Liderazgos de verdad
El Eurobasket nos demuestra que hay nombres que atraen la atención pero no garantizan el triunfo por sí solos
Si algo ha cambiado la manera de entender el deporte en los últimos años tiene que ver con cómo se emplean los llamados 'reclamos' como ... punto de atracción del público en general, y del específico también. En esta sociedad del consumo, captar la atención supone el primer paso para conseguir introducirte de lleno en el disfrute y la emoción del deporte, en cada una de las competiciones existentes.
Pasemos lista: Nikola Jokic, Luka Doncic, Giannis Antetokounmpo, Jusuf Nurkic, Lauri Markkanen, Santi Aldama, Toko Shengelia, Dennis Schröder, Franz Wagner, Kostas Sloukas, Deni Avdija, Simone Fontecchio, Kristaps Porzingis, Jonas Valanciunas, Bogdan Bogdanovic, Alperen Sengun, Shane Larkin… y muchos otros que se han quedado fuera del camino. Una lista de jugadores/estrellas individuales, que a su vez son líderes en sus equipos en muchos de sus casos, bien en la NBA, bien en la competición europea. Jugadores que serían cromos preciados de álbum, que ocupan fotos de primer plano y entrevistas diarias; jugadores que con su sola presencia en el campo eclipsan cualquier otro foco en la pista porque son ellos quienes marcan ese interés que al conjunto de las y los aficionados más nos interesa.
Pero la competición de las selecciones nacionales, como bien está observando, es tan compleja día a día que esta brillantez individual apenas tiene sentido sin un conjunto a su alrededor que lo complemente para lograr el éxito colectivo, no individual. Coincidirá conmigo en que una estrella no hace una victoria, pero bien rodeada y con las ideas colectivas aunadas en un único fin puede lograr el éxito final. De todos los equipos, no lo olvide en ningún caso, sólo gana uno; considerar un fracaso no ganar no sería justo como tampoco es pensar que no cumplir la expectativa mínima no sea entender como decepción tu paso por la competición, como el caso concreto de España. Un jugador, una plantilla, un equipo, es la alineación directa para entender la complejidad de un Eurobasket que nos está demostrando que hay nombres que atraen la atención pero no garantizan el triunfo.
España, Francia y Serbia han sufrido la falta de respuestas colectivas. En Grecia y Finlandia, las estrellas son un elemento más
La tarea de un cuerpo técnico es compleja por un triple motivo. Primero, porque seleccionar a tus doce jugadores no significa que sean los mejores del país. Las plantillas tienen que tener el equilibrio perfecto que garanticen máximo rendimiento, complementariedad y ambición individual. Les puedo asegurar que el mayor dolor de cabeza es escoger a tus jugadores décimo, undécimo y duodécimo, así como decidir cuáles son los descartes finales.
Segundo, construir una manera de jugar donde todos tengan su rol y su parte de responsabilidad individual que asegure en todo momento el aportar un valor extra al colectivo en su totalidad. Aquí aparece la figura, que es imposible que siempre pueda solucionar todo, pero eso sí, cuando tiene que estar, debe estar; y esto es absolutamente claro en los verdaderos líderes (que no son tantos, por cierto). Y tercero, que el equipo tenga los recursos suficientes para que ante cualquier situación extraordinaria, la solución siempre venga del colectivo y en última instancia en las manos de esa verdadera estrella, en sus mejores condiciones y con las máximas garantías.
Hemos visto cómo la propia España, Francia e incluso Serbia han sufrido esta falta de liderazgos colectivos, e incluso individuales, en bloques poco sólidos; pero también vemos cómo equipos estructurados como Turquía, Alemania, Grecia o Finlandia muestran esa parte colectiva donde sus estrellas son una parte más, pero en el fondo lo son más cuando tienen que serlo, en sus momentos decisivos. Quizá por eso debamos valorar más si cabe el colectivo en el juego y cuándo una estrella, un líder, lo es cuando debe serlo.
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