Pogacar, sobre las críticas a su superioridad: «Si al final de mi carrera no me hablo con el 99% del pelotón, me centraré en mis amigos y en mi novia»
«El equipo me paga para ganar, no para hacer regalos«, insiste el esloveno para responder a los que critican que ha convertido el ciclismo en un deporte aburrido
Los aficionados al ciclismo se dividen en dos en lo que toca a la figura de Tadej Pogacar. De un lado se encuentran los que ... se rinden ante el descomunal talento del esloveno, que con las dos últimas victorias logradas en el Tour -en Hautacam, sacando más de dos minutos a su hasta ahora némesis, Jonas Vingeegard, y ayer en la cronoescalada a Peyragudes, añadiendo 36 segundos más a la diferencia que le separa del danés en la clasificación general- tiene en la mano su cuarta victoria en la ronda gala. «Disfrutemos de él. Acabará siendo el mejor de la historia», ha señalado Alberto Contador.
Del otro lado se arremolinan los que consideran que la abrumadora superioridad que muestra en todos los terrenos convierte las pruebas en las que toma parte en aburridas. 'Al fin y al cabo, ya se sabe el resultado', afirman. Porque Pogacar no solo es el mejor cuando la carretera se empina, sino que es capaz de medirse a los mejores contrarrelojistas -en la primera crono de este Tour solo le superó Evenepoel, el campeón del mundo de la especialidad, al que ya adelantó el año pasado en esta especialidad- y de hacer frente a los clasicómanos -ahí están los duelos con Van der Poel este mismo año en la Milán San Remo o en la París-Roubaix-.
El propio campeón esloveno no es ajeno a este debate. «El equipo me paga para ganar, no para hacer regalos. Si desperdiciara ocasiones, mi equipo no estaría contento. Y si al final de mi carrera no me hablo con el 99% del pelotón, me centraré en mis amigos y en mi novia», señaló ayer tras hacerse con su victoria número 21 en la 'Gran Bouclé', una cifra todavía lejana del récord que estableció Mark Cavendish el año pasado con 35 pero que no se antoja inalcanzable dados los 26 años con los que cuenta el ciclista del UAE y el aplastante dominio que ejerce. Solo este año lleva cuatro triunfos parciales, que se suman a los seis logrados el pasado. Todas estas cifras le colocan sexto en el ránking de ganadores en la ronda gala. Solo tiene por delante al citado Cavendish, a Eddy Merckx (34), Bernard Hinault (28), André Leducq (25) y André Darrigade (22).
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La polémica no es nueva. Ya hace 12 meses no fueron pocos los que criticaron al actual campeón del mundo en ruta. Con el Tour ya sentenciado, Pogacar no dejó ganar a Vingegaard en la penúltima etapa. Era su quinto triunfo en esa edición y le sumaría uno más en la contrarreloj que cerraba la ronda en Niza. «¿Por qué tengo que dejar ganar a otro? A los esprinters no les dicen que un día gane uno y otro día otro. Nosotros somos igual que ellos, queremos ganar, nos pagan por ganar. En este oficio, si no tienes resultados vas mal. Hay que ganar todo lo que sea posible», afirmó Pogacar, que ha sido comparado una y mil veces por su voracidad con el 'Caníbal' Merckx.
Ni 'cabra' ni pinganillo
La victoria en la cronoescalada de este viernes al de Peyragudes - la número 103 de un palmarés en la que figuran tres Tours de Francia, un Giro, un campeonato del Mundo y triunfos en las grandes clásicas- llegó sin alharacas. A diferencia de sus rivales, que apostaron por la 'cabra' de contrarreloj y en el caso de Vingegaard le añadió un aparatoso casco que cuesta más de 500 euros, Pogacar optó por una bici muy parecida a la habitual. «Competimos todo el año con este tipo de bicicleta. Hicimos nuestros cálculos. Quería ir más cómodo y fue la decisión correcta», explicó.
Ni siquiera llevó pinganillo. La explicación en este caso era que la táctica no podía ser más sencilla: ir a tope desde el principio hasta el final. 23 minutos justos a 'full gas'. Podía ver los tiempos en los puntos intermedios de las pancartas. Desde el primero, vi la luz verde y los cinco segundos de ventaja, lo que me dio impulso. Abrí un hueco y mantuve un buen ritmo hasta el final», añadió.
«El Tour está lejos de estar acabado. Tenemos que seguir creyendo que podemos hacer algo en esta carrera», dijo Vingegaard para dar esperanza a una carrera abrumada por un Pogacar al que no le preocupa su superioridad.
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