Los motivos del naufragio de España en el Eurobasket
Una selección físicamente inferior a las grandes potencias y corta de argumentos ofensivos mancha su espléndido palmarés
Suena ventajista, pero se veía venir. Aunque tampoco se antojaba probable el título continental de 2022 y España alzó el inesperado trofeo de manera admirable. ... Esta vez el cántaro se ha roto antes de alcanzar la fuente. Los equipos de Sergio Scariolo llevan el motor diésel de serie, acostumbran a arrancar despacio y adquieren velocidad de crucero para pisar la línea de meta como auténticos bólidos. Sin embargo, el inicio desalentador en este Eurobasket, traducido en derrota tras un debut indecoroso ante la modesta Georgia, se ha cobrado el altísimo peaje de la eliminación prematura.
La vigente campeona, al menos hasta el próximo día 14, abandona el torneo por la puerta de servicio dentro de un grupo que contenía a una Italia de rango medio, un 'adversario' indigno de semejantes citas (Chipre) y otros dos rivales de tono menor. Ni siquiera la valentía en el duelo a todo o nada contra la Grecia del formidable Giannis Antetokounmpo obró el milagro multiplicador de los panes y de los peces.
Explicar este fracaso que mancha el espléndido palmarés de La Roja incita a desplegar el abanico de las razones. Desde luego, la caída a plomo después de sólo cinco encuentros supone una despedida cruel para la excelente trayectoria del técnico italiano al frente de La Familia. Incluso en la última fecha abrió Scariolo su catálogo de estratega. Meticuloso, detallista y trabajador, el ya responsable técnico del Real Madrid tenía bien preparado el determinante compromiso con el combinado heleno.
El debut indecoroso ante la modesta Georgia se cobró el altísimo peaje de la eliminación prematura
Se trataba de ahogar en lo posible a 'Anteto', una fuerza natural devastadora y un búfalo en carrera o debajo del aro, mediante una sucesión de cancerberos y la táctica desengrasante del 'tres en uno'. Aun así, el coloso griego resultó decisivo en los momentos determinantes. Y antes, la extrema vigilancia sobre él destapó su versión más generosa y mirilla panorámica para abrir la pelota a las esquinas desde donde el nacionalizado Dorsey abatió la resistencia española en un primer cuarto primoroso. La famosa teoría de la manta corta.
En los pecados lleva la selección su penitencia. Pierde peso en el concierto internacional porque resulta casi imposible relevar a aquella camada de oro, y sus retoques posteriores, que asombró al universo de la canasta. Aquí cuadra perfectamente el célebre dicho sobre las comparaciones odiosas. El conjunto nacional de hoy en día anda justito de talento ofensivo y muestra una patente inferioridad física con respecto a las grandes potencias. Es menos física y atlética que las favoritas y se mueve sobre el parqué con una marcha por debajo en la caja de cambios. Ni sombra queda de aquel Pau Gasol que se merendó a Francia entera en el Eurobasket de 2015 o del miedo que infundía Juan Carlos Navarro en el perímetro. Por citar sólo a dos componentes de aquellos bloques portentosos que enredan en los cables de la nostalgia.
Ya que recurrimos a los refranes no hay modo de pedir el crecimiento de peras al olmo. La ACB, sin duda un campeonato muy competitivo, nutre sus plantillas de hombres vetados para vestir la camiseta de La Roja. El jugador nacional, salvo excepciones muy concretas, ejerce de manera tímida un papel secundario. Así como en fútbol podría Luis de la Fuente armar dos o tres 'onces' titulares, Scariolo se ha dedicado los últimos años a la paciente tarea de encajar bolillos. El plantel que regresa temprano de Limasol incluye a unos cuantos integrantes que jamás hubiesen figurado en convocatorias de tiempos pretéritos y mejores. Para colmo de males, la renuncia del naturalizado por conveniencia Lorenzo Brown, la ausencia de Garuba y las lesiones del secante Alberto Díaz, del polifacético Abalde y del atlético Ndiaye mermaban todavía más un potencial en entredicho.
Los Hernangómez se mostraron muy alejados del protagonismo que deberían ejercer
España ha acudido al Europeo con dos bases tiernos de diecinueve años que han crecido durante el torneo según la filosofía de Scariolo. De aguantar la presión a duras penas a enseñar su valentía tras el descanso contra Grecia. Tanto que el técnico se jugó la posibilidad de un vuelco favorable en el marcador con ambos encima de la cancha mientras los presuntos líderes alentaban a las criaturas desde el banquillo. Si se trata de hallar concreciones en el fiasco no queda otro remedio que detenerse en los hermanos Hernangómez, muy alejados del protagonismo que deberían ejercer. Ambos desaparecidos en los duelos contados por derrotas.
Aun y todo, España enfiló los últimos minutos ante Italia y Grecia, compromisos que cedió por cuatro puntos, con posibilidades de victoria y clasificación. Pero gestionó muy mal las últimas acciones. Cómo olvidar el pésimo ataque de Willy y la posterior falta intencionada de Parra frente a la 'azzurra'. O las penetraciones del veterano Sloukas más el huracán de 'Anteto' bajo el tablero cuando se decidía el marcador. Y ya para abrirse la cabeza contra la pared, los regalos a fondo perdido desde la raya del tiro libre. Dos de ocho en el tramo efervescente del jueves. Siete baloncestistas del conjunto nacional en el 50% o menos de acierto desde el punto de 'penalti' tras cinco entregas. Una ruina, otra palada de tierra en el sepelio deportivo.
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