El Euskadi hace méritos para evitar que la Vuelta le descarte

Reforzado con fichajes como Rubén Fernández, Lobato, Iturria y Bizkarra, el equipo Euskadi se ha mostrado superior a los otros dos candidatos. En la clasificación de los conjuntos UCI Europa (de segunda división), el bloque naranja es sexto. Ha vuelto con fuerza al escaparate internacional. Pero no parece suficiente para decantar a su favor la decisión de la Vuelta a España, que, ahora mismo, es partidaria de mantener las invitaciones al Caja Rural y el Burgos.

La estructura del ciclismo mundial penaliza a los proyectos de cantera y sin grandes presupuestos. El World Tour es un coto casi cerrado, sólo accesible para grandes patrocinios. Hay 19 equipos en esa élite, incluido el Movistar. Todos tienen el derecho y la obligación de participar en las mejores carreras, en el Tour, el Giro y la Vuelta. A ellos se suma el mejor conjunto de segunda división, que en 2019 fue el Total Energie francés, que sí puede renunciar a las grandes rondas. De hecho, no participará en el Giro, pero ya ha confirmado que estará en la Vuelta. Eso deja sólo dos huecos libres. Javier Guillén, director de la carrera, apenas cuenta con margen de maniobra.

El año pasado pudo invitar a los tres conjuntos españoles de segunda categoría, el Burgos, el Caja Rural y el desaparecido Murias. Esta primavera, cuando anuncie la lista definitiva, tendrá que descartar a uno y la intención ahora es tachar al Euskadi pese a que, por ejemplo, Rubén Fernández ha sido noveno en la Vuelta a Andalucía, con un gran papel de Mikel Bizkarra y con el bloque naranja clasificado como quinto mejor equipo frente a rivales del World Tour.

El Euskadi ha cubierto la baja del Murias. Es un proyecto de futuro, cada vez recibe más respaldo, tiene el apoyo de su masiva afición y una historia -con la camiseta del Euskaltel-Euskadi- llena de éxitos. Pero cuando aquel conjunto naranja dejó la élite en 2013 perdió mucho del terreno ganado al mar en dos décadas.

Con su rendimiento deportivo y la solidez de su proyecto, presiona para que la dirección de la Vuelta cambie de criterio. Aspira a regresar esta temporada a la Vuelta, que tendrá metas en Arrate y Valdegovía y salidas en Irún y Vitoria. La apuesta institucional por financiar el paso de la carrera por carretera vascas es uno de los argumentos a favor de la presencia del Euskadi en la prueba. Pero esa cuestión geográfica también se pone del lado del Burgos, que en 2021 será sede de la gran salida de la Vuelta.

En el equipo Euskadi confían aún en que se prime la cuestión deportiva, que se tenga en cuenta el currículo amasado desde 1994 por esta estructura y que se valore la apuesta institucional vasca por albergar carreras de ASO -empresa propietaria del Tour y la Vuelta-, con quien el Gobierno vasco, la Diputación de Bizkaia y el Ayuntamiento de Bilbao están negociando la organización de la Gran Salida del Tour en 2023.

El Burgos y el Caja Rural llevan años estrechando sus relaciones con la organización de la Vuelta. Son dos escuadras cuya supervivencia depende de estar en la ronda. El Euskadi, en cambio, es un proyecto a largo plazo y que crece. Eso gusta en la dirección de la carrera, que, sin embargo, tiene la intención de no abrirle la puerta hasta 2021. Con su brillo en las carreras, el bloque naranja se resiste a ser descartado.