Desescalada
Estamos viendo con desaliento cómo el deporte femenino no va a salir del desconfinamiento a la vez que el de los señores
¡Bienvenidas a la era del desconfinamiento! Comienza la mitad de la primera fase que en Euskadi es la fase 0,5 que, en realidad, es la segunda fase y que nos llevará directamente al a tomARPOVermuts en terrazas. Perdónenme, pero es que no me entero de nada. Vivo con miedo a sacar la basura en horario infantil y lloro por las esquinas porque la única opción que tengo de volver a nadar estos días es en la ría y no debo de tener tantas ganas porque solo pensarlo me pica todo el cuerpo.
Estoy cansada de estar encerrada y a la vez siento una pereza infinita cada vez que tengo que salir a la calle. El paisaje me parece desolador, la distancia social kilométrica y los ojillos que dejan ver las mascarillas parecen más pequeños y tristes de lo habitual. Siento una sensación en el cuerpo de ir cargada con 30 mochilas llenas de piedras. Como si fuese arrastrando todo el miedo, el enfado, la impaciencia. Todo sobre mis hombros me pesa en la espalda y no es que no esté fuerte ¿eh?, que tengo los músculos mejor que nunca.
Confieso que he sido una de las miles de personas que se ha enganchado a las rutinas indoor. Cada día hago 'click' en el calendario de María Martínez y me entrego a lo que toque: tonificar, musculación, cardio, yoga, etc, ¡lo que me echen! ¡La semana pasada me descubrí buscando mancuernas en Internet! (Quién me ha visto y quién me ve) Y sí, lo han adivinado, están agotadas como en su día estuvo el papel higiénico o la levadura.
Somos muchas las que hemos querido dedicar un rato de este encierro mundial a estar con nuestro cuerpo, la intimidad de casa te libera de la vergüenza del comienzo en el gimnasio. Tú, tu televisión y María exclamando desde la pantalla: '¡Guapíiiisima, tú puedes!' Nadie ve cuando te equivocas, ni que tienes que parar a mitad de ejercicio, así que poco a poco, a la vez que los abdominales se calientan, va subiendo la confianza en una misma y un día cualquiera te sorprendes a ti misma sonriendo al oír "¡dame una más, guapísima!".
Y aunque en nuestras casa el deporte sube como la espuma, en el exterior vemos con desaliento que el deporte femenino no va a salir del desconfinamiento a la vez que el de los señores.
¡SORPRESA!
La tristemente famosa Ley del Deporte de 1990 no contempla a ningún equipo femenino, de ningún deporte, como profesional. Ninguno. CERO. Que no nos sorprenda no le quita ni un ápice de injusticia. Esta pandemia pone de relieve, una vez más, la situación de desigualdad que viven nuestras deportistas profesionales. No pueden utilizar las instalaciones, no pueden entrenar, no pueden reanudar sus ligas.
¿No les parece que estamos perdiendo una oportunidad de oro de hacer las cosas de manera distinta? ¿No creen que ahora que empezamos de cero no podríamos salir todos desde la misma línea de meta? ¿No les parece muyyy loco que los 'futbolistos' tengan todo su plan bien trazado y las futbolistas sigan confinadas en su casa abonadas a los tutoriales de María?
Miren, ¡que estoy muy harta! ¡Estoy muyy harta! Igual tendríamos que alargar el confinamiento hasta que nos pongamos de acuerdo en cosas muy básicas como que todas y cada una de las personas que habitamos en este planeta merecemos tener los mismos derechos.
Les dejo que se lo piensen, que es casi la una y yo a la una siempre me tomo una cervecita...