El 'intruso' Wyndham Clark sorprende a los favoritos y gana el US Open
Con sólo un torneo del PGA Tour en su palmarés, el golfista de Denver se encumbra en Los Ángeles con su primer 'Major' en un mano a mano con McIlroy
Hace algo más de veinticinco años, cuando Wyndham Clark sólo tenía tres, su madre le llevó a una cancha de prácticas. Jamás había cogido un ... palo y apenas podía sujetarlo con sus pequeñas manos ni mantenerlo en equilibrio con un cuerpo tan espigado. Al principio le costó, pero poco a poco empezó a coger el ritmo y a divertirse con aquella herramienta tan complicada para golpear a una bola. El movimiento pendular le salía sin forzarlo, natural, como sólo los niños saben hacer las cosas. Y funcionaba. Vaya si funcionaba. Tanto, que una persona del club que se había fijado en el crío se acercó a su madre para preguntarle desde cuándo jugaba su hijo al golf. «Desde hace treinta minutos», le contestó. Aquel niño ha explotado esta semana en el US Open y ha sorprendido a los grandes favoritos para encumbrarse con su primer 'Major'.
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Wyndham Clark (Denver, Colorado, 1993) ha sido el 'intruso' del Abierto de Estados Unidos. Se puso líder ya el viernes, pero nadie quiso verlo. Es habitual encontrar en las dos jornadas iniciales a algún 'desconocido' en la zona alta que luego se disuelve como un azucarillo a la hora de la verdad. Los principales aspirantes a la victoria no contaban con él como un rival peligroso porque su palmarés en citas prestigiosas es exigua. Tenían al enemigo en casa y fueron incapaces de detectarlo hasta que ya era demasiado tarde. Y es que hasta presentarse en Los Ángeles Country Club sólo había ganado un torneo del PGA Tour, el Wells Fargo de Carolina del Norte. Fue en mayo y, mirándolo con perspectiva, aquella irrupción entre los mejores del circuito puede entenderse ahora como la antesala de lo que ha ocurrido en territorio californiano.
El desenlace del US Open fue intenso y emocionante, sobre todo en las banderas finales. Rickie Fowler, amigo de Clark y con quien compartió el partido estelar, pronto dijo adiós a la batalla. Tampoco Scottie Scheffler, número uno del mundo, tuvo su día y se quedó estancado. Así que el torneo se resolvió en un mano a mano entre el joven de Colorado y Rory McIlroy, que ha perdido una buena oportunidad de terminar con nueve años de sequía en el Grand Slam. Clark se presentó en el hoyo 18 con un golpe de ventaja sobre el norirlandés y necesitaba asegurar el par para evitar el desempate. Lo jugó a la perfección. Cuando embocó, rompió a llorar y miró al cielo. Buscaba a su madre, fallecida hace una década al reproducírsele el cáncer de mama que le habían detectado en 1997, poco antes de llevar a Wyndham a la premomitoria cancha de prácticas.
El campeón del US Open fue un niño inquieto y todavía hoy se le aprecian reacciones eléctricas cuando camina por el campo. Son evidentes en los greenes, en los que puede repetir dos y hasta tres veces la rutina antes de accionar el putter con una rapidez sorprendente. El vínculo con su madre era tan fuerte que incluso se planteó dejar el golf cuando murió. «No tenía sentido», ha declarado recientemente. Pero siguió adelante y ha sacado provecho a la formación recibida en la Universidad de Oklahoma. Por cierto, hay una conexión de esa época entre Clark y Jon Rahm. Ambos disputaron en 2014 la Palmer Cup, una competición inspirada en la Ryder que reúne a los mejores jugadores universitarios de Estados Unidos Europa. Se midieron en uno de los partidos individuales del sábado y el de Barrika logró vencerle.
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