Isabella Quiuqui, el primer fichaje en la historia del CV Sestao

Las oportunidades están para aprovecharlas y es lo que hizo Isabella Quiuqui cuando recibió durante este verano en su país natal, Brasil, la posibilidad de fichar por el CV Sestao. La jugadora brasileña, que ya militó en el Arroyo de Extremadura de la misma categoría que las sestaotarras, estuvo a punto de dejar el voleibol cuando volvió a su lugar de origen debido a la pandemia. Actualmente, el CV Sestao, gracias en gran parte al salto de calidad que les ha permitido dar la central, ocupa la segunda plaza del Grupo B de la Superliga 2 femenina, lo que ha supuesto uno de los mejores inicios de temporada del club fabril.

Isabella Quiuqui empezó a jugar a voleibol con once años en el equipo de su barrio. Pese a que en un primer momento los resultados no acompañaban, la «competitiva» jugadora, como ella misma se define, sabía que su futuro estaba en ese deporte y aprovechó el tiempo libre para formarse con su padre, que lo practicaba como hobby. «Yo juego al voleibol gracias a mi padre. Al principio era todo fuerza sin control y él, que ya había jugado de joven, bajaba todos los días conmigo para practicar los golpeos hasta que mejoré», confiesa Quiuqui. Esa dedicación le sirvió a la central para poder militar en algunas de las mejores canteras brasileñas y tener un palmarés, en cuanto a competiciones regionales y nacionales, a la altura de muy pocas.

Aun así, la oportunidad para ser profesional no llegaba y Quiuqui decidió retomar sus estudios, los cuales había abandonado por este deporte: «Eso sí. Tenía claro que no era el momento de dejarlo y seguí entrenando». Hasta que un día, mientras realizaba segundo de carrera, recibió una de las llamadas más importantes de su vida: «El Voleibol Arroyo, que acababa de bajar a Superliga 2, estaba buscando centrales y me llamó debido a que una de las jugadoras con la que yo había jugado de pequeña en Brasil propuso mi nombre». Sin pensarlo, Quiuqui optó por aparcar los estudios y lanzarse de cabeza a por la oportunidad que se le presentaba. Casi dos años estuvo en tierras cacereñas hasta que la pandemia acabó con todo. La brasileña volvió a cruzar el charco para pasar junto a su familia la alerta sanitaria. En su estancia allí recibió la notificación del Voleibol Arroyo de que no tenían presupuesto para volver a traerla. «Fue como un jarro de agua fría. Por un momento pensé que ahí acababa mi sueño», confiesa la brasileña.

A través de las redes sociales, una de las jugadoras sestaotarras, conocedora de la situación, se puso en contacto con Quiuqui. «Me habló Guti, una de las capitanas, porque ya nos conocíamos y me planteó que a ver si yo estaría dispuesta a fichar por el Sestao», señala la brasileña. En ese momento, la jugadora admite que se emocionó, pero que era consciente de que el club sestaotarra se basaba en su cantera y no fichaba. «No somos un equipo que fiche, la gente de fuera que hemos tenido en el equipo es porque vienen aquí a estudiar o trabajar y se ofrecen», reconoce Cesar Ruiz, presidente del CV Sestao.

«Todo va en función de los que nos digan las jugadoras de casa, porque nuestra esencia es que somos un club de cantera, y ellas nos aseguraron que encajaba perfectamente, además de que nos proporcionaría un salto de calidad, ya que en la posición de central siempre hemos tenido problemas para encontrar jugadoras», añade el dirigente. Así se materializó el primer fichaje del CV Sestao, sin ningún tipo de transfer ni reembolso, de una jugadora que se ha integrado perfectamente con sus compañeras. Prueba de ello es la magnífica temporada que hasta el momento están cuajando las sestaotarras que permite a los integrantes del club ilusionarse con mejorar los resultados del año pasado.

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