Lipowitz, el mejor alemán desde Klöden
El joven ciclista de 24 años, jersey blanco y tercero en la general, no tenía previsto estar en la carrera francesa
Cuando Florian Lipowitz empezó a practicar deporte de manera regular, la especialidad que eligió poco tenía que ver con el ciclismo. Practicaba biatlón, un deporte ... de invierno que combina el esquí de fondo y el tiro con carabina. Hace falta tener unos buenos argumentos físicos, como en el ciclismo de carretera, pero también una gran precisión para disparar de pie y tumbado a una diana situada a más de cien metros.
Entrenaba con la legendaria escuela de esquí de Stams, en Austria, como su hermano mayor, Philipp, que siguió el mismo camino y se convirtió en campeón del mundo júnior en 2021. Pero sufrió varias lesiones, y a menudo no tenía más remedio que hacer bicicleta para seguir en forma, así que se replanteó su futuro deportivo. Gracias al entrenamiento de biatlón, el ciclista alemán ya recorría 6.000 kilómetros al año en bici, y las vacaciones familiares en casa de Lipowitz a veces incluían rutas ciclistas por los Alpes y los Pirineos. Competía en carreras amateur por diversión y, a los 18 años, ganó nada más y nada menos que la extremadamente exigente Maratón Ciclista de Engadina, en Suiza.
El Borsa se fijó en él y lo incluyó en su equipo de promesas, fue dando pasos hasta convertirse en profesional. El año pasado fue séptimo en la Vuelta, que desde Jan Ullrich no había visto a un ciclista alemán de su nivel. El día en el que el equipo Red Bull Bora presentó la alineación para el Dauphiné, incluyó en la lista a Lipowitz. Era su última carrera antes de tomarse un descanso, porque en principio no estaba prevista su participación en el Tour de Francia. Había terminado segundo en la París-Niza, y el exigente Dauphiné, donde muchos ciclistas dan sus últimos toques de preparación para el Tour, iba a ser el punto más importante de su temporada.
Experiencia
Fue otra gran sorpresa, porque terminó tercero, detrás de las dos estrellas Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard, y lo mejor es que seguía en buena forma, así que los directores de su equipo revisaron sus planes y lo incluyeron en la lista definitiva para la mejor carrera del mundo. Era una manera de que ganara experiencia y además podía ser un gran apoyo para su líder, Primoz Roglic.
Pero resulta que, después de tres semanas, Florian Lipowitz ha repetido el mismo resultado que en el Dauphiné, otra vez tercero por detrás de los dos extraterrestres del pelotón. «Nunca esperé siquiera estar en la contienda por el podio», confesaba el ciclista alemán. «Fue una vez más una nueva dimensión de dureza. Pero lo disfruté», apuntaba después de 21 días agotadores de una exigente carrera en los que se ha dejado ver. Y mucho.
Tras 19 años, un alemán ha vuelto a subir al podio de la carrera ciclista más dura del mundo. Después de Kurt Stöpel (1932), Jan Ullrich (1996, 1997, 1998, 2000, 2001, 2003) y Andreas Klöden (2004, 2006), el exbiatleta Lipowitz es ahora el cuarto en lograr esta hazaña. «Es un sueño hecho realidad subir al podio. Llevo varios años pensándolo, pero no pensé que sucedería tan pronto», reconoce el protagonista.
«Ya veremos en los próximos años; ya espero poder mantenerme a este nivel. Después del Dauphiné, sabía que tenía buenas piernas, pero tres semanas de carrera son algo muy diferente. Puedo estar orgulloso de mí mismo, pero también de todo el equipo. Logramos trabajar muy bien juntos y luchar hasta el final; es muy especial».
Ahora le queda celebrar lo que ha conseguido como se merece. «Creo que tendremos una gran fiesta con el equipo», anunciaba en meta. «Probablemente habrá bebida a raudales. Tengo muchas ganas de dormir hasta tarde y luego quedarme en París con mi novia otro día. Quizás incluso tomemos un capuchino y un croissant. Probablemente ni siquiera me haya dado cuenta todavía. Estamos en una burbuja, pero estoy increíblemente feliz».
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