La vizcaína que se mueve como pez en el agua
Yaiza Romero representa a España en el Europeo de Finlandia, tras colgarse la plata a nivel nacional
Lleva ligada al mar desde que nació. Una pasión que Yaiza Romero ha heredado de su padre, pescador, quien le acompaña a ella en sus salidas. Esta joven de Amorebieta también se dedica a coger peces, pero lo hace de otra manera, sumergida bajo el agua, en apnea. Vigente campeona de Bizkaia y Euskadi en pesca submarina, acaba de colgarse hace tan solo unos días, a sus 25 años, la medalla de plata en el Campeonato de España. Ahora va a por su primer podio a nivel internacional.
«Desde pequeña siempre he ido al mar. Empecé estando solo en el barco, luego ya me daba baños», relata. De ahí pasó a comprarse unas gafas y a probar a hacer snorkel. «Luego me atreví con las apneas y ya cogí un fusil de pesca submarina». Eso fue en 2016. Dos años más tarde se lo empezó a tomar más en serio y tras conseguir el bronce a nivel nacional, a finales del pasado julio, en Cádiz, subió de peldaño.
Instructora de buceo y con la carrera de Antropología, es la única mujer y la integrante más joven, del club Glaukos, una de las doce entidades que existe en toda Bizkaia de esta modalidad de pesca, que consiste en cazar peces con la ayuda de un fusil subacuático que contiene una gomas y una especie de ballesta. Es vital la puntería, pero también la estrategia y la concentración. «Aguantamos bajo el agua con nuestro propio aire. Tenemos que coger el mayor número de peces, pero siempre respetando, de manera sostenible. Para eso hay cupos diferentes dependiendo de la especie, y te van dando puntos si los vas cerrando. También por el peso y hay tallas mínimas», explica.
Su principal aspiración es lograr el oro en el Mundial que se celebrará en Laredo en 2023
En plena competición, tienen un tiempo y unas zonas delimitadas, que son compartidas entre hombres y mujeres. «Hace unos años nosotras teníamos las tallas de los peces más pequeñas, y nos daban zonas muy pobres. Pedimos que no hubiera distinciones y ahora mismo por suerte las condiciones son las mismas para todos». Eso hace que, por otra parte, crezca el número de adversarios. «Es un sálvese quien pueda y cuanto menos te vean lo que vas cogiendo, mejor».
A Romero lo que más le enganchó de todo esto es el hecho de «poder mimetizar con el mar». «Es un momento en el que desconectas de todo. A nivel deportivo, te hace superarte a ti mismo. En la caza van con armas más potentes y con perros. Aquí en el agua te tienes que adaptar al medio, no te queda otra».
Donación de las capturas
Todo lo que consiguen en las competiciones se dona a asuntos o a entidades benéficas. En Cádiz, las 23 capturas que le dieron como válidas a esta joven vizcaína fueron destinadas, junto al resto, a comedores sociales de la ciudad. Su buena recolección allí, unida a su trayectoria, corta pero muy fructífera, ha hecho que Romero haya sido seleccionada como una de las dos pescadoras titulares para representar a España en el I Campeonato Europeo de agua dulce que se celebra este fin de semana en Finlandia.
Pese a que la expedición nacional está más acostumbrada a desenvolverse en el mar, y a que el lago en el que se encuentran -Puruvesi, al este del país nórdico- presenta unas condiciones complicadas, la de Amorebieta se ha propuesto volver con medalla. «Llegué con esa idea pero ya veremos. Parece que ha caído una bomba, no hay casi pescado. Acostumbrada a sumergirme entre 8 o 10 metros, aquí estoy casi entre juncos, a unos 0,4, con poca visibilidad, y el agua muy turbia».
Esta será su primera experiencia internacional. Luego acudirá al Campeonato Euro-Africano, en Túnez, del 9 al 11 de septiembre. «Allí ya es en el mar, y en unas aguas mucho más conocidas, como el Mediterráneo», apunta. Y es que en estas competiciones tiene mucho ganado el que conoce bien la zona o se mueve en ambientes similares. Por ello Yaiza tiene marcado en rojo en el calendario el Mundial que se celebrará en Laredo en 2023. «Mi sueño es ser campeona del mundo. El año pasado lo consiguió otra española, Magdalena Sart, y ojalá pueda yo lograrlo. Es una oportunidad única».