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June Lavín
Lunes, 25 de diciembre 2023, 15:02
El nombre de Jeffrey Hoogervorst no resulta muy conocido para el público. Su extraña desaparición ha desconcertado a excompañeros de equipo y entrenadores que le han dirigido, tanto en la liga española como en Europa, además de preocupar sobremanera a su familia. «Hace tres años que no sé de él, desde antes de la pandemia«, aseguran sus familiares en declaraciones recogidas por 'Relevo'. A día de hoy sigue sin conocerse su paradero. Su historia es la de un futbolista prometedor que entrenó a las órdenes de Guardiola y Marcelino y cuya carrera fracasó por una serie de malas decisiones que incluso le hicieron pasar por la cárcel.
Nacido en Ámsterdam en 1984, comenzó su carrera como futbolista en el Ajax. En la liga española fue avalado por Marcelino García Toral, extécnico del Athletic, quien aseguró que tenía madera para ser su central en Segunda A cuando dirigía al Sporting de Gijón. Después, pasó por dos de las mejores canteras del fútbol español: Real Madrid y FC Barcelona. Se retiró en la temporada 2014-15 y, desde entonces, su vida es una incógnita.
Jeffrey creció en la capital holandesa y, con tan sólo 18 años, dejó su ciudad natal para cumplir su sueño: quería ser futbolista. «Era un central brutal», apuntan excompañeros con los que compartió vestuario. «Tenía unas condiciones únicas y su potencial era altísimo», matiza Jeroen Hoogewerf, su agente en aquel momento. Aterrizó en el Sporting de Gijón y salió cedido al Marino de Luanco: «Aquí [en Luanco] echó raíces. Era como un Dios, todo el mundo le conocía». Durante dos años, vivió en un hotel del pueblo que tenía un convenio con el club para acoger a los futbolistas extranjeros e hizo amigos que recuerdan con nostalgia aquella época: «Era uno más, empezó a salir con mis amigos e incluso conocí a su hijo, pero la última vez que le vi fue hace 11 años».
En los relatos de todas las voces que recuerdan a Jeff, como algunos todavía se refieren a él, se aprecia que es un tema delicado. En la temporada 06-07, con Míchel en el banquillo, el Real Madrid Castilla se hizo con sus servicios en una apuesta arriesgada que tan solo duró seis meses. «Sabían a quién estaban fichando, porque en su contrato tenía una cláusula que decía que si le pillaban borracho automáticamente le rescindían, y a los tres o cuatro meses pasó. Ya tenía antecedentes», reconoce uno de sus excompañeros. En el filial merengue, su participación fue residual: en medio año únicamente disputó 16 minutos. Allí compartió generación con Parejo, Granero, Kiko Casilla, Adán y Borja Valero, entre otros: «Viví con él un par de meses, pero no teníamos mucho en común, no había feeling. Él hacía su vida y yo la mía, cada uno por su camino».
Según informa 'Relevo', en enero de esa misma campaña, cambió Madrid por la Ciudad Condal para vestir los colores del Barça B de Guardiola. Allí permaneció alrededor de un año y medio, compartió equipo con Busquets, Thiago, Pedro o Bojan Krkić. Pero siguió haciendo de las suyas. «Llegaba tarde a todos los entrenamientos y un día no apareció. Llamamos y nos dijeron que estaba en el calabozo... Nunca supimos el porqué. Guardiola dijo que no lo quería, que se fuera», explica Dani Toribio, excompañero de Hoogervorst en filial culé que ahora juega en el Andorra.
Era un habitual de la noche en Barcelona. «No perdonaba ni un sólo día« de la semana: «Salía todas las noches hasta tarde, porque llegaba a los entrenamientos oliendo a alcohol. Eso sí, era un profesional y entrenaba como el que más. Luego se echaba la siesta y a eso de las ocho o nueve de la noche nos mandaba un mensaje diciéndonos que qué hacíamos, que a ver si salíamos de fiesta o cenábamos fuera. A todos nos gustaba salir, éramos jóvenes, pero no estábamos acostumbrados a esos niveles«. Incluso llegó a coincidir con Ronaldinho de fiesta en repetidas ocasiones: «Tenían cierta amistad por compartir gremio [la fiesta y la noche]. Cerraban una planta del hotel Large o Vela, y él estaba invitado por eso, porque era el perfil perfecto para ese tipo de fiestas. Incluso una amante de Ronaldinho me lo dijo«.
Era joven y, además, con dinero. «Se gastaba mucho más del sueldo en fiesta, en prostitutas y en otras cosas. Vivía por encima de sus posibilidades y siempre nos decía el dinero que se había gastado y en qué. No me sorprende nada que haya acabado así», relatan exjugadores del Barça B. «Siempre le gustó la fiesta, pero también comer bien y los relojes. Recuerdo que íbamos al Asador Donostiarra o a Casa Parrondo y, aunque había mucha cola para entrar, él iba como Pedro por su casa, con mesa allí y conociendo a todos los camareros», añaden algunos de sus amigos.
Todavía en el Barça, tuvo su primer hijo a principios de 2009. Luego, regresó a Luanco. Allí compaginó el fútbol con un trabajo como camarero y recepcionista en un pequeño hotel cerca del pueblo. «Todo el mundo le conocía y le quería mucho», insisten. Después, probó suerte en el Zamora, en el Real Avilés y en el Villaralbo de Tercera Federación, donde se retiró hace ya ocho años. Colgar las botas en la temporada 2014-15 supuso empezar una vida llena de incógnitas que todavía persisten. Tras su retirada, estuvo viviendo en diferentes ciudades españolas: Zamora («estuvo un par de años porque jugando allí tuvo su segundo hijo», dicen); Barcelona, donde trabajó en diferentes locales como camarero; Zaragoza y Valencia. También en Andorra, según su entorno.
En noviembre de 2022, de hecho, varios medios de comunicación recogieron diferentes informaciones que daban por fallecido a Jeffrey. «Fue un bulo que a saber quién lanzó, pero varios medios publicaron eso y tuvieron que borrar luego las noticias. Nosotros nos preocupamos mucho y volvimos a hablar de él, de que no sabíamos dónde estaba», apuntan sus amigos. Según ha podido saber 'Relevo', en 2021 estuvo en la cárcel de Topas (Salamanca). «Tuvo algún problema con drogas en un bar», explican.
«Creo que sufrió mucho en su infancia. Nunca se sinceró al respecto, pero yo percibí que había pasado por cosas complicadas, cosas por las que no tiene que pasar un niño cuando es tan pequeño», reflexiona Jeroen Hoogewerf. A día de hoy, se desconoce si Jeffrey sigue en prisión o cuál es su paradero. 'Relevo' ha intentado contactar con él a través de sus diferentes redes sociales —inactivas desde 2018— sin suerte. Parte de su familia, aunque desearía saber de él, reconoce que quizá el silencio sea la mejor opción: «Antes siempre preguntaba a mis padres qué sabían de él o si iba a venir en Navidad, pero pasan los años, te enteras de cosas y cada vez nos interesa menos».
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