LOCOS AÑOS 20, ¡VENID A MÍ!

Voy a serles sincera: no tengo ni idea de qué escribir en esta columna. Echo un vistazo al panorama deportivo de estos días y siento una pereza infinita. No tengo fuerzas para volver a decir que las mujeres seguimos discriminadas en el mundo en general y en el deporte en particular. En las redes, la portada de un famoso periódico deportivo sobre la Supercopa hace explotar de indignación a cientos de personas que no soportan ver cómo los intereses económicos pisotean los derechos fundamentales. Se me revuelve el estómago.

Veo vídeos de mujeres periodistas que han ido a cubrir el evento y relatan que no pueden sentarse a comer junto a sus compañeros porque son hombres solteros y no me entra en la cabeza que alguien en su sano juicio decida celebrar un partido en un país que no cumpla con unos mínimos. Soy incapaz de seguir leyendo tuits, se me atragantan. No quiero escribir sobre esto. Busco otro tema.

Pienso en el hastag #boikotTeruel y en cómo la caverna empuja siempre a los más débiles para conseguir lo que quieren. Nos parecemos la España vaciada y las mujeres. El sistema se aprovecha de sus ventajas, nos arrebata lo que nos pertenece e intenta por todos los medios sacar ventaja, Soy de Teruel, sé de lo que hablo; sentirte pequeña e inexistente, silenciada por los más fuertes... No tengo ánimo para escribir sobre esto tampoco. ¿Y de qué quieres escribir entonces, alma cántara?

¡Pues yo que sé! ¡Me gustaría poner el foco en los locos años 20! En que estamos en un siglo XXI que ha cumplido con creces la mayoría de edad y no podemos más con el cansancio de exigir a todas horas nuestros derechos. Me gustaría escribir de la libertad, del placer, de como nuestros cuerpo pueden disfrutar de la vida, el baile, el deporte....

Me gustaría no sentirme pequeña y marginada, me gustaría no sentir esa complacencia cuando las «chicas» juegan en San Mamés. Me gustaría no tener que apuntillar siempre que estamos en desigualdad de condiciones, que no partimos del mismo punto de salida. Me gustaría que subiésemos el volumen de la música y que bailásemos al son que nos de la gana.

Que el mundo fuera un lugar seguro donde poder desmelenarnos cuando quisiéramos y donde los grandes no se comiesen a las pequeñas. Me gustaría que los hombres de mi alrededor no pensaran en mí como un ser humano de segunda categoría, que entendiesen, que sintiesen, de una vez por todas que soy una PERSONA.

Me gustaría que todos mis pensamiento machistas se disolvieran, saliesen de mi cuerpo y no me impidieran ocupar el lugar que me pertenece. Me gustaría que el juego perverso que nos dice que somos competencia entre nosotras se diluyese en los charcos y me permitiera caminar junto a mis amigas, vecinas, hermanas...

Me gustaría que los felices años 20 fueran una realidad llena de oportunidades para todo el mundo y que los que están apretando desde arriba tuvieran un golpe de suerte y, de repente, se dieran cuenta de lo ridículo que resulta que no estemos en las mismas condiciones. Me gustaría que la Supercopa masculina se jugara en Salamanca y que, como #TeruelExiste las que recibimos presiones para ir en nuestra contra nos rebelemos más.