El arbitraje vizcaíno regresa hoy a la Champions tras 14 años de ausencia
De Burgos Bengoetxea dirigirá este miércoles el Atalanta-Slavia de Praga y tomará el relevo de Iturralde González, el último en actuar en la Liga de Campeones
Ricardo de Burgos Bengoetxea (Bilbao, 1986) tomó su primera decisión en el arbitraje lejos de un campo de fútbol. «Un día llegué a casa y ... le dije a mi padre: 'aita, quiero ser árbitro, inscríbeme'. No le hizo mucha gracia. Hasta el día de hoy no me ha visto en ningún campo de fútbol, ni en la televisión». Aquella confesión fue hace diez años, después de que Ritxi, como le conocen los más cercanos, ascendiese a Primera División. Ahora, tras más de 250 partidos en la élite, suma un nuevo hito a su historial. El colegiado vasco, que actuará junto a Iker de Francisco, debutará este miércoles en la Champions dirigiendo el Atalanta-Slavia de Praga. Un partido de ensueño: supone también la vuelta del arbitraje vasco a la máxima competición europea.
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Hay que retroceder catorce años, hasta 2011, para encontrar el precedente en el que el árbitro principal sea de alguno de los tres territorios históricos. En aquella ocasión, el encargado de realizar el sorteo con los capitanes, indicar el inicio del partido e impartir justicia durante los 90 minutos fue Eduardo Iturralde. El colegiado vizcaíno dirigió el Apoel- Zenit que terminó con victoria local (2-1) y el defensa Bruno Alves expulsado en los compases finales. Se trataba del octavo encuentro de Iturralde González en la Liga de Campeones. Al final de esa temporada se retiró del arbitraje, deteniendo también este particular contador. Hasta ahora.
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🔙 13/09/2011 ➡️ Eduardo Iturralde dirigió el APOEL - Zenit. Ha sido el último árbitro vasco en dirigir la máxima competición continental de clubes.
🔜 Datorren asteazkenean historia aldatuko da. #EFAB #CVAF #Euskadi pic.twitter.com/dyNBNfIHaD
Reconocido en 2022 con el Premio Vicente Acevedo como mejor árbitro de Primera División, De Burgos Bengoetxea suma así un nuevo logro a su álbum en el que cuenta ya con los 'cromos' de la Europa League o los clasificatorios para el Mundial. Su estilo está marcado por tratar de interrumpir el juego lo menos posible: «Vamos a dejar jugar. Y si no quieren jugar, se corta», comentó con sus asistentes en la semifinal de la Supercopa del año pasado entre el Real Madrid y Mallorca. Un perfil que le ha permitido escalar (consiguió la escarapela internacional en 2018) categorías en el arbitraje europeo, un camino nada sencillo: consta de cinco niveles en los que el embudo entre todos los aspirantes europeos resulta asfixiante.
De Burgos Bengoetxea se enfrenta a otro reto en su carrera tras ser el encargado de dirigir la última final de la Copa del Rey en la que se enfrentaron el Barcelona y el Real Madrid. En la previa de ese partido reivindicó la faceta del árbitro, acostumbrada a estar en el foco de la crítica. «Lo que hago en mi caso es intentar educar a mi hijo para decirle que su padre es honrado, que se equivoca como un deportista más. El día que me vaya quiero que mi hijo esté orgulloso de su padre y el arbitraje, que nos da valores».
Los tres consejos de su padre
Hijo del que fuera también árbitro de fútbol, Ernesto de Burgos Núñez, Ritxi pondrá ahora de nuevo en marcha el 'motor' en la élite con los mismos consejos con los que cogió por primera vez el silbato y las tarjetas. «Mi padre me dijo que sea valiente, que pite lo que vea y que disfrute». Y repetirá antes de saltar al Stadio di Bergamo, con aforo para 23.439 espectadores, las rutinas que le acompañan partido tras partido. Colocará ese barco de Playmobil sobre la mesa para recordar que son un equipo en el que todos reman en la misma dirección, repasará con sus asistentes las claves del partido y realizará una videollamada con la familia para recargar fuerzas.
Ese factor del 'hogar' cobra aún más valor en una vocación tan 'nómada'. Hace dos semanas, De Burgos Bengoetxea viajó a Miami para dirigir partidos de fútbol. De vuelta a casa, y sin apenas tiempo para deshacer la maleta, voló a Madrid para arbitrar el sábado el Atlético de Madrid-Osasuna de LaLiga. Tras pasar por el fisio para liberar tensión, preparó el equipaje de Europa y puso rumbo a Bérgamo, la última estación de un tren ahora con pasaporte de Champions.
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