El balón oval para cambiar al mundo
La internacional Patricia García dirige el proyecto 'Rugby libre' con el que impulsa una transformación social a través de los valores y la esencia de este deporte
Ella lo tiene claro, es una de sus máximas: con el rugby se puede hacer de este mundo un lugar mejor. Lo suscribe la capitana de las 'Leonas', Patricia García, integrante de la selección española absoluta desde hace una década, quien se ha propuesto hacer un placaje a la desigualdad y a la exclusión social a través de su deporte. Un proyecto que lleva por nombre 'Rugby Libre', que nació hace seis años y que ya ha recorrido zonas humildes y castigadas de Brasil, Chile y Marruecos, donde ha cambiado la vida de numerosas personas, dando fuerza y empoderando a las mujeres.
Ella misma descubrió el poder del balón oval con 18 años. Hasta entonces jugaba al fútbol en el equipo de su localidad, El Escorial, pero su amiga y compañera Irene Schiavon se empeñaba en que tenía que probar el rugby. Un día lo hizo, y en ese momento supo que aquello era lo suyo. Lo cogió con tantas ganas que pocos meses después ya estaba formando parte de la selección española que se proclamó campeona de Europa, mismo título que ha revalidado en 2019. También obtuvo el diploma olímpico en Río de Janeiro. Para Tokio no han conseguido el billete, pero las 'Leonas' confían en que una posible descalificación de Rusa por la polémica tras la manipulación de datos en relación al dopaje les abra una puerta.
Pero más allá de victorias y títulos, lo que más satisfacción le produce a la madrileña es poder contribuir a llevar a cabo una transformación a través de la educación, la pedagogía y el deporte. «En el rugby hay personas de todas las condiciones en un equipo, y prima sobre todo la configuración colectiva. Es lo más importante. En un partido se puede ver a 8 personas dejándose la piel solo para conseguir la posesión, que ni siquiera da puntos. También hay un respeto máximo al árbitro. Una esencia y unos valores que conectaron desde el principio conmigo, que me han hecho crecer como persona, y que veo que utilizando este deporte como herramienta y como objetivo la educación (posee la carrera de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte), puede producirse un impacto positivo en las personas».
Lo comprobó primero tras un entrenamiento en la Universidad Politécnica de Madrid. «Había chicas a las que el rugby les estaba cambiando, estaban adquiriendo una confianza que antes no tenían, y habían empezado a entenderse a sí mismas y a replantearse sus objetivos. Este deporte te hace ver que eres dueño de tu vida». Una experiencia tras la que decidió volcarse con los colectivos más desfavorecidos, fuera de nuestras fronteras, llegando a zonas castigadas donde nunca antes había entrado un balón oval, creando sinergias y espacios para compartir, dando valor a todas las capacidades de cada persona y ayudándoles a crecer individualmente y como colectivo, en contextos difíciles como la drogadicción, la prisión o con personas sin hogar.
Cárcel en Chile
Ese fue el caso de una cárcel en la Patagonia chileno-argentina, en Punta Arenas, o del sur de Marruecos, donde han impulsado la creación de un equipo femenino. «Nuestra única bandera es el deporte y los valores. Allí que una mujer sea la que eduque o haga las actividades tiene un gran impacto social, y es muy bonito. Hubo varios niños del pueblo, de unos 10 o 12 años, que vieron por primera vez a una mujer en pantalón corto y manga corta, después de haber pedido permiso, obviamente. Tampoco habían visto nunca que una chica le diera órdenes a un hombre, cómo ir al suelo o placar, técnicas que hago yo misma con ellos para enseñarles».
«En Marruecos gracias a nosotros hubo niños que vieron por primera vez a una mujer dando órdenes a un hombre, lo que tiene un gran impacto social»
Patricia confiesa a este periódico que nunca se ha encontrado con ninguna negativa por el hecho de ser mujer, y destaca como una de las experiencias más gratificantes la confesión de una niña de unos diez años, Micaela, en el norte de Chile, mientras estaban realizando con ella una entrevista para incluir en una serie documental que elaboran de cada gira. «No paraba de repetirnos que gracias al rugby se puede salir adelante. Nos contó que con su padre había tenido malas experiencias, sin darnos detalles, y que con nuestro paso y este deporte había cogido fuerza para salir adelante. Nos decía que lo contaba porque sabía que podía ayudar a otros niños en su situación».
Después de su estancia en cada uno de los lugares, García y su equipo llevan a cabo un programa de cooperación internacional, pasándole el testigo a personas o asociaciones locales que se comprometen a mantener e implantar este proyecto solidario, siempre bajo una supervisión y trabajo conjunto. En este 2020 la capitana de las 'Leonas' visitará Kenia. Además del apoyo del Consejo Superior de Deportes, también cuenta con el de la empresa que organiza el partido histórico que medirá a los All Black Classic y a la selección española masculina en el Wanda Metropolitano en mayo, y que destinará parte de los beneficios del evento a 'Rugby Libre' en esta aventura en África.
Una nueva edición que la madrileña compagina con sus entrenamientos y partidos en el Olímpico de Pozuelo, después de jugar en Francia, Nueva Zelanda y Japón, donde fue la primera española en su liga. También imparte charlas y jornadas de formación. Toda una emprendedora que no percibe que esté sacrificando su vida para mejorar la de los demás. «Esto me hace eternamente feliz. Puedo conocer otras culturas y a distintas personas que salen adelante con este deporte. Eso es algo mágico y fantástico».