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Aitor Villar ha colgado las botas tras quince temporadas en el fútbol senior. EC

Aitor Villar | Ex capitán del Sestao River y Portugalete

Fútbol
«El fútbol lo ha sido todo para mí y me lo he dejado todo en el campo»

El santurtziarra, que ha sido capitán del Sestao River y el Portugalete, ha decidido colgar las botas tras quince temporadas a sus espaldas

Peru Olazabal

Portugalete

Jueves, 31 de julio 2025, 08:56

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Basconia, Barakaldo, Zamudio, Zalla, Bermeo, Sestao River y Portugalete han sido testigos del trabajo incansable y el exhaustivo compromiso de Aitor Villar. A sus 34 años, el polivalente futbolista santurtziarra ha decidido colgar las botas este verano, tras más de 500 partidos en el fútbol senior. Deja el fútbol siendo una leyenda en el cuadro sestaotarra y con la amarga despedida de no haber podido ascender con el Portugalete esta última temporada. Aun así, lo hace con la tranquilidad de quien se lo ha dejado todo en el campo. Ahora, su próxima aventura será en el fútbol sala, en el equipo de su barrio, el Mamarigako de Liga Vasca. El cierre final de un círculo que empezó en el patio de la ikastola en Mamariga.

–¿Por qué ha decidido colgar las botas?

–Ya tenía la decisión tomada desde principio de temporada. Lo había hablado con algún amigo, pero no se lo había dicho a los compañeros. Tenía la sensación de que el momento había llegado, aunque me sentía bien. También uno de mis objetivos era no dejar el fútbol porque te deje a ti, si no dejarlo en un buen momento. Además, quiero aprovechar para dedicar tiempo a otras cosas porque le he dedicado mi vida entera al fútbol. Sabiendo como soy, no puedo no estar al cien por cien al fútbol si no lo dejo.

–¿Qué se le pasaba por la cabeza durante las últimas semanas de competición?

–El play-off de ascenso me daba mucha incertidumbre porque no sabía cuando iba a ser el final, pero estuve bastante tranquilo. Aunque en casa sí me notaban que estaba más tenso, no pasé mal rato o no sentía excesiva presión. No estuve agobiado. Aunque es verdad que en mi cabeza el final era diferente. Al menos creía que sería en la final del play-off.

–¿Qué sintió al caer eliminado ante el Beasain en semifinales del play-off?

–Sentí un gran vacío. No dudé de mi decisión de dejarlo, pero sentía que el plan no era ese. El plan era llegar a la final y vivir el último partido con la cuadrilla, la familia entera...Sentí mucha tristeza por acabar de esa manera. Fue diferente a otros play-offs. En otros sentía más rabia y en este era más pena por no poder llevar a mis compañeros a Segunda Federación, que son válidos para ello.

–¿Qué le ha faltado al Portugalete para materializar el ascenso estas dos últimas temporadas?

– Nos ha faltado serenidad, saber reaccionar mejor y tener calma en los malos momentos. El año pasado fue un regalo llegar a la final, pero fue durísimo la manera de caer en el último momento. Este año ha sido inesperado caer eliminados. Hemos hecho las cosas muy bien y estábamos preparados para ascender. En el último partido, salimos a por el partido, en vez de a empatar, e igual nos salió mal.

–¿Cómo fueron sus inicios en el fútbol?

–Desde pequeño siempre he estado con un balón, dibujando escudos o viendo fútbol. Crecí en una casa donde el fútbol y el Athletic era algo sagrado. Siempre me han dado muchas facilidades y me han llevado a cualquier campo, ya sea mi aita, mi ama o mi aitite cuando el resto estaba trabajando.

–¿Destacaba desde pequeño?

–Sí, destacaba en mi ikastola Itxasoko Ama. Siempre jugaba con los mayores. En cuanto empecé en el prealevín con el Santurtzi, ya hice las pruebas con el Athletic. El primer año no me cogieron, haciendo las pruebas hasta el final, pero con ocho años ya entrenaba dos días con el Athletic y otro en el Santurtzi. Al año siguiente sí me cogieron en Lezama.

–¿Qué es el fútbol para usted?

–Lo ha sido todo. Desde pequeño, siempre ha sido día y noche pensando en fútbol. He tenido la suerte de que no he tenido problema en los estudios porque salía de la Ikastola a las cuatro y media de la tarde, iba hasta Lezama y volvía a las diez de la noche un niño de diez años con la mochila bajando desde Kabiezes a Mamariga.

–En Lezama, ganó la última Copa del Rey Juvenil del Athletic. ¿Qué valor le da ahora?

–En el momento no le dabas mucho valor, aunque sí que nos decían que hacía 18 años que no se ganaba. Te inculcaban que era algo importante, pero no te das cuenta. Para mí, jugar en el Athletic ya era un aliciente, aunque fue un año duro porque se me salía el hombro desde la primera jornada, pero no iba a parar. Quería aprovechar esa oportunidad. Fui 'pichichi' del equipo, aunque no tenía la sensación de ser titularísimo. En esa final contra el Real Madrid estuvieron Pacheco, Carvajal, Álex Fernández, Lucas Vázquez, Morata, Pablo Sarabia... En nuestro equipo estaban Aurtenetxe, Bustinza, Saborit, Ramalho, Eguaras, Galarreta, Guillermo...

–Empieza en el fútbol senior en el Basconia. ¿Tenía la aspiración de llegar al Athletic?

–Nunca he tenido esa aspiración de llegar porque iba viendo que apostaban por otros. Yo intentaba aprovechar las oportunidades. La pena es que me tuvieron que operar el hombro, entonces jugué poco, me tocó repetir en el Basconia y ya cuesta mucho más que apuesten por ti cuando estás con otra generación.

–¿Siente que se merecía una oportunidad?

–No. No pienso que se fuera injusto conmigo. Después sí he pensado que hubiera pasado si hubiera tenido un representante porque yo en ese momento no tenía. En cambio, había jugadores que sí tenían y tenían más facilidades para subir.

–Más de 500 partidos y más de 100 goles en el fútbol senior. ¿Qué piensa cuando echa la vista atrás?

–Pues que he tenido mucha suerte en todos los equipos en los que he estado. Apenas he tenido lesiones y casi siempre he estado disponible. Esa es una de mis virtudes. Además, los entrenadores han confiado en mí, han contado conmigo y he sido partícipe en todos los equipos en los que he jugado. Siento orgullo por cómo lo he vivido y porque he sido muy feliz jugando a fútbol.

–¿Cuál es su mejor recuerdo?

–Cuando hemos jugado partidos de Copa del Rey o en los play-off, ver que haces feliz a la gente y lo celebran contigo. Ver cómo lo viven los niños de pequeños...esos recuerdos son muy chulos. También todas las risas en el vestuario...He tenido compañeros muy graciosos. Me quedo más con el día a día.

Leyenda en Sestao

–¿Y los dos ascensos con el Sestao River?

–En el primero, tenía tanta presión o rabia interna de no haberlo conseguido antes, que no lo disfruté. Había puesto tanto empeño, lo sufría mucho y no lo disfruté. Ganamos al Urduliz en la final y fue más una sensación de quitarse un peso de encima. Era el cuarto play-off seguido y cuesta quitarse todos esos fantasmas. Aunque luego ves que es una suerte jugar tantos play-off. El segundo sí lo disfruté muchísimo.

–¿Qué espina se le ha quedado clavada?

–Pues el hecho de no poder jugar en Segunda B o Primera Federación. Solo pudo jugar en el Barakaldo, pero no la aproveché bien y no fue justo el entrenador con el que más congenié. Ahí se me cerró la puerta. Me di cuenta que era ascender con mi equipo o nada, por cómo funciona el fútbol. Aunque la mayor espina que tengo, sin duda, es haber ascendido con el Sestao River y no tener la oportunidad de jugar en Primera Federación. Ese era mi plan esperado: retirarme manteniendo al 'River' en Primera Federación. Aquello fue un palo durísimo. Después, el Portugalete me hizo recuperar la ilusión, porque estaba hundido.

–Su gran final habría sido logrando la permanencia en Primera Federación con el Sestao River.

–Sí. Yo creo que, si hubiéramos mantenido más gente del equipo que ascendimos, se habría mantenido la categoría más fácil. Ya se ha visto en el Barakaldo que hay gente que llega de Tercera y siguen valiendo. Creo que el Sestao River podría haber aprovechado el bloque por la identidad que teníamos los jugadores con el club. Se decidió hacer de otra manera y, sufriendo, pero lo consiguieron. Aunque yo sí esperaba la renovación.

–Un club, un entrenador y un compañero.

–Bufff...muy difícil. El club, sin duda, el Sestao River. Es donde más tiempo he estado. Seis años son muchos y me he sentido muy identificado allí. El compañero sería Hugo Cabanas. He coincidido con él en el Bermeo, Sestao River y ahora el Portugalete. Además, me ha tocado enfrentarme a él en todos los campos al ser él lateral izquierdo y yo extremo derecho. Es un amigo. De entrenador me quedaría con Esteban Feijoo. Fue mi entrenador en infantiles en el Athletic. Estuvo con nosotros dos años, hizo un vínculo magnífico con nosotros y las familias. Nos ayudó a amar el fútbol, el sentimiento al Athletic...Es una persona formidable. En el fútbol senior, me marcó mucho Ibon Etxebarrieta.

–¿Qué legado cree que ha dejado como jugador?

–Yo creo que se ha visto mi forma de vivir y de sentir el fútbol y la vida, en general. El fútbol lo ha sido todo y me lo he dejado todo en el campo. Eso es lo que he querido transmitir en mi último tramo. Aunque, desde el principio, creo que todo el mundo ha visto que era muy implicado y muy competitivo. Una de mis virtudes es también uno de mis defectos. Ser tan intenso, encendido y cañero para llegar al máximo rendimiento posible, me ha llevado a pasarme de rosca o hablarle mal a algún compañero y luego pedir perdón. Dejo la intensidad con la que he vivido todo siempre y poner al grupo por encima de mí mismo.

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