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Las jugadoras preparadas antes de dar inicio a un entrenamiento en Rekalde. MIREYA LÓPEZ

Ocho meses sin una melé

El Universitario Bilbao Rugby, y el resto de conjuntos vizcaínos femeninos de la Liga Vasca, siguen a la espera de saber cuándo podrán dar inicio a la temporada

laura gonzález

Domingo, 8 de noviembre 2020, 21:29

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La espera se está haciendo larga. Demasiado. Hace ya ocho meses del último partido de la Liga Vasca de rugby femenino, interrumpida a principios de marzo por la pandemia de coronavirus, cuya segunda ola está generando una gran incertidumbre y propiciando que el ansiado inicio de la competición no termine nunca de llegar. Así, paradas y resignadas, están tanto el Getxo, como el Gernika, el Durango y el Universitario Bilbao Rugby (UBR).

Este último es uno de los equipos femeninos más jóvenes del territorio. Fundado hace seis temporadas, en la 2015-16, está a las órdenes de Eneko Carlón desde hace cuatro años, exjugador y anterior técnico del conjunto senior masculino, equipo que sí ha tenido la suerte de comenzar ya la competición. «A las jugadoras tenemos un poco que calmarlas y controlarlas por ello. Nosotras estamos a la espera de lo que vaya diciendo la Federación Vasca, siguiendo todos los protocolos. Tenemos ganas de empezar a hacer ya los que nos gusta, de meter un poco de caña».

Al ser un deporte de contacto y estar en el último escalafón tras la Liga Iberdrola y la División de Honor B, temen que el regreso se dilate mucho más en el tiempo. Y más aún debido al empeoramiento de la situación sanitaria, aunque las recientes medidas adoptadas en Euskadi para contener el virus no suponen freno alguno para su preparación ya que al ser una competición de máximo nivel organizada por la Federación Vasca pueden seguir entrenando y, en caso de que ya hubieran arrancado la liga, también jugando.

Pese a que llevan ejercitándose desde el pasado 3 de agosto, cuando dieron inicio a la pretemporada con la idea de ir recuperando lo perdido en la cuarentena, el técnico del Uni Bilbao considera que cuando se decidan a empezar con los partidos oficiales deberán de darles al menos un mes de margen para ponerse a tono. «En el rugby el cuerpo está acostumbrado al contacto y para evitar lesiones tendríamos que hacer un entrenamiento progresivo para estar a punto».

Eneko Carlón, abajo, dando instrucciones a las suyas. MIREYA LÓPEZ
Imagen principal - Eneko Carlón, abajo, dando instrucciones a las suyas.
Imagen secundaria 1 - Eneko Carlón, abajo, dando instrucciones a las suyas.
Imagen secundaria 2 - Eneko Carlón, abajo, dando instrucciones a las suyas.

Después del año de transición que vivieron el pasado curso, el UBR ha recuperado para esta temporada a piezas importantes que la temporada anterior optaron por irse fuera a estudiar. «Fue interesante ver el paso adelante que dieron las nuevas y la evolución del equipo. Pese al final inesperado, fue mejor de lo que esperaba. Para esta campaña los objetivos han subido, al tener a todas las piezas, pero veremos qué nos dejan jugar», declara Carlón.

La media de edad del equipo ronda tan solo los 20 años. La mayoría de las jugadoras son de Bilbao o Bizkaia, aunque cuentan con algunas estudiantes de otras provincias. «El punto fuerte es la unión que hay entre ellas. El ambiente aquí es muy especial. Yo he entrenado a chicos antes y muchos me decían que no sabía dónde me metía, pero me gusta mucho la predisposición que me he encontrado desde el principio, su carácter y las ganas siempre de mejorar y aprender».

«El rugby te da la vida»

Un grupo de 26 chicas que se formó a raíz de una jornada de puertas abiertas. «El boca a boca en este deporte hace mucho», declara Carlón. Lo cierto es que ha crecido tanto el interés de las jóvenes por el rugby que en el club se están planteando el crear otro equipo, que sirva como trampolín para el senior. «Animamos a todas a que lo prueben porque se lo pasa uno muy bien. Que no tengan vergüenza ni miedo porque todos hemos empezado sin tener ni santa idea», bromea.

Dan fe de ello dos de las jugadoras actuales del UBR, Argia Cámara y Bea Baraia. La primera, que juega en la melé, es a sus 17 años la más joven de la plantilla. «Me apunté el año pasado y se lo recomiendo a todo el mundo. Esto me ha permitido conocer a muchísima gente nueva, y el ambiente es lo mejor», destaca. Su primer contacto con el rugby fue en Irlanda, donde fue a estudiar inglés mientras cursaba 4º de la ESO. A su vuelta a Bilbao decidió seguir practicando este deporte. Lo mismo le ocurrió a la capitana, Bea Baraia, quien se desenvuelve en la tercera línea. Ella fue una de las primeras en unirse al club cuando creó su sección femenina. «Lo que más me atrae del rugby son sus valores y el respeto que hay hacia todas las jugadoras y la figura del árbitro. Desde fuera puede parecer un deporte muy de contacto o agresivo pero cuando estás dentro te da la vida. Es una gran manera de descargar adrenalina».

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