvió el torneo californiano. Miles de espectadores siguieron el partido de Rahm y Dylan Wu a pesar de que ninguno tenía opciones de victoria. Creció su número con el transcurrir de los hoyos cuando los videomarcadores con la clasificación diseminados por el campo anunciaban la progresiva escalada del vizcaíno, que entregó en la casa club una tarjeta de 65 golpes, cinco bajo par, para un total de menos tres en el cómputo global. Al cierre de esta edición ocupaba la decimosegunda posición mientras Rory McIlroy, Wyndham Clark, Rickie Fowler y Scottie Scheffler acababan de iniciar su batalla por alzar el codiciado trofeo.
Sobrecoge la liturgia de los minutos previos a la salida del tee del 1 en las citas del Grand Slam en las vueltas de la verdad. Los jugadores apuran los estiramientos y hacen swings de prueba en medio de un silencio espeso y respetuoso, como si los seguidores participaran de la misma concentración que ellos antes de golpear a la bola. Es un instante mágico en el que la comunión entre ambos protagonistas del espectáculo es absoluta. Sólo cuando el 'announcer' presenta a los golfistas unos y otros sueltan el aire contenido y vuelven a dividir los papeles. El jugador nombrado se coloca detrás de la bola entre los aplausos de los aficionados. Rahm, recordó el encargado de anunciar a los profesionales, fue el ganador del US Open en 2021.
Como un tesoro
A diferencia de la víspera, cuando el de Barrika hizo volar la esfera al centro de la calle, esta vez fue a parar al rough, lo que complicaba las cosas desde el principio. El cielo estaba cubierto a esa hora –las once de la mañana en California–, pero el de Barrika lo veía todo muy claro. Se sobrepuso a ese impacto desviado y culminó la recuperación con un birdie que fortalecía su moral desde la línea de salida. Y es que de las nueve primeras banderas conquistó nada menos que seis, con el única lunar del hoyo 5. Magnífica la recuperación en el par tres del 7. Cayó en un bunker y tras sacar la bola de la arena se dejó un putt largo y comprometido que resolvió con una suficiencia envidiable. Después, en el tramo teóricamente más complicado del trayecto consiguió conquistar la bandera número 11 y supo guardarla como un tesoro hasta el final.
«Los hoyos 16, 17 y 18 son muy complicados», apuntó junto a la casa club en declaraciones a los medios españoles destacados en en el torneo. «Sabía que tenía ese golf para hacer una vuelta así. Estoy muy contento de cómo ha ido el fin de semana porque he jugado bien y también he putteado bien», añadió el vizcaíno, al que esta última vuelta le reafirma de cara a las próximss citas. Rahm cree que el campo angelino está bien dispuesto para acoger un Grande, pero ha echado en falta un mayor número de aficionados en las cercanías de los greenes. Y es que en algunos hoyos las cueras están muy lejos de los profesionales.
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