El taekwondo femenino pasa a la clandestinidad para esquivar a los talibanes
Las afganas tiene prohibido practicar deporte, pero un grupo de mujeres del equipo nacional de este arte marcial entrena a escondidas, cambiando constantemente de lugar, con temor a ser descubiertas y sufrir un grave castigo
E. C.
Martes, 25 de enero 2022, 14:25
El veto de los talibanes a la práctica deportiva femenina ha obligado a un grupo de afganas del equipo nacional de taekwondo a pasar a la clandestinidad, algo que no ha debilitado su moral, acostumbradas a ir a contracorriente en una conservadora sociedad que busca relegarlas al hogar.
Es el caso de Farzana Frotan, para quien su participación en el Campeonato del Mundo de Taekwondo de 2015 o su medalla de oro en el Abierto internacional de Tayikistán de 2016 no le han servido para lograr una excepción de los talibanes, en el poder desde el pasado mes de agosto. «Hace poco soñaba con ser campeona, no solo en competiciones internacionales sino también en los Juegos Olímpicos, pero ahora me tengo que quedar en casa y ni siquiera puedo ir al club».
Junto al resto de sus compañeras, la deportista entrena uno o dos días a la semana en la clandestinidad y en lugares distintos, pese al temor a ser descubiertas, lo que acarrearía graves consecuencias. El entrenador del equipo nacional, Nematullah Habibi, explica que en una ocasión los talibanes llegaron poco después de que se hubieran marchado, y como represalia torturaron a su familia para saber el lugar en el que estaban ejercitándose. El propio Habibi padeció la intransigencia de los fundamentalistas cuando le revisaron el teléfono móvil en un puesto de control y descubrieron varios vídeos de sus pupilas entrenando. «Me golpearon a pesar de que les dije que esos vídeos eran antiguos», precisó.
Intolerancia familiar
Pero la represión talibán no es el único obstáculo al que se ha enfrentado este grupo de mujeres durante su carrera deportiva, víctimas desde muy jóvenes de la intolerancia hacia el deporte femenino que destila la tradicional sociedad afgana. Frotan relata que tuvo que soportar los reproches de su familia cuando les contó por primera vez que quería practicar taekwondo.
«Estaba enamorada de este deporte y veía a muchas atletas femeninas en la televisión. Me motivó a practicarlo, pero mis padres no estaban de acuerdo y me decían que el deporte no es adecuado para las niñas», recuerda ahora ya con 28 años. Esta disciplina cuenta con numerosos adeptos en Afganistán y aunque durante las últimas dos décadas ha brindado al país muchas medallas, su práctica aún es vista como algo exclusivamente masculino.
En el caso de Frotan, para lograr el beneplácito de sus padres les explicó que con el taekwondo podría defenderse de los abusos de los chicos, y asegura que obtuvo la aprobación total cuando demostró que era capaz de ayudar en casa a levantar paredes de ladrillo gracias a la fuerza que le otorgó la práctica deportiva.
Más allá del deporte
Además para la joven y sus compañeras, la práctica del taekwondo no está limitada al ámbito deportivo, sino que va más allá, y se extiende a otros ámbitos de sus vidas, como la educación. «El deporte, especialmente para las mujeres en Afganistán, es la clave para una vida feliz y saludable», afirma Husnia Sadat, otra integrante del equipo nacional, quien considera que para las afganas el deporte es igual de necesario que la educación o el trabajo, aportándoles energía y confianza ante nuevos retos.
Así Sadat compatibiliza el taekwondo con su carrera como activista social y periodista, mientras que Frotan ha estudiado varios grados, como Enfermería o Derecho y Diplomacia, y actualmente está cursando una licenciatura en Inglés. «El deporte me dio confianza y no me siento vulnerable como otras mujeres en Afganistán».
Por el momento, ni las propias deportistas, ni su entrenador, ni el personal de la Federación de Taekwondo de Afganistán encuentran una salida al problema de estas mujeres, que representan una pequeña parte de las miles que se han visto obligadas a abandonar la práctica deportiva en el país asiático. El técnico afirma que han intentado «muchas veces» reabrir los gimnasios para mujeres, pero lamentó que, tanto la propia federación como el comité olímpico «rechazaron la solicitud», argumentando que el deporte femenino había sido prohibido en el país.
El vicepresidente de la Federación de Taekwondo de Afganistán, Mohammad Javid Sidiqi, tampoco cree que el país vaya a permitir las competiciones de mujeres en el futuro, en vistas de lo sucedido en 1996, cuando los talibanes se hicieron con el control del país por primera vez y relegaron a las mujeres al interior del hogar.
Los talibanes ya prohibieron a una taekwondista paralímpica viajar a Japón con motivo de los Juegos Paralímpicos, según Sidiqi, que anotó que a él mismo le detuvieron «durante unas horas por facilitar el ingreso de mujeres deportistas a países extranjeros». Y eso que «el equipo femenino de taekwondo estaba bien posicionado para convertirse en campeón internacional», lamentó.